En los años 50 el lujo ya empezaba a formar parte de la vida marbellí y famosos e importantes personalidades la elegían para sus vacaciones, pero pocos paseaban más allá de las típicas playas y chiringuitos de la Milla de Oro, esa que conecta el centro de la ciudad con Puerto Banús. Una tendencia que ha seguido con los años, alejando la Marbella histórica y la de asombrosa naturaleza. Ruinas romanas, una iglesia paleocristiana, un bonito barrio andaluz, una playa escoltada por dunas... Todos estos lugares sumados al microclima del que goza la localidad malagueña, gracias a la montaña de La Concha que la protege, hacen de ella un destino atractivo para cualquier época del año.
BARRIO LA VIRGINIA
A diez minutos de la avenida principal Ricardo Soriano, encontramos la pintoresca urbanización de La Virginia, compuesta por vías empedradas sobre las que se levantan casitas encaladas con balcones adornados por buganvillas. Las callecitas de estilo andaluz convergen en una pequeña plaza en la que hay una capilla y una terraza perfecta para comer. La tranquilidad de este conjunto residencial ideado en los 60 para preservar el espacio de la masificación turística que ya asolaba Marbella en esa época, solo es irrumpida por los mercadillos veraniegos y navideños.
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DUNAS DE ARTOLA Y LAS OTRAS PLAYAS DE MARBELLA
Cabopino y Calahonda son algunas de las playas menos concurridas de Marbella, idóneas para aquellos que buscan la tranquilidad en zonas apenas urbanizadas. Alrededor de la playa de Cabopino se extiende un ecosistema de dunas reconocidas como Monumento Natural, que son todo un ejemplo de los paisajes que antes ocupaban el litoral malagueño. También se encuentra aquí la Torre de los Ladrones, una de las atalayas romanas de vigilancia costera declarada Bien de Interés Cultural.
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© Age FotostockPARQUE DE NAGÜELES
Desde la urbanización Sierra Blanca, a unos kilómetros del centro de Marbella, se extiende un bosque de acebuches y pinos. Un espacio natural estupendo para combinar playa con naturaleza que además destaca por su extenso parque canino.
VILLA ROMANA DE RÍO VERDE
En los años 60 se descubrieron varios mosaicos con motivos geométricos junto a la desembocadura del río Verde, en Puerto Banús. Datan del siglo I y pertenecían a una antigua villa de 698 metros cuadrados. En la zona se encontraron también piezas de cerámica y mármol que indicaban que el lugar estaba destinado a la salazón de pescados. Tras una exhaustiva labor de restauración, la villa abrió sus puertas al público en 2013 exhibiendo uno de los escasos asentamientos romanos en Andalucía.
© Age FotostockSAN PEDRO DE ALCÁNTARA Y SU PATRIMONIO
En esta población perteneciente a Marbella y creada a partir de una colonia agrícola en el siglo XIX, es posible contemplar otros importantes restos arqueológicos como las termas romanas de las Bóvedas, del siglo II, o la Torre de las Bóvedas, del siglo XVI, que formaba parte del sistema defensivo de la costa malagueña. Tras estas visitas merece la pena pasear por las calles de San Pedro de Alcántara para visitar la plaza y su iglesia colonial de 1869, el antiguo molino de Trapiche de Guadaiza o El Ingenio, el barrio industrial en el que, en 1870, se levantó una fábrica para moler la caña de azúcar de la colonia.
También destaca la basílica paleocristiana Vega del Mar, compuesta por la estructura de la Iglesia y una pila bautismal. Originaria del siglo VI, deja constancia de asentamientos visigodos en este área.En el recinto se encontraron 200 sepulturas de siglos anteriores con esqueletos y otros objetos como broches, jarras y joyas que actualmente se exponen en el Museo de Málaga y en el Museo Arqueológico Nacional.
© Age FotostockPUERTO PESQUERO
A pocos minutos del casco histórico de Marbella se ubica el antiguo barrio de pescadores, desarrollado hace generaciones junto a la calle Guadalete y transformado en puerto deportivo. Las antiguas casas son ahora chiringuitos donde comer sabrosos platos de pescado fresco mirando hacia la animada playa de la Bajadilla.
SECRETOS DEL CASCO HISTÓRICO
Un paseo por el pequeño casco histórico nos dará a conocer una Marbella muy diferente a la del lujo y glamur haciéndonos partícipes del pueblo que un día fue. La concurrida plaza de los Naranjos, la iglesia de la Encarnación, la Alcazaba construida en el siglo IX o el Museo del Grabado Español, alojado en el antiguo Hospital Bazán, con obras de Miró, Chillida, Picasso o Tàpies son algunos de los secretos de las sinuosas calles blancas engalanadas por geranios.
© Age FotostockDÓNDE ALOJARSE EN MARBELLA
Para descubrir todos estos lugares desde el casco histórico nada como alojarse en alguno de los hotelitos boutique repartidos por sus laberínticas callejuelas blancas. Maison Ardois, El Castillo o Santo Cristo son coquetas opciones con las que sentir la esencia marbellí desde sus terrazas.
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Localizado entre Puerto Banús y Marbella, Marbella Club (marbellaclub.com) es el gran emblema de la exclusividad hotelera en la Costa del Sol y una invitación absoluta al relax. Fundado por el príncipe Alfonso de Hohenlohe-Langenburg a mediados de los 50, este refugio dispone de piscinas, bares, spa y patios y jardines perfumados por todo tipo de flores.
© Marbella ClubLlevar la sostenibilidad un paso más allá es su último propósito, ya no solo en la utilización de productos de spa y belleza veganos y en la eficiencia energética, también participando en proyectos de conservación de la biodiversidad, como el de la fundación Aula del Mar que reintroduce caballitos de mar en la zona. Entre sus boutiques, Marbella Club cuenta, hasta el próximo 31 de octubre, con una tienda efímera de Chanel.
DÓNDE COMER
Dentro del Marbella Club Hotel podemos encontrar varias opciones fabulosas para comer o cenar en un ambiente íntimo, como El Patio o El Grill, donde probar uno de los extraordinarios platos de carne de su elaborada carta a la luz de las velas.
La cocina japonesa más desenfadada, acompañada de originales cócteles, se puede probar en los distintos espacios del nuevo beach club Salvaje (marbella.salvaje.world), situado en Puerto Banús. De día, en las camas balinesas y tumbonas junto al mar; de noche, en alguna de las mesas repartidas por el improvisado escenario en el que se suceden diversos espectáculos manteniendo el ambiente siempre animado. Este rompedor establecimiento, envuelto por la vegetación, también cuenta con una pequeña piscina y un comedor climatizado para refrescar los días más calurosos del verano.
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En Salvaje nada es lo que parece, una gigantesca mano exprimiendo una naranja que en realidad es una ducha, un mayordomo de lo más peculiar vigilando los baños, bocados que estallan en la boca, bancos en forma de rinocerontes y un ambiente que evoluciona a lo largo del día para transformarse en el place to be indispensable marbellí.
© La CiudadelaDentro del casco histórico de Marbella también hay calles secretas y vacías de turistas, con bares de toda la vida como San Lorenzo, en la calle homónima. En la mucho más transitada calle Ancha, Thaissence ofrece una exquisita fusión de cocina peruana y asiática, pero sin olvidarse del producto andaluz. En apenas un año de vida, el fabuloso restaurante ha entrado en la Guía Michelin.
