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fmm 0394© Francisco Martín

Fraga de Catasós: árboles gigantes y un paseo de hojarasca en Galicia 

Robles y castaños altísimos pueblan este bosque de Lalín, en Pontevedra, que se descubre siguiendo un sendero que enlaza con el pazo que inspiró a Emilia Pardo Bazán y un puente milenario por el que pasan los peregrinos camino de Santiago. 


Actualizado 4 de octubre de 2022 - 11:18 CEST

Las tierras que riega el río Deza alrededor de Lalín, en el corazón de Galicia, están salpicadas de pazos como los que pintó la condesa Emilia Pardo Bazán en su famosa novela Los pazos de Ulloa. Al lado mismo del pazo de Quintela, que era la casa de los Quiroga, la familia de su marido, está la Fraga de Catasós, un bosque de 5 hectáreas (como diez campos de fútbol) de robles y castaños enormes, sin podar en 200 o 300 años, declarado monumento natural. 

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¿CÓMO SE VISITA LA FRAGA DE CATASÓS? 

La entrada a la Fraga de Catasós se encuentra junto la carretera N-525, que une Ourense y Lalín, tres kilómetros antes de llegar a esta última población. El coche se puede dejar aparcado 200 metros más arriba, en el lado contrario de la carretera, junto a la brasería A Fraga. También se puede ir andando desde la aldea de Quintela, 150 metros más adelante.  

Bosque de la Fraga de Catasós en Pontevedra© Francisco Martín
Recorrer la fraga de Catasós en otoño permite disfrutar del colorido del bosque.

El bosque cuenta con un sendero perimetral de un kilómetro, muy cómodo, bien señalizado con flechas y hojas de roble de color verde, y con paneles informativos. Sin apenas desnivel ni dificultad, el recorrido, que invita constantemente a levantar la cabeza para admirar sus árboles gigantes, se completa en menos de una hora y es ideal para ir con niños. 

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ÁRBOLES VIEJOS Y GIGANTES 

Señalizado con un panel está el tocón de uno de sus árboles abatido en 1984 por el huracán Hortensia, en el que se ven y se cuentan 300 anillos de crecimiento, uno por año, hasta llegar a su corazón, formado en tiempos de Felipe V. 

Entre todos los árboles de la Fraga de Catasós destacan algunos castaños de hasta 30 metros de altura y cinco de perímetro. Su tamaño formidable se explica porque tienen la mayor tasa de crecimiento anual de toda Europa, gracias a un clima y un suelo ideales, y porque no han sufrido jamás poda alguna, pues nunca se trató de mejorar ni aprovechar sus frutos. En cambio, eran muy apreciados para hacer con su madera las vigas de las casas señoriales.  

EL PALACIO DEL RECUERDO

Si se sigue el sendero de pequeño recorrido PR-G 234 se pueden visitar otros reclamos de Lalín. Son 13,3 kilómetros (solo ida) que descubren en el camino grandes pazos y un puente milenario. Pazos en este concejo hay para todos los gustos. Hay un elegante pazo-hotel, el de Bendoiro; un pazo-quesería, el de Anzuxao, donde hacen queso de tetilla; y hay un pazo-museo, el de Liñares, que es el Palacio del Recuerdo en el que doña Emilia se inspiró y escribió parte de su más conocido libro, Los pazos de Ulloa. 

Pazo de Liñares en Pontevedra© Francisco Martín
Pazo-museo de Liñares, en el concello de Lalín, un pazo señorial y barroco que muestra el pasado noble de esta comarca.

Un altísimo ciprés recibe en el patio delantero de este. Dentro, todo es pétreo, monumental: la escalera, la galería de cinco arcos, la inmensa lareira, los pesebres de granito... El edificio señorial más espectacular del concejo de Lalín acoge un museo público que alberga numerosas exposiciones de pintura, escultura, fotografía, marionetas, arqueología y el Camino de Santiago. Una de sus salas está dedicada al aviador Joaquín Loriga Taboada, nacido en esta casa en 1895, quien pilotó en 1924 el autogiro de Juan de la Cierva en su prueba inaugural y también el primer avión que aterrizó en Galicia. 

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EL MILENARIO PUENTE TABOADA 

Muy cerca del pazo de Liñares, en un recodo selvático, encañonado y bellísimo del río Deza, se esconde el Puente Taboada, de principios del siglo X, que mil años después solo usan y disfrutan los peregrinos que siguen el Camino de Invierno a Santiago. Este camino, en lugar de atravesar el frío puerto de Pedrafita do Cebreiro, va dando un rodeo por el sur, hasta confluir en Lalín con el Camino Sanabrés y cruzar el Deza por este encantador puente medieval. En realidad, no hace falta peregrinar para verlo, se puede llegar en un paseo de diez minutos desde la carretera o, si apetece andar más, siguiendo desde Lalín el sendero PR-G 234 o Ruta dos Pazos e Ponte Taboada. 

Pazo de Liñares en Pontevedra© Francisco Martín
El pazo de Liñares, de finales del siglo XVII, se sitúa en San Martiño de Prado, cerca de lo que es el Camino de Invierno a Santiago.  

PARA DESCANSAR 

El Pazo de Bendoiro (pazodebendoiro.com), en Lalín, ocupa una antigua construcción que ahora acoge amplias habitaciones, zona de spa y un buen restaurante, donde probar el contundente cocido de Lalín. Moderno es el hotel Norat Torre de Deza (torredodezahotel.com), en la misma localidad, que cuenta con un spa de más de 1000 metros cuadrados, con piscinas llenas de cascadas, chorros y corrientes. En Cobas, Cortegada, Silleda está la Casa Grande de Fuenmayor (casagrandefuentemayor.es), una asona campestre del siglo XVIII con habitaciones con vistas al valle y al jardín centenario.  

DISFRUTAR A LA MESA 

En Lalín hay sencillos locales pero gustosos donde sentarse a comer, como Asturiano (tel. 986 78 12 63), con lo mejor de la lonja, a buen precio;  Bodegón a Cunca (tel. 986 78 23 65), acertado lugar para comer o cenar a base de tapas y raciones; y O Cruce (mesonocruce.es), que sirve carne propia excelente y pescados y mariscos también muy ricos, con especial atención al bogavante frito. Aunque en la capital del concejo, el plato más solicitado es el cocido de Lalín, que tarda cuatro días en hacerse, y al que se le dedica una feria, a mediados de febrero, precedida por todo un mes del Cocido.