La Ciudad Eterna, según Google Maps, está a 1959 kilómetros de Madrid, a unas 20 horas en coche. Pero cerca de la capital de España, a menos de 200 kilómetros, hay diez espectaculares restos de la presencia romana en nuestro país: acueductos, calzadas, mansiones, colegios, fuentes monumentales, mosaicos gigantes…, incluso casas colgadas, 1500 años más antiguas que las de Cuenca.
EL ACUEDUCTO DE SEGOVIA Y SU ORIGEN
Todo el mundo conoce la parte monumental del Acueducto de Segovia, esa obra fabulosa de 167 arcos y 20.400 sillares de granito que sobrevuela la plaza del Azoguejo durante 776 metros. Pero poca gente sabe que, en realidad, mide muchísimo más: 16.186 metros. ¿Y eso? Pues porque nace en la sierra de Guadarrama y, hasta llegar a la ciudad, donde levanta el vuelo, va pegado a tierra, como cualquier canal. De hecho, aún se puede ver el azud o presa romana de la que captaba sus aguas, en el valle del río Frío, caminando un par de horas (ida y vuelta) desde el embalse de Puente Alta, cerca de Revenga. Todo sobre el Acueducto, en turismodesegovia.com.
Segovia desde un globo y otros planes diferentes en la ciudad
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CALZADAS DE LA FUENFRÍA
En plural, porque dos las calzadas del valle de la Fuenfría, en el municipio madrileño de Cercedilla: la romana, que después de tanto tiempo parece una simple vereda de vacas, porque no conserva el empedrado; y la borbónica, que fue construida en el siglo XVIII muy cerca de la anterior, incluso sobre ella, con puentes y con un pavimento en condiciones para que los reyes pudieran desplazarse como tales a su nuevo palacio de La Granja, situado en la otra vertiente de la sierra de Guadarrama, la segoviana. Se pueden seguir a pie las dos calzadas, una para subir al puerto de la Fuenfría y otra para bajar, haciendo una ruta circular sencilla de un par de horas, apta para personas de toda edad y condición física, incluso para gente poco acostumbrada a andar por el monte, pues ambas están bien indicadas con marcas de pintura (verdes, la romana; blancas, la borbónica). En el kilómetro 2 de la carretera M-966, en Cercedilla, hay un centro de visitantes donde dan las indicaciones oportunas para recorrerlas.
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COMPLUTUM, LA ALCALÁ DE HENARES ROMANA
La magia del cine convirtió Alcalá de Henares en Metapontum, una ciudad en la que Espartaco entraba triunfante por la puerta de Madrid, que era y es neoclásica, del siglo XVIII, para más señas. El director Stanley Kubrick hizo borrar de la escena la Catedral Magistral, que se veía detrás, e tutti contenti. Pero Alcalá, sin necesidad de retocar nada, fue en su día Complutum, una urbe romana grandecita, de unas 50 hectáreas, asentada en la fértil vega del Henares, a la vera de la calzada Mérida-Zaragoza, donde los señores vivían en mansiones decoradas con magníficos mosaicos y pinturas y llevaban a sus hijos a una schola con más mosaicos, termas y en el jardín, pelícanos importados de Oriente. Todo esto puede verse visitando el yacimiento de Complutum (complutum.com) y el Museo Arqueológico Regional (museoarqueologicoregional.org), que también está en Alcalá.
AUGE Y SILENCIO DE SEGÓBRIGA
Era la ciudad romana más pujante de la Meseta Sur de la Península ibérica: tenía un circo para carreras de cuadrigas, un teatro capaz para 2000 espectadores, un estadio para 5500, dos termas… El vendaval de la historia la silenció. Pero no la borró. Dejó sus magníficos edificios vacíos en mitad del campo sin límites, y hoy casi sin gente, de La Mancha conquense. Una imagen sobrecogedora: los vecinos de Saelices, la población actual más cercana, a cuatro kilómetros del recinto arqueológico, cabrían hoy cómodos en el anfiteatro, ocupando 11 localidades cada uno. (cultura.castillalamancha.es).
