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De reciente inauguración (el pasado mes de junio) Lisboa cuenta con un nuevo motivo para revisitar esta ciudad que se desparrama por las colinas a orillas del Tajo. Y es que en la zona oeste del Palacio Nacional da Ajuda se exhibe, de forma permanente y por primera vez en la historia, la joyería real con una colección superior a las mil piezas.
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La muestra, de incalculable valor patrimonial, está formada por raras y valiosas joyas, insignias y condecoraciones, monedas, piezas de joyería civil y religiosa como la corona, el cordón esmeralda de la reina madre de Portugal Mariana Victoria de Borbón o la caja de tabaco encargada por el rey José I al orfebre del rey de Francia en el siglo XVIII. Joyas que representan una de las colecciones más importantes del mundo por su tamaño, rareza y calidad, además de que cuentan la historia de Portugal desde que el Palacio Nacional de Ajuda se convirtiera en la última residencia real.
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¿CÓMO SE VISITA LA COLECCIÓN?
Diseñada en 11 secciones expositivas diferentes, recorrer esta colección ayuda a conocer la fascinante historia de Portugal a través de numerosos objetos y símbolos de poder.
Comenzamos entrando en la primera de ellas «Oro y diamantes de Brasil», formada por ejemplares en bruto de los metales y piedras preciosas que simbolizan dos importantes monopolios de la Corona: la extracción de oro y diamantes en Brasil.
En la segunda se exhibe el conjunto de monedas y medallas de la Corona, muy utilizadas por las casas reales como instrumentos y soportes de propaganda, prestigio y poder. Una colección numismática con piezas de gran belleza.
La tercera incluye las joyas del Palacio Nacional da Ajuda y joyas de las antiguas colecciones privadas de los diferentes miembros de la realeza portuguesa de entre los siglos XVII y XX. Y la cuarta está dedicada a las órdenes honoríficas portuguesas y reúne un conjunto único a nivel nacional, testimonio secular de las intensas relaciones internacionales de la corte portuguesa y de la importancia histórica de estos instrumentos de soberanía y diplomacia.
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En la quinta sección encontramos las insignias reales. Entre estos objetos rituales que jugaban un papel crucial en la ceremonia de llegada al trono de los monarcas destacan la corona, el cetro, el manto o el misal entre otros.
La sexta sección está dedicada a los objetos en plata tallada de uso civil; la séptima, a las antiguas colecciones privadas del rey Fernando II y su hijo Luís I, con piezas de platería antigua coleccionadas por ambos monarcas. En la octava se exhiben los obsequios diplomáticos recopilados a lo largo de los siglos.
Los objetos pertenecientes a las ceremonias religiosas se exhiben en el noveno apartado dedicado a la Capilla Real, con una selección de utensilios y objetos litúrgicos, entre los muchos que formaban parte del antiguo patrimonio de la Corona. Magnífica la vajilla Germain de la décima sección, llamada así porque fue encargada al orfebre François-Thomas Germain tras el terremoto de 1755. Gracias a ella nos hacemos una idea de los suntuosos servicios de mesa en las celebraciones de las cortes europeas de la época, con valiosas obras de plata sobre la mesa donde se presentaban los manjares que se iban a degustar.
En la última de todas descubrimos el Tesoro que habitualmente acompañaban al rey en sus viajes y actos solemnes. Joyas, textiles y plata que viajaron junto al monarca en una arriesgada travesía oceánica que llevó a la familia real a Brasil, tras las invasiones francesas de 1807. Años más tarde, aunque no en su totalidad, fueron devueltos a Portugal para completar y poder mostrar su excepcional Tesoro.
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MUY PRÁCTICO
El Museo del Tesoro Real (tesouroreal.pt) abre todos los días de 10:00 a 19:00 (última hora para acceder a las 18:00). Las entradas pueden adquirirse online: adultos 10€ y jóvenes de 7 a 27 años y mayores de 35, 7€. Para los menores de 7 años la entrada es gratuita. También cuentan con una entrada para familias (2 adultos y 2 niños) por 32 €.
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