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Diez pueblos de Europa que cambian de color en otoño

Cuando llega esta estación ganan en belleza, enmarcados por valles, lagos o rodeados de viñedos


Actualizado 6 de octubre de 2022 - 9:47 CEST
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HAWKSHEAD, INGLATERRA 

Al norte de Inglaterra, entre montañas brumosas y valles escondidos, Lake District es un espacio de naturaleza bucólico, con sus lagos plagados de nenúfares, aldeas auténticas, bosques de tilos y secuoyas y casitas salpicadas a orillas de lago. Es el mayor parque nacional del Reino Unido donde está enclavado Hawkshead, un bonito pueblo peatonal de calles empedradas, arcos, plazas medievales y preciosas casas cubiertas de pizarra local. Las ruinas de Hawkshead Hall, construida por monjes medievales, la iglesia de St Michel y una galería dedicada a Beatrix Potter se suman a sus encantos. 

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PINHAO, PORTUGAL 

En un recodo del río Douro, a una veintena de kilómetros de la ciudad de Pesa da Régua, Pinhão es un pueblo encantador, rodeado de laderas en terrazas donde se cultivan las uvas con las que se elaboran uno de los mejores oportos de todo el mundo. Aquí se viene, sobre todo, a disfrutar del vino, de su paisaje, sus bodegas, a conocer cómo se elaboraba desde la Antigüedad en el Museo del Vino de Quinta Nova y a contemplar los paneles de azulejos que decoran la bonita estación de ferrocarril, relacionados con su actividad vinícola, no podía ser de otro modo. 

 

La ruta en tren más espectacular de Portugal

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RIQUEWIHR, FRANCIA 

Las vides se aproximan hasta las mismas murallas medievales de este bonito pueblo de la región de Alsacia donde el tiempo parece haberse detenido. Intramuros, un casco antiguo peatonal de calles retorcidas y coloridas casas con entramados de madera que hacen placentero cualquier paseo por él. Por eso no extraña que en este pueblo de cuento haya encontrado inspiración la película La bella y la bestia. Su bonito campanario, la torre de los Leones o el patio de Estrasburgo van saliendo al paso.  

 

Alsacia en coche: de pueblo en pueblo

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COCHEM, ALEMANIA

En la región del Mosela, donde las laderas del sinuoso valle fluvial están cubiertas por viñedos, cada curva del río está dominada por un palacio o un castillo. El que corona Cochem, de origen medieval y situado sobre una escarpada roca, es uno de los más espectaculares a vista de pájaro. Al río también se asoman las casas de colores de este encantado pueblo que es toda una postal en otoño, cuando los bosques de alrededor visten sus mejores galas y se puede disfrutar de las colinas repletas de viñas y de los vinos de la región vinícola, con visita a alguna bodega incluida. 

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MONTEPULCIANO, ITALIA 

Entre colinas, al sur de la Toscana, Montepulciano es la tierra del afamado vino Novile. La rodean viñedos que nutren de uva a sus bodegas y regalan la estampa más típica de la región. Su conjunto monumental tiene como centro la piazza Grande y lo recorre un gran Corso con callejuelas que se abren a cada lado y que invitan a detenerse. Allí la catedral, luego el palazzo Comunale y un conjunto de suntuosas residencias renacentistas... También se puede ir en busca de los escenarios de rodaje de la saga Crepúsculo o visitar extramuros la iglesia de la Madonna de San Biaggio. 

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LAVAUX, SUIZA 

Entre Lausana y Montreux, el Lavaux conforman una de las zonas de viñedos más grandes de Suiza, donde las vides llegan hasta el lago Lemán y los Alpes al fondo. Sus terrazas construidas sobre pronunciadas laderas forman parte del Patrimonio de la Humanidad y se pueden recorrer por sus caminos peatonales vinícolas o en pequeños trenes. Mejor aún en otoño cuando el paisaje se llena de tonos ocres y rojos, sumando al viaje la visita a una bodega con degustación de sus excelentes vinos. 

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FUNES, ITALIA 

En los Alpes italianos, al pie de las montañas de los Dolomitas, aguarda todo un catálogo de agradables rutas senderistas, pequeñas granjas, casitas rurales, agroturismos y bosques que en otoño visten los colores más increíbles. Es la temporada perfecta para los amantes de la naturaleza y para los que gustan de disfrutar de deportes al aire libre. El pequeño pueblo de Funes está en el bucólico valle del mismo nombre, tiene las mejores vistas de estas montañas alpinas y una iglesia, la de St. Magdalena, que es protagonista de una de las postales más bellas de este entorno. 

El Trentino, una Italia con acento y sabores austriacos

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BLED, ESLOVENIA 

A la sombra de los Alpes Julianos y en medio de un paisaje espectacular, el lago glaciar acapara toda la atención de Bled, con sus aguas abrazando un pequeño islote coronado por una iglesia, que parece colocado ahí por arte de magia. En una embarcación de remo (pletnas) se accede a a él y después se suben 99 escalones de piedra para tocar la campana del templo, que dicen colocó el mismísimo papa en el siglo XVI.  El castillo asomado al lago regala las mejores panorámicas del conjunto y también de los picos alpinos que le rodean. Bled también tiene aguas termales de las que se beneficiaba la aristocracia europea a principios del siglo XX, una garganta única, la de Vintgar, que salvan puentes de madera y discurre entre cascadas, pozas y rápidos, y numerosos senderos de montaña que recorren el Parque Nacional de Triglav. 

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SASBACHWALDEN, ALEMANIA 

Por muchas listas que se hagan de pueblos bonitos de Alemania, Sasbachwalden, en la Selva Negra alemana, siempre está incluido, pues es como una maqueta rodeada de viñedos. Además de admirar sus casas con fachadas típicas muy bien conservadas que se suceden a lo largo de sus sinuosas calles y trepan por las colinas, es toda una invitación a disfrutar del vino.  

 

Érase una vez… unos pueblos de cuento en la Selva Negra

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MARVAO, PORTUGAL 

Entre el río Tajo y el Algarve, el Alentejo es tierra de vinos y de pueblos bonitos. A Marvão se la conoce como «El nido de las águilas» y tiene su razón, pues se levanta a 800 metros de altura sobre una de las cumbres de la sierra de Sao Mamede, a solo unos kilómetros de la frontera con España. Para llegar a ella hay que sortear numerosas curvas, pero compensa el esfuerzo, porque lo que espera arriba es una preciosa villa medieval, blanca, protegida por una gruesa línea de murallas y primorosas casas decoradas con balcones de forja, chimeneas alentejanas y ventanas manuelinas.  

 

Rutas por el Alentejo para los amantes del buen comer