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VILLA DE ALMENARA-PURAS: «BEATUS ILLE»
A 137 kilómetros de Madrid, entre los términos vallisoletanos de Almenara de Adaja y Puras, se hallan las ruinas de un casa campestre de 2500 metros cuadrados distribuidos en 30 estancias, con termas, patios ajardinados y salones tapizados de mosaicos, en la que algún latifundista hispano hizo realidad el ideal de Horacio: «Dichoso aquel que, lejos de los negocios, como la antigua raza de los hombres, dedica su tiempo a trabajar los campos paternos con los bueyes, libre de toda deuda...» (Beatus ille). Lo llamativo es que semejante casa se construyera y habitara, no en tiempos de Horacio (siglo I antes de Cristo), sino en las postrimerías del Imperio, cinco centurias después. Es algo que solo puede explicarse por la calma que reinaba entonces en estos confines occidentales del orbe romano. Todo esto se cuenta en el Museo de las Villas Romanas, junto a las ruinas (tel. 983 62 60 36) y en provinciadevalladolid.com
VALERIA Y SUS CASAS COLGADAS
Además de un nombre estupendo, digno de una emperatriz, la población conquense de Valeria conserva las espléndidas ruinas de la ciudad homónima romana, la que fundó el procónsul Cayo Valerio Flaco hacia el 90 antes de Cristo. Lo más impresionante que había en Valeria era una fuente de 105 metros de longitud, alimentada por cuatro aljibes de 30 de largo por cuatro de ancho, que dicen que fue la mayor del imperio. Y lo más curioso que hay son los restos de un conjunto de viviendas rupestres, excavadas en la pura roca y con signos evidentes de haber estado voladas sobre la hoz del río Gritos. Es decir, como las famosas Casas Colgadas de Cuenca, con la diferencia de que estas fueron construidas, como poco, 1500 años antes (valeriaromana.es).
PARQUE ARQUEOLÓGICO DE CARRANQUE
En 1983, Samuel López, un vecino del pueblo toledano de Carranque, estaba arando a orillas del Guadarrama, cuando se tropezó con un mosaico. Y en el mosaico, con un texto en latín que decía: «Usa felizmente, Materno, esta habitación». Había descubierto una villa romana de finales del siglo IV. En realidad, mucho más que una villa. Junto a la casa de Materno, salió a la luz un mausoleo; y, al norte del yacimiento, un palacio con mármoles de 40 lugares distintos del imperio: lujos y grandezas que han hecho pensar a más de uno que esta pudo ser la legendaria Titulcia, cruce de calzadas y centro de la Hispania romana, que se perdió en la marea de la barbarie como agua en el agua (cultura.castillalamancha.es).
TIERMES, LA POMPEYA ESPAÑOLA
No hay en España rincón más solitario que la esquina suroccidental de Soria, donde esta provincia se toca con las de Segovia y Guadalajara. En estos páramos y barrancos colorados solo viven 0,5 habitantes por kilómetro cuadrado, menos que en Siberia. ¡Y pensar que en su día aquí bullía la ciudad celtíbera de Tiermes, aquella que los romanos conquistaron en el año 98 antes de Cristo y convirtieron en la Pompeya española, una animada urbe con teatro, piscinas climatizadas y mansiones de hasta 35 habitaciones! Antes de visitar sus fabulosas ruinas, se debe consultar museodetiermes.es
ERCAVICA, «POTENS ET NOBILIS CIVITAS»
Sobre el cerro de Santaver, a cinco kilómetros del pueblo conquense de Cañaveruelas, afloran los restos de la que fue, según Tito Livio, una «potens et nobilis civitas» celtíbera. Y luego romana, claro. Dos zonas del yacimiento destacan por su vistosidad. Una es el área de domus o viviendas, donde brilla, con su patio de columnas, la del Médico, así llamada por haberse exhumado en ella diversos instrumentos quirúrgicos y un anillo con el símbolo de los discípulos de Esculapio. Y la otra, el foro o plaza mayor, que aparece rodeado por las típicas tabernae (tiendas), basílica (juzgados) y curia (ayuntamiento), y apoyado en su flanco oriental sobre un criptopórtico monumental, desde el que se domina un soberbio panorama, colgado como está a 108 metros de altura sobre el embalse de Buendía (cultura.castillalamancha.es).
EL MOSAICO GIGANTE DE NOHEDA
Bienvenidos a la España vacía, a las estremecedoras y bellísimas soledades de la Alcarria conquense. Yendo de Cuenca a Guadalajara por la N-320, se rebasa la minúscula aldea de Noheda (17 habitantes) y, medio kilómetro después, al otro lado de un trigal, aparece como un espejismo un flamante edificio de aluminio, madera y cristal que cobija los restos de una opulenta villa romana, pavimentada con el mayor mosaico figurativo del Imperio. Solo el salón (triclinium) medía 291 metros cuadrados y estaba decorado con mosaicos dignos del palacio de un emperador. Un inmenso tesoro descubierto no hace mucho –abierto al público hace tres años–, que es la enésima maravilla romana de Cuenca. Esta es la España vacía, sí, pero era la Hispania abarrotada. De gente y de denarios. Localización, horarios y reservas, en cultura.castillalamancha.es