Gracias a Hollywood, son muchos los que sueñan con hacer la Ruta 66, declarada patrimonio nacional. Un recorrido para los amantes de la carretera, de los Cadillac, Mustang y Harleys de época, del estilo norteamericano de los años 50, de las cafeterías donde sirven hamburguesas enormes, carteles con luces de neón de hospitalarios moteles y de las películas de vaqueros. Este itinerario, abandonado a su suerte en 1985 tras la construcción de la Interestatal 40, conserva hoy en día un gran atractivo turístico e histórico. Comienza en Illinois y termina en el muelle de Santa Mónica, en California, cruzando los estados de Misuri, Kansas, Oklahoma, Texas, Nuevo México y Arizona.
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SAINT LOUIS, LA PARADA PARA LOS AMANTES DE LOS COCHES
La fuente The Buckingham Fountain es el punto de partida de esta carretera de ensueño. Tras detenernos en Pontiac, Illinois, para contemplar sus inmensos murales dedicados a la Ruta 66, en Saint Louis encontramos varios lugares interesantes, empezando por Mustang Corral de Edwardsville, parada obligatoria para conocerlo todo sobre esta legendaria marca de coches y hasta hacernos con alguna de estas joyas automovilísticas. También en esta ciudad confluyen el Mississippi y el Missouri, dos de los ríos más importantes de Estados Unidos, y se encuentra la fábrica en la que nace la famosa cerveza Budweiser.
EL MUSEO DE LA RUTA 66
Cruzando al estado de Oklahoma, la ciudad de Cuba, fundada en 1857 y nombrada Route 66 Mural City por sus vistosos y representativos murales, cuenta con algunos de los edificios mejor conservados de la ruta. El camino por el único tramo de cuatro carriles permite contemplar el Devil’s Elbow, o codo del diablo, un tramo del río donde decenas de barcos que, durante el esplendor de la ruta, transportaban troncos y otras mercancías, tenían complicado su paso. Cerca, en la ciudad de Clinton, el museo de la Ruta 66 brinda toda la información de esta histórica carretera.
AL ESTILO BONNIE & CLYDE
Joplin es parada obligatoria para los entusiastas de las películas policíacas, pues era el lugar desde el que operaban los famosos ladrones Bonnie & Clyde. En este pequeño pueblo, cuyo centro histórico es ejemplo del apogeo de la Ruta 66, la pareja cinematográfica protagonizaba un histórico tiroteo con la policía y se retrataron jugando con armas rescatadas de una cámara olvidada. El collar que Bonnie perdió durante la huida está expuesto en el Joplin History & Mineral Museum. A pocos kilómetros, los clásicos bancos del pueblo de Baxter Spring, también víctimas de Bonnie & Clyde, han sido convertidos en grandes cafeterías para hacer un alto en el camino.
LA BALLENA AZUL DE CATAOSA
Más adelante, en Oklahoma, se pueden visitar los vestigios de un pequeño parque acuático construido en los años 70, que sigue conservando una gran ballena azul, conocida como la Blue Whale de Catoosa, en el interior de un estanque. La zona es uno de los lugares de descanso favoritos de los moteros que recorren orgullosos la ruta montados en sus relucientes Harley’s.
EL STEAK DE LOS SIMPSON
Sin duda, uno de los mejores lugares para reponer fuerzas durante el camino es Lucille Hamons Gas Station, una auténtica gasolinera con un pequeño motel que estuvo regentando por Lucille Hamons, conocida como «la madre de la Carretera Madre», por su generosidad y amabilidad durante décadas, que le otorgaron el premio Oklahoma Route 66 Hall of Fame. También para aquellos con mucho apetito, y aunque se ha trasladado de la Ruta 66 a la I-40, The Big Texan Steak Ranch es famoso en todo el país, con cameo en The Simpsons incluido, por sus enormes platos, como su steak de 72 onzas (3 kg), que si consigues terminarlo, te sale gratis.
CADILLAC RANCH
Otra de las paradas más fotografiadas de la ruta es Cadillac Ranch, una obra de arte de Ant Farm, un grupo de arquitectos dedicados en los años 60 a proyectos experimentales, donde podrás dejar tu huella. Está permitido llevar un bote de spray y hacer tu propio graffiti sobre alguno de los 10 vehículos enterrados en la arena. Tras mancharte las manos de pintura, encontramos el Midpoint, la señal que anuncia que estamos a mitad de camino.
METEOR CRATER
Es aquí donde comienza una de las partes más bonitas de la ruta. Turquoise Trail, que une Santa Fe y Alburquerque, ha sido reconocida como National Scenic Byway (algo similar a una carretera escénica), gracias a sus numerosos miradores y lugares de interés. En el trayecto, se pueden visitar por unos 20 € uno de los cráteres mejor conservados del mundo, Meteor Crater, provocado por un asteroide hace unos 50.000 años, y la ciudad fantasma de GlenRío, entre Texas y Nuevo México.
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UN PUEBLO MINERO GOBERNADO POR BURROS
Entrando en el estado de Arizona, el pequeño pueblo de Flasgstaff, recibe gran parte del turismo, ya que cuenta con numerosos hoteles gracias a su cercanía con el Gran Cañón del Colorado. Cerca de Williams, uno de los destinos más auténticos de la Ruta 66, se encuentra Oatman, antiguo pueblo minero donde jugar a indios y vaqueros, sobre todo en su pueblo fantasma. Durante el día, vecinos simulan duelos de vaqueros, con robos, disparos y huidas a caballo. Pero, sin duda, su mayor encanto son los numerosos burros que vagan libremente por sus calles, debido a que cuando la mina se agotó, los habitantes huyeron y los abandonaron, y fueron reproduciéndose con facilidad hasta nuestros días.
PEGGY SUE’S
Muy cerca, se puede disfrutar de una jugosa y completa búrguer en una de las cafeterías con más historia de la Ruta 66, Peggy Sue’s, donde no pararás de hacer fotografías, descubrir personajes históricos que visitaron el lugar o asombrarse con la entrada principal, que simula una gran gramola vintage.
MUELLE DE SANTA MÓNICA
Ya en Los Ángeles, y tras visitar el paseo de la fama, el cartel de Hollywood, dar un paseo por los canales de Venice Beach y haber comido las baratísimas y deliciosas hamburguesas de In & Out, el camino termina en el muelle de Santa Mónica, junto a su característica noria y sus food trucks. La Ruta 66 pone su punto y final en la señal End of the Trail, más de 70 años de historia, cultura e inspiración western.