islas feroe dinamarca viajes 2123© Marco Bottigelli

Dinamarca: un mundo aparte

En la ruta vikinga hacia Groenlandia, el remoto y solitario archipiélago de las Feroe posee una naturaleza épica y una cultura única que uno pensaría que solo existen en las leyendas. Por este santuario de paisajes infinitos y horizontes de vértigo transcurre un ‘road trip’ que, saltando de isla en isla, recorre uno de los destinos más hermosos y desconocidos de Europa


23 de agosto de 2022 - 20:03 CEST

Aisladas a merced de su suerte en el Atlántico Norte, las Feroe son escarpadas como agujas góticas, acogedoras como la lana y dramáticas como las sagas vikingas. Algunas tienen forma de ballena. Otras, de huella de gigante. El islote de Tindhólmur, con sus cinco picos dentados, parece un dragón dormido. Se observa cómodamente desde el mirador del pueblecito de Gásadalur, en Vágar, una de las 18 islas que conforman el archipiélago. Situado en un acantilado entre montañas, hasta que se construyó un túnel en 2004, sus contados habitantes tenían que rodear el pico por un precioso (y algo extenuante) sendero de seis kilómetros.

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Con sus coloridas casitas de madera y techos de hierba y la cascada de Múlafossur desplomándose hasta el mar, es una de las imágenes más conocidas de las Feroe y el punto de partida perfecto para nuestro viaje. Enredadas en sí mismas por un laberinto de fiordos y flanqueadas por acantilados infranqueables, moverse por este puñado de islas que desaparecen con la niebla podría parecer complicado, pero gracias a una excelente red de carreteras, túneles y puentes, y a un servicio de ferris y helicópteros sorprendentemente económico, es posible atravesar de extremo a extremo del archipiélago en apenas unas horas. Pero no hace falta irse tan lejos.

© Marco Bottigelli

La cascada de Múlafossur (en la imagen), en el pueblo de Gásadalur, cuyas aguas caen desde el acantilado al mar, es una de las imágenes más conocidas del archipiélago de las Feroe. También espectacular es la cascada de Bøsdalafossur.

Avanzando por sinuosas carreteras de montaña que nunca pierden de vista el mar llegamos al plácido pueblo de Gjógv, en el norte de la isla de Eysturoy. Acomodado sobre una de las laderas de Slættaratindur, la montaña más alta del archipiélago (880 m), al final de un estrecho fiordo, es el campamento base ideal para pasar un par de días haciendo trekking por senderos idílicos. Carreteras que no saben lo que es un atasco nos conducen hasta pueblecitos como Eiði, donde el museo Látrið recoge curiosidades de otros tiempos; o a Tjørnuvík, uno de los más antiguos de las Feroe, para comer waffles caseros y sacar las mejores fotos de los famosos farallones Risin y Kellingin (el gigante y la bruja).

A Saksun, también con un excelente museo en la granja de Dúvugarðar, merece la pena ir con marea baja para pasear por la playa que se descubre cuando el mar se retira del fiordo. Tórshavn, la capital, es otra buena base de operaciones. En el sur de la isla de Streymoy, tiene dos pequeños puertos, dos calles principales, edificios gubernamentales alojados en centenarias casas de madera, un puñado de buenos museos, como Listasavn Føroya o la Nordic House, y bares en los que ver a las bandas locales.

© GettyImages

Los coloridos edificios del puerto de Tórshavn, en el sur de la isla de Streymoy. En esta coqueta ciudad, la única prácticamente de las Feroe, se concentra casi la mitad de la población del archipiélago.

Desde Tórshavn se pueden hacer escapadas a los alrededores, como a la isla vecina de Nólsoy o al pueblo de Kirkjubøur, donde, los Patursson, 17ª generación a cargo de la granja de madera más antigua del mundo, enseña la iglesia de San Olaf, la única de la Edad Media aún en uso, y las ruinas de la catedral de San Magnus.Aunque uno no sea especialmente aficionado al avistamiento de aves, ver a miles de frailecillos, alcatraces y demás aves marinas anidando en los acantilados es una de las experiencias más memorables que nos deparan las Feroe. Otro atractivo más de estas islas de leyenda.

