Tranquilamente superan los cuatro metros de la cola a las fauces. Tremendo tamaño el de este alligator que habita en los Everglades y que no tiene problemas por dejarse avistar en las expediciones por sus aguas. Pero no es el único, allí moran a su vez especies tan amenazadas, y esquivas, como el manatí o el puma.
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A lo largo y ancho de Florida debe haber cosa de un millón y medio. Desde que se protegiera la especie en la década de los sesenta, estos monstruos prehistóricos que habitan en aguas dulces se han recuperado de tal forma que no solo han dejado de estar en peligro de extinción sino que no resulta del todo raro toparse con algún ejemplar cruzando una carretera o reposando plácidamente en el lago de uno de los muchos campos de golf de la región. Este parque, con las áreas aledañas que también protegen sus terrenos pantanosos, praderas y manglares, es el único lugar del planeta donde conviven con los cocodrilos americanos, aunque los aligátores se llevan la palma.
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LA VISITA A BORDO DE UN AIRBOAT
Si bien los más atrevidos podrán atravesar parte de sus territorios a pie o bici, y hasta acampar en plena espesura o adentrarse por sus canales en kayak, la forma más habitual de asomarse a este descomunal ecosistema subtropical es a bordo de hidrodeslizadores o airboats, una extrañísima lancha propulsada por un ventilador no menos descomunal que se diría salida de un boceto de Da Vinci.
Nada más subir, el capitán de semejante artilugio reparte tapones para los oídos. De entrada, uno da por hecho que se trata de las típicas prevenciones de los americanos, pero en cuanto arranca, el ruido se vuelve tan atronador que se agradece el detalle. Derrapar a toda velocidad entre este ‘mar de hierba’ –como llamaban a los Everglades los indios nativos que antaño los habitaban– dispara casi tanto la adrenalina como avistar el primer aligátor agazapado en una orilla o nadando en las aguas someras sobre las que vuela el airboat.
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Es el momento de apagar el motor y disfrutar por fin del silencio en este entorno de fábula y, también, de escuchar al capitán de la expedición contar anécdotas, como que la estadística asegura que en Florida se tienen más papeletas de perder la vida porque un coco te caiga en la cabeza que por la mordida de un aligátor. Se ve que los humanos no figuramos ni de lejos entre sus presas favoritas.
Como entre bromas también irá narrando el capitán que estos reptiles, más que cazar, prefieren esperar sentados a sus presas: desde peces y tortugas hasta serpientes y aves. Entre estas –más de 360 especies sobrevuelan el parque– no será difícil avistar, durante la hora de excursión acuática, garcetas, cigüeñas e ibis, o rapaces como buitres y águilas. Habría que tener mucha suerte para localizar algunos de los ciervos de cola blanca que se han adaptado al hábitat tan anfibio de los Everglades, y sería un milagro toparse con sus ‘gatos’: el lince y el puma norteamericano o pantera de Florida, de la que apenas deben quedar un par de centenares en toda la zona.
QUÉ VER CERCA DE LOS EVERGLADES
Miami necesita de poca presentación, aunque a otro lado de los Everglades queda la también ciudad playera de Fort Lauderdale, conocida como la ‘Venecia de América’ por los canales donde atracan sus yates los propietarios de las villas a su vera, amén de un gran destino para las compras, ya que atesora el mayor outlet de Estados Unidos.
Igualmente por Florida, paraísos como los Cayos o, para completar una escapada por la península de no menos de diez días, Orlando, donde para alegría de los niños se concentran, entre otros, los parques de Walt Disney World, Epcot Center, Universal Studios o SeaWorld.
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MUY PRÁCTICO
¿Cómo llegar y cómo moverse por Los Everglades?
Hay vuelos directos a Miami desde Madrid o Barcelona con varias compañías y con escala desde otras ciudades como Valencia o Málaga. Los Everglades están a menos de una hora del centro de Miami y abren los 365 días del año.
Si se van a recorrer otras zonas de Florida será muy recomendable alquilar un coche. Para visitar solo los Everglades, tanto desde Miami como desde Fort Lauderdale operan numerosas agencias –como evergladestours.com, incluso con recorridos nocturnos en airboat– con las que también organizar el transporte hasta el parque.
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Si se visita por cuenta propia el parque cuenta con accesos desde tres ciudades diferentes –Homestead, la entrada principal, Miami y Everglades City–. Una vez dentro el espacio es muy grande y no existe transporte público, por lo que hay que desplazarse en coche particular. Cada entrada tiene un centro de visitantes donde recopilar toda la información y con posibilidad de contratar actividades como kayaks, bicis, recorridos en barco o a pie (nps.gov/ever/espanol/index.htm). La entrada al parque cuesta 30 €.
¿Cuál es la mejor época para visitar el parque?
La temporada seca, entre aproximadamente diciembre y mayo, es la más indicada tanto porque el clima es más agradable como porque a los avistamientos de aligátores se suman una barbaridad de aves en ocasiones migratorias. El resto del año habrá que contar con mucho calor húmedo, mosquitos, quizá menos opciones de excursiones.
¿Dónde dormir?
En Fort Lauderdale, resorts frente al mar como el B Ocean (bhotelsandresorts.com), el Conrad (hilton.com), el W (wfortlauderdalehotel.com) o el recientemente inaugurado y lujoso Four Seasons (fourseasons.com ). En Miami la oferta también es enorme, con bomboneras como el Delano (morganshotelgroup.com), mientras que quienes prefieran dormir en plenos Everglades cuentan con zonas de acampada abiertas todo el año, aunque más recomendables en la temporada seca.