El Ilusión Brussels y otros museos para niños
Aquí nada es lo que parece. Desde principios de mes lleva abierto el nuevo Illusion Brussels (illusionbrussels.be), 700 m2 dedicados a las ilusiones ópticas con salas interactivas, juegos y tecnología que harán de la visita un espectáculo. No te preocupes si ya has visitado otros así, muchas de las ilusiones que encontraréis en él no se han exhibido en ningún otro museo del mundo. Otras opciones interesantes son el Museo de los Niños (museedesenfants.be), un espacio centrado en el juego donde encontrarán objetos habituales diseñados a su medida o el del Juguete.
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Un paseo por los parques de la capital más verde
Bruselas está considerada una de las ciudades más verdes de Europa, con un amplísimo porcentaje de su territorio conformado por parques, jardines y espacios naturales que son casi de obligada visita en una escapada a Bruselas. Entre los mejores para los niños están el parque George Henri, con zonas de arena, escalada y toboganes; el de Rouge-Cloître, con barco pirata y tirolinas; o el del Cincuentenario, uno de los más conocidos de la ciudad. En él se encuentra Autoworld (autoworld.be), para amantes de los coches.
Para golosos: disfrutar del chocolate
Bélgica es el país del chocolate y a la capital no podía faltarle un museo dedicado a él (choco-story-brussels.be). Aprender cómo se cultiva en árbol del cacao, cómo su semilla se transforma en chocolate, ver cómo un maestro chocolatero elabora deliciosos dulces delante de tus ojos y, por supuesto, degustarlo son algunas de las experiencias que viviréis en él. Como seguro saldréis de allí con ganas de traer chocolate a España de vuelta de la escapada, buenas direcciones para comprar son: Maison Dandoy (maisondandoy.com), en la rue au Berrue, una pequeña calle que sale de la Grand Place y en la que hay unas cuantas chocolaterías en pocos metros. Y también junto a la Grand Place, Neuhaus (neuhauschocolates.com), del inventor del praliné.
Meterte en un átomo gigante: Atomium
Todo un símbolo de la ciudad, el Atomium (atomium.be) se diseñó como pabellón principal de la Exposición Universal de Bruselas de 1958. Un átomo de hierro gigante aumentado miles de veces –mide 102 metros de altura– en cuyas esferas, conectadas por túneles en su interior con escaleras mecánicas, esperan exposiciones, un restaurante o un mirador. Las vistas son de diez.
Por Mini-Europe cual gigante Gulliver
Junto al Atomium se encuentra Mini-Europe (minieurope.com/es), un parque donde podéis descubrir un montón de monumentos de Europa en versión reducida. Bonsáis y árboles enanos sirven de marco natural a este paseo por lugares perfectamente reproducidos a escala de los países de la Unión Europea y el Reino Unido, muchos de ellos con animación. El Vesubio en erupción, los molinos de Países Bajos, la Fontana di Trevi, la torre Eiffel, el Big Ben…, los pequeños podrán descubrir Europa en un divertido paseo. ¿Y de España? La catedral de Santiago, El Escorial, los molinos de viento de Campo de Criptana, la plaza de toros de Sevilla o el monumento a Colón de Barcelona han sido los elegidos.
Por la Grand Place, la plaza más hermosa del mundo
Al escritor Víctor Hugo se debe el calificativo de la plaza más bella del mundo, en el corazón del centro histórico de la ciudad. Una belleza que, junto a sus joyas arquitectónicas, que van del gótico al barroco, la han hecho merecedora del título de Patrimonio de la Humanidad. Una vez admirada –siempre llena de gente y de vida– podéis invitarles a merendar un gofre, otro de esos famosos dulces de la ciudad, en Maison Dandoy (maisondandoy.com), en la rua au Beurre, junto a la plaza, o aprovechar para probar sus famosos speculos (espéculos), unas galletas que elaboran con la misma receta, de manera tradicional, desde hace más de un siglo.
En busca de los meones más famosos
Hay que estar realmente atentos porque los 50 centímetros que mide la escultura más famosa de Bruselas -el Manneken Pis- hacen que, salvo por la marabunta de gente que se acumula frente a él, pase realmente desapercibido. Un niño desnudo, orinando desde lo alto de una pileta de una fuente, ubicado a 5 minutos andando de la Grand Place. Su vestuario, compuesto por más de 700 trajes, es la envidia de cualquier fashionista. Y es que, desde el siglo XVII, se los regalan mandatarios de los diferentes países que visitan la ciudad. No es el único meón que los niños pueden descubrir, a unos 8 minutos andando encontramos Zinneke Pis (rue des Chartreux, 35) otro en versión canina, y, más o menos a la misma distancia, Jeanneke Pis, la versión femenina, también esculpida en bronce.
Sigue la Ruta del Cómic y remátala en el Museo Belga del Cómic
Para niños y adultos, la Ruta del Cómic se ha convertido en uno de los imprescindibles que ver en la ciudad de Bruselas. Las fachadas se llenan de animación y color gracias a los murales dedicados a personajes como Tintín, el galo Astérix, los hermanos Dalton o los pequeños Pitufos, que trepan por las paredes de todos los barrios de la ciudad descubriendo algunos lugares más alejados del siempre turístico centro. Y si queréis más podéis visitar el Museo Belga del Cómic (comicscenter.net), dedicado a homenajear a los creadores del conocido como noveno arte.
Bruselas en bicicleta
Otra forma divertida de conocer la ciudad es alquilar una bici. Es cierto que aquí no son tan populares como en Ámsterdam pero también se utilizan frecuentemente. Bruselas cuenta con muchos carriles bici y sus parques de gran extensión son ideales para recorrerlos en este medio de transporte. Las podéis alquilar por horas con Blue Bike (blue-bike.be/en) o Villo (villo.be/en), las más utilizadas por los locales, aunque harán un cargo en tu cuenta que se devolverá pasadas dos semanas si la bici está en buen estado.
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Alarga la escapada a Brujas y Gante
Solo 56 kilómetros separan las ciudades de Bruselas y Gante, lo que supone una escapada perfecta para alargar al menos un día la estancia. Una ciudad pequeña, acogedora y bella como pocas en Europa. Es la auténtica ciudad de cuento, medieval –con castillo incluido–, donde dar un paseo en barca por las aguas de los ríos Escalda y Lys. Siguiendo por la misma carretera que lleva de Bruselas a Gante, 51 kilómetros más allá, está Brujas, al que habrá que dedicar algún día más. Rivales en belleza, ambas forman unos de los conjuntos medievales mejor conservados de toda Europa.
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