Cristianos, judíos y musulmanes convivieron pacíficamente a lo largo del Medievo en la ciudad de Ávila, dejando cada una de estas comunidades una huella marcada en el patrimonio cultural. Ahí están sus templos, plazas, jardines, las tenerías de San Segundo y hasta la sinagoga. Pero esa herencia va mucho más allá, pues cada año, y ya van 25, cobra vida el primer fin de semana de septiembre durante sus Jornadas Medievales, llenando sus calles de personajes y espectáculos de otro tiempo.
Para los apasionados a las cruzadas, las aventuras de caballeros, los mercados medievales, las historias de castillos y ciudades protegidas por torreones y murallas, la cita abulense es todo un planazo. No solo porque es una de las ferias medievales más espectaculares de España (la más turística de Ávila). También porque se celebra en un escenario único, el recinto amurallado mejor conservado del mundo, incluido en la lista de la Unesco.
EL MERCADO, EN TORNO A LA MURALLA
Los trovadores hacen sonar los laúdes desde temprano, los juglares recitan sus canciones más románticas y las glosas más sarcásticas. Vuelven los talleres de carpintería, los herreros, las posadas, los taberneros sirviendo en las cantinas y las doncellas llenando sus cestos en los puestos, que este año alcanzan el número de 220. Todo ello gira en torno a la muralla. Con 2,5 kilómetros de perímetro, es el símbolo por excelencia de la ciudad y también el escenario perfecto para recrear un auténtico mercado medieval en el que el recuerdo del comercio de animales y el trueque vuelve a agitar, siglos después, las plazas y calles de esta histórica ciudad.
Las banderas visten las plazas y palacios, ondean desde lo alto de la muralla. Los escudos y banderines se descuelgan a cada paso. Sus 87 torreones lucen sus mejores galas y, desde ellos, valientes caballeros vigilan las nueve puertas de entrada a la ciudad.
ARQUEROS EN EL JARDÍN DE SAN VICENTE
Para celebrar las bodas de plata de la feria medieval, 250 arqueros llegados de distintos puntos de España mostrarán su destreza en exhibiciones que se realizarán a diario en el Jardín de San Vicente. La carga, el aviso, el silencio contenido y cientos de flechas atravesando el cielo. Al otro lado del jardín, se instalarán atracciones para los más pequeños, porque ellos también son protagonistas importantes de esta ciudad de la Edad Media.
TORNEOS A CABALLO EN EL ATRIO DE SAN ISIDRO
Las aves rapaces que sobrevuelan la ciudad amurallada guían hacia el Atrio de San Isidro, donde el viernes y el sábado se podrá asistir a diferentes espectáculos de cetrería. Vuelos magníficos, tan controlados como vertiginosos, que dejan con la boca abierta.
También en este mismo entorno se desarrollarán los torneos medievales. Competiciones a caballo con escudos y lanzas en las que valientes caballeros con brillantes armaduras hacen alarde de sus destrezas en el campo de batalla. Elegantes exhibiciones de esgrima medieval que sorprenderán con el chocar de sus espadas y punzones.
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DESFILE DE LAS TRES CULTURAS
El sábado por la mañana tendrá lugar el Desfile de las Tres Culturas. Arranca en la plaza del Mercado Chico y ofrece un colorido muestrario de ricos bordados, ropajes de gala, terciopelos e impresionantes bailes de banderas a lo largo de las calles del mercado medieval, un auténtico hervidero durante las jornadas medievales.
Quien se anime, puede vestirse de bufón del reino, damisela, platero o trovador, pues en algunos comercios locales venden, alquilan e, incluso, confeccionan por encargo elaboradas piezas con las que encarnar el alter ego medieval. Es una oportunidad única para vivir la Edad Media como protagonista, que tampoco se perderán los niños, pues de la calle San Segundo saldrá la Carrera Infantil de las Tres Culturas.
TRAJES MEDIEVALES Y TALLERES DE COCINA JUDÍA
Arte e historia se respiran en cada rincón de la ciudad, con espectáculos circenses, humor, teatro, títeres, malabares…. Y la música, que no dejará de sonar. Durante todo el fin de semana también hay programados concursos de atavíos, que ensalzan el detalle y la originalidad; premios a los escaparates mejor trabajados, a los balcones con mayor inspiración medieval. Y las mejores instantáneas del concurso de fotografía se exponen ya en el Palacio de los Verdugo.
El Episcopio es el otro centro de actividades que, en esta ocasión, acogerá una exposición de trajes medievales y celebrará talleres en los que los participantes podrán adentrarse en el arte de la sastrería. Y, para los amantes de la cocina, los fogones del Palacio de Superunda, con su Colección Caprotti-De la Torre, ofrecerán un showcooking con aires de gastronomía judía.