Colinas de viñedos, coronadas por escenográficos castillos e iglesias medievales, campos de olivos centenarios, pequeños alojamientos situados en fincas rurales o bodegas familiares... Así pintado parece que estamos en Italia, pero es Eslovenia. Lo cierto es que buena parte del territorio de Goriska Brda perteneció a Italia durante décadas, e incluso la localidad que le da nombre está dividida entre ambos países: Gorizia y Nova Goriza.
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Resulta una delicia recorrer sin prisa las carreteras que surcan la comarca, algo que puede disfrutarse gracias a un divertido sistema de bicicletas eléctricas que se puede gestionar a través de la propia página web del turismo local. Lo ideal es comenzar a las puertas del castillo de Dobrovo, sin duda una de las localidades más escenográficas de la zona, aupada sobre un cerro. Y, luego, tras unos cuantos kilómetros de pedaladas entre carreteras jalonadas por exuberantes campos de cultivo, regresar a esta fortaleza para reponer fuerzas en su bodega y restaurante. De esta forma, se puede prolongar la estancia en Goriska Brda durante los días que uno desee, programando excursiones de unos 30 kilómetros cada jornada.
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Entre Dobrovo y Gorizia hay 15 kilómetros. Esta localidad, por fortuna ya no separada por frontera alguna con Nova Goriza, mantiene parte de su fisonomía medieval, incluido un castillo del siglo XI, desde cuyas murallas y torres se domina toda la localidad y buena parte de la comarca.
También de aire medieval es el pueblo de Šmartno, situado a apenas cuatro kilómetros de Dobrovo. Tan bien se ha conservado su caserío, en torno a la iglesia de San Martín (su interior está decorado con frescos seculares), que el conjunto está considerado monumento de interés cultural.
Muy próxima está la aldea de Kojsko, cuya iglesia de la Santa Cruz recuerda, por su estructura fortificada, que esta fue zona de disputa permanente entre los Habsburgo y el Imperio otomano, amén de los frecuentes conflictos con la cercana República Marítima de Venecia.
Pero, aparte de por sus valores históricos y artísticos, la comarca de Goriska Brda destaca por sus riquezas naturales. Algunas tan atractivas como la garganta de Krčnik, muy cerca de las localidades de Kotline y Kožbana. Entre una exuberante vegetación, el curso del arroyo Kožbanjšček ha dibujado, de forma natural, un curioso puente de piedra. En verano, es un lugar ideal para refrescarse a mitad de excursión o al final del día, porque este pequeño flujo de agua, además, varias piscinas naturales a lo largo de su curso.
Muy recomendable para los más animosos será hasta la colina Korada (812 m), cubierta de varias especies botánicas endémicas, para contemplar la panorámica que regala, con el mar Adriático y los Alpes Julianos como espectacular fondo. Muy cerca de la localidad y montañas de Kobarid (Caporetto), donde tuvo lugar la batalla en 1917 que inspiró a Ernest Hemingway para escribir su célebre novela Adiós a las armas.
En este entorno se visita el curioso osario de forma octogonal que lleva a la iglesia de San Antón. Y se disfruta de las cascadas de Kozjak, donde la naturaleza ha creado una gran piscina natural de color turquesa.
También en el entorno de Kobarid o de Isonzo, merece la pena acercarse hasta el curso del río Soča, para poner la adrenalina al máximo nivel practicando rafting, canyoning o kayak en sus aguas. Estas y las de sus fiduciarios son las que, de vuelta al valle, riegan los viñedos que producen, entre otras variedades, el particularísimo «vino naranja», un espumoso tan fresco y joven como esta atractiva comarca eslovena.
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Y es que esta es zona vinícola. Su medio centenar de bodegas son de tipo familiar, de producción limitada, y la pasión con la que los productores hablan de sus vinos resulta francamente contagiosa. Para catar algunos (o muchos) de ellos, una buena opción es acercarse a la Vinoteka Brda (vinotekabrda.si), que ocupa parte de las cavas del espectacular castillo de Dobrovo y donde están representadas las principales etiquetas vinícolas de la comarca, junto a otros productos gastronómicos.
MUY PRÁCTICO
CÓMO LLEGAR
No hay vuelos directos a Liubliana (capital de Eslovenia) desde España. Pero Venecia está a poco más de una hora y media en coche de la región de Goriska Brda. También se puede volar a la italiana Trieste, prácticamente en la frontera con esta zona de Eslovenia. Desde ambos aeropuertos se puede alquilar un coche, con el que luego moverse a otras zonas de Eslovenia. Si se va a hacer la ruta en bicicleta eléctrica en la oficina de turismo de Dobrovo (brda.si) se alquilan, por unos 30 € al día.
PARA DESCANSAR
Junto a Drobovo y rodeado de campos de frutales está Garni Hotel Dvor (en.dvor.si/home), que ofrece alojamiento tanto en el propio hotel como en apartamentos (ideales si se viaja en familia). Moderna es la fisonomía y estructura de la no lejana House Iaquin (house-iaquin-guest-house-dobrovo.bedspro.com/en), un bed & breakfast de lujo, también en pleno campo, con piscina y hasta un pequeño spa. También muy confortable y moderno es el hotel-restaurante Gredič (gredic.si/en), situado en un edificio histórico y que ofrece habitaciones con buenas panorámicas y detalles de sofisticación.
PARA REPONER FUERZAS
La gastronomía de esta zona de Eslovenia es puramente mediterránea y las influencias de la cocina italiana son más que evidentes. Recetas que combinan los sabores de los productos de los campos de Goriska, pero también los que llegan desde el cercanísimo Adriático. Entre los platos estrella están los que combinan la pasta fresca con mejillones y almejas, además de los pescados. Por supuesto, todo regado con los vinos (blancos y tintos) que se crían en la zona. Un buen lugar donde degustar esta cocina de proximidad es, en Dobrovo v Brdih, en Gostilnica Pr’ noni (Neblo 1). Con vistas a los campos de Goriska Brda, Bulzinel (buzinel.si), especializado en pescados frescos del Adriático. Una deliciosa cocina de temporada es lo que ofrece el restaurante del alojamiento Marica (marica.si/en/restaurant), en el pueblo medieval de Šmartno.