Hace 500 años, el explorador portugués Fernando de Magallanes recibió el encargo del rey Carlos I de España de embarcarse en una expedición en busca de las «islas de las Especias». Una odisea por los confines del mundo que cambió la historia y el curso de la navegación marítima. Así es como, gracias a esta aventura, conocemos hoy en día uno de los lugares con más misticismo: la isla de Negros Occidental, en Filipinas, o como todos la llaman, Sugarlandia, uno de esos destinos que quienes lo visitan afirman que «es un lugar donde los sentidos se intensifican y la mente es libre».
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En el corazón de esta tierra se encuentra el volcán en activo Monte Kanlaon y a sus pies, las tierras donde se cultiva una caña de azúcar muy especial. Se llama caña morada y es una variedad originaria de Filipinas que produce lo que se conoce localmente como «oro negro». Tras triturarse en viejos molinos victorianos, sus melazas fermentan antes de destilarse en un alambique y dar lugar a un néctar de color ámbar que envejece durante siete años en barricas de roble americano.
El fruto de todo ello se llama ron Don Papa (donpaparum.com) y tiene toques de vainilla, miel y fruta caramelizada. Este ron especial figura entre los mejores del mundo y es el único que se hace en el sureste asiático, a diferencia del resto, que se elaboran, en su mayoría, en Sudamérica. Bajo las faldas del Kanlaon está la espectacular fábrica de Don Papa, que se puede visitar en tours en inglés y conocer así todos los secretos de este enigmático ron.
Una de sus variedades, Don Papa Gayuma, que significa «poción de amor», rinde homenaje a unos rituales realizados antiguamente por los chamanes en la isla. El homónimo de este ron, Don Papa, está inspirado en el héroe anónimo y místico Papa Isio, quien fue una de las figuras principales de la revolución filipina de finales del siglo XIX. Inicialmente formando parte como capataz en una plantación de azúcar, su liderazgo y coraje jugaron un papel fundamental en la liberación de la isla de Negros del dominio español.
SANTIAGO DE CUBA Y CÁRDENAS, CUBA
Al comenzar el siglo XX, Cuba era el mejor país de Latinoamérica para emprender. Al este de la isla, la ciudad de Santiago de Cuba ofrecía un ecosistema perfecto para la producción de ron, su bebida más conocida a nivel internacional. Tanto es así, que el paisaje caribeño no sería igual sin un mojito y un daiquiri, dos de los cócteles más habituales de cualquier bar cubano.
El encanto de la isla, su animada vida nocturna y su arquitectura art decó convirtieron a Cuba en «el París de las Américas». Entre los años 30 y 50, la Ley seca le hizo el destino más popular para los turistas estadounidenses. Por aquel entonces, Santiago vivió una de sus épocas más esplendorosas a nivel comercial y turístico gracias a las plantaciones de la caña de azúcar. Es en sus calles, en el año 1872, donde los catalanes Benjamín y Eduardo Camp, junto a Evaristo Álvarez, crearon Ron Matusalem (matusalem.com). Cuenta su historia, que poco tiempo después de fundar la fábrica, bandadas de golondrinas la sobrevolaban e incluso anidaban en ella, por lo que se convirtió en su símbolo. Durante esta edad dorada, Matusalem fue el ron oscuro más popular y el compañero perfecto para disfrutar del espíritu de la isla. Actualmente, en manos de la quinta generación de la familia Álvarez, cumplen 150 años, y elaboran sus rones desde República Dominicana.
Seis excursiones que no te puedes perder desde La Habana
Pero Cuba, como principal distribuidor de ron del mundo, cuenta con más destinos para descubrir los secretos de este destilado. En el extremo opuesto del país, en Cárdenas, se produce otra de las grandes casas roneras, Havana Club (havana-club.com), fundada en 1878 por el español José Arechabala, de Vizcaya, y nacionalizada como marca cubana en 1960, después de la Revolución. Junto a la plaza de San Francisco de Asís de La Habana está su museo (havanaclubmuseum.com), que ofrece diferentes experiencias para profundizar en la cultura cubana, conocer su proceso de fabricación y, sobre todo, degustarlo en su coctelería (10 €). Aunque para hacer una verdadera cata, hay que seguir los consejos del escritor Ernest Hemingway: «Mi mojito en La Bodeguita (Empredrado, 207), mi daiquiri en el Floridita (Obispo, 557)».