No dejes de...

Hacer alguna excursión en barco. Las más populares son las que llevan a los abismos de Vestmanna, de más de 600 metros de altura, en la costa de Streymoy. Entre mayo y septiembre hay salidas diarias. La pequeña Mykines, la isla más occidental y para muchos la más bonita, requiere invertir al menos una jornada y es recomendable hacer uno de los trayectos en helicóptero. Además de ser el lugar de anidación de frailecillos más importante del mundo, cuenta con el faro más occidental de Europa.

© Marco Bottigelli

Rodeado de altísimos acantilados, el faro de Kallur, en la isla de Kalsoy, es uno de los lugares más singulares del Atlántico Norte, al que se accede por un sendero tan vertiginoso como fascinante.

Guía práctica

Guía práctica

© Marco Bottigelli

Cuándo ir

Entre mayo y agosto, cuando los días carecen de noche y el clima es más estable, las Feroe muestran su mejor cara: praderas forradas de flores, cascadas caudalosas, algarabía en los nidos de los frailecillos y muchos (y buenos) conciertos cada noche.

Cómo llegar

Atlantic Airways, la línea aérea feroesa, vuela directa al aeropuerto de Sørvágur (isla de Vagar) de mayo a agosto desde Barcelona y Palma una vez a la semana. El trayecto dura algo más de tres horas y media y el precio ronda los 500 € ida y vuelta. El resto del año, la ruta hace escala en Copenhague. arctic (arcticyeti.es) ofrece un viaje a las Feroe de una semana en grupo de máximo ocho personas con guía en español y excursiones incluidas, desde 2575 €.

Dónde dormir

Cuanto más nos alejemos de la capital, Tórshavn, y de la isla de Vagar (la del aeropuerto), más complicado será dar con un hotel y, sobre todo, con un restaurante, por lo que alojarnos en casas particulares a través de la oficina de turismo es una opción a tener en cuenta. El hotel de mayor categoría de Tórshavn, el Føroyar (hotelforoyar.fo), se encuentra en un moderno edificio con techos de turba a las afueras de la ciudad. Ambiente de gran hotel nórdico, vistas panorámicas a la bahía y 200 silenciosas habitaciones. Para los que prefieran alojarse en el centro, el Havgrím Seaside Hotel (hotelhavgrim.fo) ocupa una romántica villa de mediados de siglo XX que se asoma al mar, y el Hotel Hafnia (hotelhafnia.com), abierto desde 1951, tiene espléndidas vistas al puerto y el casco histórico. A un breve paseo de las cataratas de Múlafossur, Gásadalur Apartments, regentado por una familia del pueblo, es un buen lugaren el que quedarse una o dos noches. En Gjógv,la Pensión Gjáargarður (gjaargardur.fo), con su techo de turba y su interior de madera, es conocida por su programa de actividades culturales, la calidad de su comida y la simpatía de sus propietarios.

Dónde comer

En las Feroe, salir a comer fuera de casa siempre se ha visto como una excentricidad, así que la oferta es reducida. Pese a esto, sentarse a la mesa de Koks (koks.fo) a probar el menú degustación de 18 platos del chef Poul Andrias Ziska es la principal razón por la que muchos viajan hasta aquí. En Tinganes, el barrio histórico de Tórshavn, Áarstova (aarstova.fo) está especializado en cigalas y en una receta de cordero que se tarda siete horas en preparar; Barbara Fish House (heimaihavn.fo) sirve platos de pescado tipo tapas y una exquisita sopa a base de cabezas de bacalao; y Ræst (raest.fo) dedica su menú a los tradicionales fermentados.

Más información

TURISMO ISLAS FEROE, visitfaroeislands.com

TURISMO DE DINAMARCA, visitdenmark.com