,type=downsize)
Día 1
07h paseo por el muro de san lorenzo
Hay que hacer el esfuerzo de madrugar, porque la recompensa merece la pena. No solo por la luz espectacular que deja el amanecer sobre la bahía de Gijón , sino también porque es una bonita manera de ver cómo se despereza la ciudad: los primeros paseantes, los pescadores con los barcos cargados de calamar, los bañistas que no perdonan su chapuzón mañanero… Después, claro, debe seguir un buen desayuno. En versión salada (esos pinchos enormes de pollo, carne guisada, tortilla…) o en la modalidad dulce a la que son adictos los gijonenses (nadie puede irse sin probar charlotas, casadielles, princesitas y otras tentadoras delicias). Existe hasta una ruta llamada “Gijón goloso” a través de sus mejores confiterías.
© Shutterstock09h un poco de aventura
Así, con las pilas cargadas, conviene hacer algo de turismo activo, para lo que hay un sinfín de opciones, la mayoría de ellas en el mar. Desde un bautismo de surf hasta un curso de vela, pasando por la aventura del kayak, las motos de agua o el flyboard. Quienes no aman la adrenalina podrán, simplemente, pasear por la playa de San Lorenzo, icono por excelencia de la ciudad, y conocer la famosa Escalerona.
11h Cimadevilla
La esencia marinera de Gijón se condensa en este distrito, una suerte de península que separa al arenal anterior de la playa de Poniente, más calmada y familiar. Hay que perderse por Cimadevilla para descubrir la iglesia de San Pedro, las antiguas termas romanas y el majestuoso palacio de Revillagigedo. También para maravillarse con los pórticos de la plaza Mayor, la historia de La Tabacalera y la Casa Natal de Jovellanos, hijo predilecto de la ciudad. Un personaje al que se podrá ver (virtualmente) si se hace una ruta de realidad aumentada para descubrir la historia y la idiosincrasia gijonesa a través de aspectos sensoriales.
© Gonzalo Azumendi
© Gonzalo Azumendi14h de sidras
Cimadevilla, además de barrio pesquero, es el exponente de la sidra. Y puesto que es buena hora, habrá que tomarse un “culín”, ya sea en la Cuesta del Cholo, donde los jóvenes se congregan en plena calle, o al abrigo de las sidrerías de dos de las plazas principales: la Mayor y la del Periodista Arturo Arias (más conocida como El Lavaderu). Entre “botellinas” y pinchos se acaba apurando el almuerzo.
17h paseo en barco
Con buen tiempo, un plan estupendo es salir al mar para contemplar la costa asturiana desde otra perspectiva. Empresas como Promociones Náutico Pesqueras Proastur y Náutica Costa Verde ofrecen travesías de dos, cuatro u ocho horas en las que descubrir calas y acantilados, darte un baño en aguas abiertas y pescar la propia cena.
19h elogio del horizonte
Si el clima no permite navegar, nada mejor que subir al atardecer a lo más alto del parque del cerro de Santa Catalina. Aquí encontraremos otro gran emblema de Gijón: Elogio del Horizonte, la colosal escultura del artista Eduardo Chillida que se yergue imponente sobre el mar. Ella y el resto de las obras escultóricas (La Madre del Emigrante, Andarín, Homenaje a Galileo Galilei…) convierten a esta ciudad en un verdadero museo al aire libre. Después habrá que caminar hasta el puerto para rematar el día con una rica cena en alguno de sus numerosos restaurantes.
© GettyImagesTop 5
- Exprimir todas las posibilidades de la playa de San Lorenzo : divisarla desde el muro, pasear por el arenal, darse un chapuzón...
- Empaparse del encanto marinero de Cimadevilla y después probar una sidra, la bebida asturiana por excelencia.
- Aprovechar el buen tiempo para dar un paseo en barco y divisar la ciudad desde el mar.
- Hacer una ruta verde, a pie o en bicicleta, para saltar del asfalto al aire puro.
- Aprender sobre la historia y la cultura de Gijón en la Universidad Laboral y en el Museo de la Ciudadela de Celestino Solar.
Día 2
10h excursión al campo
Así como el primer día disfrutamos del mar, hoy lo haremos de la naturaleza. Para ello está la red de sendas verdes que parten del mismo centro y conducen, a pie o en bicicleta, hacia los prados donde las vacas pastan plácidamente. Proponemos la Senda de Llorea-La Ñora, encajonada entre bosques, o la Senda del Peñafrancia, a la orilla del río del mismo nombre.
© GettyImages12h ciudad de la cultura
Si escogemos esta última, pasaremos por Cabueñes (a tres kilómetros del núcleo urbano), donde se ubica la Universidad Laboral, que acoge la Ciudad de la Cultura. Un conjunto de proporciones descomunales inspirado en El Escorial y con la torre más alta de Asturias. A cinco minutos aguarda el Jardín Botánico del Atlántico, con auténticas joyas naturales. Entre ellas, el Monumento Natural La Carbayera de El Tragamón, con árboles de 400 años.
14h homenaje gastronómico
Claro, no podemos abandonar la ciudad sin constatar la calidad culinaria de Gijón, que va más allá de la fabada, el pote y el cachopo. Para ello hay todo un rosario de establecimientos en los que comer bien, desde las espichas y los llagares (donde degustar los platos más típicos regados, por supuesto, con sidra) hasta el estrellado restaurante Auga, de Gonzalo Pañeda.
© Gonzalo Azumendi
© Gonzalo Azumendi17h museo de la ciudadela
Una opción interesante es la de conocer lo que fuera un vecindario obrero de finales del siglo xix, con sus viviendas precarias instaladas en los patios y ocultas a la vista desde la calle. Recientemente renovada, la Ciudadela de Celestino Solar es hoy un museo que relata este episodio del pasado industrial de Gijón.
20h ruta temática
Si aún quedan fuerzas, el viaje puede tener un buen colofón con un último recorrido por la ciudad, pero desde una perspectiva concreta (el cine, la literatura, el arte, la historia…). Para ello hay una docena de rutas temáticas ideadas para descubrir nuevos secretos de Gijón por cuenta propia y a paso lento a través de un folleto disponible en la oficina de turismo.
© Gonzalo AzumendiGuía práctica
Guía práctica
© GettyImages