SAN PEDRO DE MACORÍS Y PUERTO PLATA, REPÚBLICA DOMINICANA
Continuando la ruta del ron, es obligada la visita a la ciudad de San Pedro de Macorís, al sureste del país, a unos 75 kilómetros de la capital y a 100 de Punta Cana, la zona más turística. Allí se encuentra el Centro Histórico Ron Barceló (ronbarcelo.com), la antigua destilería fundada en 1930 por los hermanos españoles Julián y Andrés Barceló, que ofrece de lunes a viernes dos tours: Añejo Experience (15 €) e Imperial Experiences (24 €), para conocer su proceso de su elaboración, desde la extracción de la caña de azúcar hasta el embotellamiento pasando por la destilación y el envejecimiento. Además, se pueden degustar varios tipos de ron con la ayuda de un maestro ronero.
Más al norte, en Puerto Plata, el punto donde los vientos alisios tocan tierra, podemos descubrir la historia de héroes nacionales y piedras preciosas. Presidido por la fortaleza de San Felipe, construida por los españoles en el siglo XVI y que actualmente es museo de la historia militar, es una ciudad conocida por sus lujosos resorts, y sus playas donde practicar surf. Es aquí donde se produce otro conocido ron, Brugal (brugal-rum.com), fundado en 1888, cuando el emigrante catalán Andrés Brugal Montaner construyó allí su destilería. Actualmente convertida en el Brugal Rum Center (Av. Manolo T. Justo), hoy solo añejan en ella el ron y ofrecen visitas a petición.
SAN JUAN, PUERTO RICO
El Viejo San Juan es un auténtico museo al aire libre en cuyas calles adoquinadas se descubre la historia de este pequeño país. Pero hay que acercarse al pueblo de Cataño, dentro de su área metropolitana, para conocer la destilería de ron más grande el mundo, Casa Bacardí (bacardi.com). Rodeada de palmeras y a orillas de la bahía de San Juan, en esta fábrica construida en 1958 en un espacio de 51 hectáreas, se realizan visitas guiadas en español para conocer la historia de la familia Bacardí y de su icónico murciélago, y realizar una cata de sus clásicos cócteles, como el Cuba Libre.
Y para una inmersión completa, también ofrecen otras experiencias (desde 30 €), desde una visita con paseo en tranvía y cata de ron maridado con chocolate, hasta clases de mixología para aprender trucos y habilidades y crear un auténtico mojito o piña colada. También el campus de Casa Bacardí dispone de espacios para eventos o celebraciones especiales.
ARUCAS, GRAN CANARIA
Pero no hay que irse a Asia o a las Américas para visitar un destino que produce un buen ron. Al norte de Gran Canaria, en Arucas, una de las ciudades con uno de los patrimonios más importantes de la isla, se comercializa, desde 1884, Arehucas (arehucas.es). La conocida como ciudad de las flores, cuenta desde el siglo XV con la principal área de cultivo de caña de azúcar. Durante la visita a su fábrica (Era de San Pedro, 2), permite conocer el proceso de elaboración de sus rones y una de las bodegas más antiguas de Europa de esta bebida, compuesta por 4308 barricas de roble americano (6 €). También ofrecen una degustación de una selección de su amplia variedad de rones y licores.
Después habrá que dejar tiempo para descubrir los otros atractivos de Arehucas, como la parroquia de San Juan Bautista, la colorida calle León y Castillo y el Parque de Arucas, donde hay un duende en un árbol que se dice que, si le tocas la nariz, te traerá buena suerte.