Desde el cielo, la visión es la de un enorme agujero que guarda el secreto de un arenal blanquísimo, acariciado suavemente por aguas cristalinas . Desde el mar, el paraíso irrumpe tras nadar apenas unos minutos a través de un túnel que se abre paso en la piedra volcánica. Entonces aparece Playa Escondida, también llamada Playa del Amor , perfecta en su forma circular, cerrada pero abierta en las alturas, ideal para vislumbrar al mismo tiempo el azul del cielo reflejado en el mar. Este impactante paraje se encuentra en las Islas Marietas, a nueve kilómetros de distancia de la costa del estado de Nayarit, al norte de Jalisco. Un lugar apenas explorado y un santuario de naturaleza.
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Isla Redonda (donde está Playa Escondida) e Isla Larga conforman este miniarchipiélago de origen volcánico que emergió hace unos veinte mil años por los movimientos tectónicos. Un lugar Reserva de la Biosfera por tratarse del hogar de hasta noventa especies de aves, como el carismático pájaro bobo de patas azules, del que encontramos aquí la mayor población de América.
A las Marietas, que vivieron en el olvido hasta popularizarse su imagen en las redes sociales, se llega tras una agradable travesía organizada que suele incluir snorkel en sus inmediaciones. Una oportunidad de nadar con tortugas marinas, mantarrayas y delfines, antes de llegar a Playa Escondida.
Además de esta excursión de ida y vuelta, hay mucho que hacer en los trescientos kilómetros de costa tropical que conforman Riviera Nayarit, allí donde las playas, desde las más salvajes y solitarias hasta las más concurridas, se integran armónicamente en la naturaleza. Y es que al otro lado del océano se erige el murallón de la Sierra Madre y sus majestuosas montañas color esmeralda.
Existen múltiples senderos para hacer caminatas por la selva virgen . Se pueden explorar las Marismas Nacionales, donde crecen manglares que son el hogar de imponentes cocodrilos. O adentrarse en la Sierra de San Juan, trazada por bosques perfumados que se extienden hasta las faldas del volcán de Sangangüey. O explorar la Sierra de Vallejo, también declarada Reserva de la Biosfera, donde entre las caobas y los árboles de huanacaxtles merodea el furtivo jaguar. Los más activos podrán dar paseos a caballo a la orilla del mar, lanzarse en tirolina sobre el espesor de los bosques, explorar las montañas en quads o entregarse a los deportes náuticos en un mar salpicado de islas coralinas con fondos que son todo un acuario natural.
Y todo ello aliñado con auténtico sabor mexicano. Nayarit está compuesta por un rosario de pueblos pequeños y coloridos a la orilla del mar, cada uno con su propia personalidad. Está Sayulita, que por sus playas de fuerte oleaje es el favorito de los surfistas, de ambiente boho-chic. También San Francisco (conocido como San Pancho), impulsado por una vena bohemia. Y el histórico San Blas, el que fuera uno de los puertos más importantes de la corona española y destino top para observar aves. Un ambiente opuesto al que se respira en Punta Mita, donde se concentra la exclusiva oferta hotelera, los campos de golf y el glamour de las celebrities .
No dejes de...
Avistar a las ballenas. La enorme bahía que conforma Riviera Nayarit convierte este rincón mexicano en uno de los más propicios para ver a las ballenas jorobadas, que acuden todos los años, entre los meses de enero y marzo, para aparearse y amamantar a sus criaturas. No es difícil contemplar, a un solo paso, a estos animales colosales (llegan a alcanzar hasta 18 metros de largo) nadando junto a sus crías mientras dan saltos, hacen piruetas y resoplan.
Guía práctica
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