ARUCAS Y SU BELLO CASCO HISTÓRICO
La cantería canaria alcanza categoría de icono en la piedra azul de Arucas, la que tanto esplendor dio a su casco histórico, cuajado de fachadas y barandas pétreas. En la cantera, todavía en activo, se conserva un museo con instrumental; y en el casco histórico, abre el nuevo Centro de Interpretación del Labrante. Sin embargo, el ejemplo más acabado de cantería lo constituye la iglesia de San Juan Bautista, obra de Manuel Vega i March, pupilo de Gaudí.
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El paseo por la villa continúa en dirección a la plaza de San Juan, a la Casa de Cultura y a la calle León y Castillo, con parada en La Tiendita Pa’l Pizqueo, donde degustar el vino de las islas canarias que aquí se acompaña con pajita de ropavieja o ensaladilla de ahumados. Para los que quieran probar algo más fuerte las destilerías Arehucas (arehucas.es) invitan a probar un ron, y en el jardín de la Marquesa (jardindelamarquesa.com) a dar un paseo botánico entre 2.500 plantas traídas de los cinco continentes.
POR EL MAYOR BOSQUE DE LAURISILVA DE GRAN CANARIA
Dejamos Arucas en dirección Moya. Podemos hacerlo por la costa (aunque son más kilómetros el tiempo es el mismo que si vamos por el interior al ser mejor carretera) y aprovechamos para hacer parada, tras pasar por la terraza de El Roque -salida El Pagador- erigida como si de la proa de un galeón se tratase, para visitar las piscinas naturales de San Lorenzo.
La importancia paisajística de Moya va vinculada a su ubicación, colgada sobre un barranco de gran porte. Contemplar desde la iglesia su variedad de verdes o tomar una tapa del queso local, con denominación de origen, son casi una obligación. A un par de kilómetros, ya en las medianías, lo que envuelve son Los Tilos de Moya, la más importante mancha de laurisilva de la isla, que se descubre recorriendo el sendero circular de 1.800 metros que parte del centro de interpretación.
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Atravesamos el parque rural de Doramas hacia Fontanales, que concentra 23 miniqueserías, donde el mirador de la Cueva encamina hacia Artenara, el pueblo con litoral más alto de España. Su panorámica sobre la caldera de Tejeda y los roques Nublo y Bentaiga resulta de lo más emocionante y atractiva tanto desde el mirador de Unamuno como accediendo por un túnel de 60 metros a la terraza de La Cilla.
ARTENARA: EL PUEBLO DE LAS CASAS CUEVA
Arteana es sinónimo de casas-cueva con dos mil años a sus espaldas, una de las más cuales se rehabilitó como Museo Etnográfico. Tallado en la roca está también el santuario de la Virgen de la Cuevita. Quien disponga de tiempo y ganas de aventura puede descender al mar por la desierta carretera panorámica que bordea las presas de las Hollas, Lugarejos -enclave locero- y los Pérez. Imprescindibles también en esta localidad pasar por el Centro de Interpretación del Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria para descubrir la importancia de este yacimiento arqueológico, y asomarse al Mirador de Unamuno, donde encontramos una escultura del escritor contemplando eternamente la inmensidad del paisaje que rodea a esta localidad (artenara.es/turismo).
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De regreso a Fontanales, y poniendo rumbo a Guía mientras bordeamos Doramas, se llega en diez minutos al flamante mirador de Montaña Alta, que permite contemplar las extensas vistas del norte de Gran Canaria gracias a su ubicación sobre una cota de 950 metros. A su lado está la Casa del Queso, y es que Guía tiene merecida fama por su queso de flor, cuajado con flor de cardo y que tan emparentado está con la torta del Casar. En ella se hacen visitas guiadas que incluyen una degustación de queso de flor.
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La ruta concluye en el colorista centro histórico de Santa María de Guía, repleto de casas con balconadas de madera o marcos de cantería, con una parroquia que es un homenaje al más grande escultor imaginero canario, el guiense José Luján Pérez, además de un buen lugar para comprar cuchillos, queso de flor o probar el vino del país.
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Señalizado en la autovía, de regreso a la capital, se ve el desvío al cenobio de Valerón (cenobiodevaleron.com), un granero comunal prehispánico situado dentro de una recóndita cueva que pasa por ser uno de los yacimientos más espectaculares de Gran Canaria.
¿DÓNDE NOS ALOJAMOS?
En Arucas en La Hacienda del Buen Suceso (haciendabuensuceso.com), un estiloso edificio colonial, junto al Jardín de la Marquesa, rodeado por un mar de plataneras. Con jacuzzi exterior, baño turco y piscina climatizada. En Artenara es posible alojarse en alguna de las casas-cueva.
¿Y PARA COMER?
«Vinos y picoteo» dice a la entrada del restaurante De Enyesque, en Arucas, ambientado al más puro estilo canario. Ofrece una combinación entre tradición y nueva cocina. Aparte de los huevos estrellados, gozan de enorme éxito las hamburguesas de calamar con cebolla caramelizada y queso de cabra a la plancha. Las berenjenas se maceran en hielo, sal, leche y azúcar. En Santa María de Guía, Mirador Cuevas Bascamao ofrece cocina tradicional que incluye quesos de flor de Guía, escaldón de gofio con cebolla y ajos, potajes, carnes asadas y pescados, todo ello en un restaurante con espectaculares vistas y ubicado en la roca natural.