Si hay un territorio en el costa alicantina cargado de grandeza paisajística ese es el peñón de Ifach, icono de la Costa Blanca. No hay mejor mirador para contemplar en toda su extensión Arenal-Bol, la playa urbana de Calpe. Más de un kilómetro de arena, 1200 metros exactamente, que dibuja el tramo más apacible de la Marina Alta y ha sido distinguida con la Bandera Azul. Quienes suban a la cumbre (332 metros) podrán admirar desde lo alto toda la bahía de Calpe, Benissa, el Montgó y el islote de Benidorm. Los que no quieran calzarse las botas disfrutarán de una playa familiar, con roca y arena en su zona sumergida y todo tipo de servicios –desde alquiler de hamacas a deportes náuticos.
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Pero Arenal-Bol esconde dos sorpresas: unas termas en la misma arena y los restos de una factoría de garum, uno de los condimentos imprescindibles en época romana, conocidos como Baños de la Reina. Para conocer más sobre ello en el Museo Arqueológico de la localidad se exponen algunas de las ánforas que se hallaron en este lugar.
El paseo marítimo propone, hasta llegar al peñón, una agradable caminata bajo las palmeras, dejando atrás la torre del molino harinero del siglo XIX, los restos de viviendas romanas, del siglo III d. C., la nueva cala del Morelló y la playa del Cantal Roig, para acabar de tarde sumidos en el barullo imprescindible de la lonja.
Para rematar, nada mejor que cubrir los 600 metros del paseo Príncipe de Asturias, a los pies del peñón. Y, como entrará hambre, hacer un alto para sentarse a comer y probar alguna de las dos especialidades culinarias de los fogones locales: la llauna de Calpe y el arròs de Senyoret.
EN EL ENTORNO
EDIFICIOS DE BOFILL
Desde el Arenal-Bol hay un sendero que trepa a la playa de la Manzanera y permite admirar los vanguardistas edificios de viviendas firmados por Ricardo Bofill en los años sesenta: El Anfiteatro, Xanadú y La Muralla Roja.
ALTEA
La imagen de este caserío blanco típicamente mediterráneo entre el mar y la montaña y asomado a la bahía sorprende desde muy lejos, con la icónica cúpula azul y blanca de su iglesia parroquial brillando en lo alto. A los artistas les vuelve locos su casco antiguo de sabor morisco, de callejuelas empinadas, coquetos restaurantes, terrazas y galerías de arte, tiendas de artesanía y mil panorámicas. También son deliciosas, las pequeñas y hermosas calas y playas que se suceden por su costa.
BENISSA
Calas de ensueño y un casco antiguo de aires moriscos se fusionan en este pueblo del litoral alicantino situado en un alto. A pie por el centro histórico viajaremos al pasado, desde la Edad Media al Renacimiento, en la que despunta la iglesia de la Purísima Xiqueta, conocida como la catedral de la Marina Alta por su monumentalidad, y el Museo Etnográfico. Sus 4 kilómetros de costa, que recorre un paseo ecológico, son la quintaesencia mediterránea, en ellos se suceden calas de color turquesa entre acantilados escarpados y salpicados de vegetación y villas.
FUENTES DEL ALGAR
En Callosa d’En Sarrià se descubre este paraíso natural de pozas cristalinas y cascadas donde pasar un día en remojo en la costa pero alejado de la playa. Un camino bien acondicionado permite subir y bajar a lo largo del río asomándose a los saltos, alguno de ellos de más de 10 metros de caída. Es una zona donde está permitido el baño, con todo tipo de servicios como restaurantes, aparcamiento, aseos o primeros auxilios.