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Los 12 pueblos más bonitos de Cantabria, cada uno presumiendo de lo suyo

¿Seguro que conoces todos? Toma nota y descúbrelos, porque son una delicia


Actualizado 16 de agosto de 2022 - 11:57 CEST
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MOGROVEJO

A 12 kilómetros de Potes en dirección a Fuente Dé y rodeada de altas cumbres, la pequeña aldea de Mogrovejo merece una parada para admirar su hermoso conjunto de casonas de los siglos XVII y XVIII, a mitad de camino entre lo rural y lo señorial, y en entre las que sobresale una torre medieval. No solo es uno de los pueblos más bonitos de Cantabria, es que se encuentra también en la asociación de Los Pueblos más bonitos de España. Los Picos de Europa le sirven de telón de fondo y embellecen aún más su estampa.

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COMILLAS

Comillas es una villa señorial, con sus elegantes casonas barrocas y sus destacadas construcciones modernistas de arquitectos catalanes, como el Capricho de Gaudí (elcaprichodegaudi.com) –donde pueden realizarse visitas tanto por libre como guiadas–, el Palacio de Sobrellano y su capilla-panteón, vivienda de verano del marqués de Comillas, o la Universidad Pontificia. Pero también es un lugar para disfrutar de la naturaleza, con una espectacular playa de fina arena, dunas y marismas que forman parte del Parque Natural de Oyambre.

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De este lugar de Cantabria que forma parte de Los Pueblos más bonitos de España atrae su cuidada arquitectura típica, sus calles de piedra y también su entorno, en el mismo valle de Cabuérniga, entre los valles del Saja y el Nansa. Declarado conjunto histórico, el paseo por este pueblito descubre casas populares junto a otras nobles, como el Palacio de los Mier, rincones encantadores y a los vecinos artesanos trabajando la madera a las puertas de sus viviendas.

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LIÉRGANES

Emplazado en una bucólica llanura regada por el río Miera, Liérganes tiene un casco antiguo que merece la pena saborear, con sus ermitas, sus casonas populares, su iglesia, sus capillas y su puente mayor, que brinda una de sus imágenes más típicas. Junto a él encontramos el hombre-pez esculpido en bronce, todo un símbolo de la localidad donde hay hasta un centro de interpretación dedicado a él. Su afamado balneario de aire decimonónico, que se beneficia de las bondades de las aguas sulfurosas que brotan de la denominada Fuente Santa, es ideal para el descanso.

 

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POTES

Atravesada por los ríos Deva y Quiviesa, esta encantadora villa se alza en la confluencia de tres valles. Se encuentra rodeada de huertas y tiene los Picos de Europa a un paso, 22 km la separan del teleférico de Fuente Dé, donde ascender al mirador del Cable y contemplar el imponente entorno.

Potes presume de un singular entramado urbano lleno de casas populares y edificios tan emblemáticos como la torre del Infantado. Otros imprescindibles en la localidad son el puente medieval de san Cayetano, la plaza del Capitán Palacios, el paseo por su casco antiguo empedrado o acercarse al monasterio de Santo Toribio de Liébana, a 5 minutos de la localidad.

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TUDANCA

José María de Pereda se inspiró en Tudanca para escribir su novela Peñas arriba. Caminando por las calles en cuesta de este conjunto histórico de bella arquitectura se descubre la casona de José María de Cossío, por la que pasaron Lorca, Alberti o Unamuno. El macizo edificio que fue levantado por un indiano y en el que el académico pasaba sus veranos es un museo que relata la vida montañesa y conserva la extraordinaria biblioteca reunida por el erudito.

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SAN VICENTE DE LA BARQUERA

La villa marinera, el largo puente de la Maza que cruza su ría sembrada de barquitas, el mar, el magnífico telón de fondo de los Picos de Europa que la arropan y, en el entorno, el Parque Natural de Oyambre componen la estampa más reconocible de esta imprescindible localidad en las listas de las más bonitas de la región.

 

Te retamos a un juego: ¿Sabes decirnos en qué pueblo marinero de la costa española estamos?

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BÁRCENA MAYOR

Calles empedradas, casonas montañesas con balconadas de madera, amplios zaguanes y el rumor del río Argoza. Bárcena Mayor presume de ser uno de los pueblos más bonitos de España, no solo de Cantabria. Un paseo por sus calles empedradas nos sumerge en el bucólico ambiente rural. Por si a alguien se le queda corta la visita, ahí está el valle de Saja envolviéndolo con su permanente verdor, donde hacer alguna ruta por sus numerosas sendas.

 

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LAREDO

Es una de las perlas del Cantábrico. Y lo es porque aúna la monumentalidad del barrio del Arrabal y la Puebla Vieja, el convento de San Francisco y la iglesia de Santa María de la Asunción con la playa de La Salvé, cuatro kilómetros de arena blanca y fina que la convierten en la más larga de Cantabria.

 

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SANTILLANA DEL MAR

Más que una villa, Santillana parece un museo de piedra, animado eso sí por el trasiego de turistas que pasean por sus calles empedradas. En ella todo es monumental, desde los señoriales edificios que las adornan a su plaza mayor o la colegiata de Santa Juliana, el monumento románico religioso más importante de Cantabria. A 2,5 km de la localidad la famosísima cueva de Altamira, imprescindible en cualquier visita.

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PUENTE VIESGO

Esta apacible villa termal que cruza el río Pas y paralelo al que discurre una vía verde esconde uno de los conjuntos de cavernas del Paleolítico Superior más ricos de Cantabria, donde destacan la cueva de El Castillo y la de Las Monedas, de las más afamadas después de Altamira. Desde la antigua estación de tren de la localidad parte la vía verde del Pas, ideal para hacer en bici o caminando.

 

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CASTRO URDIALES

La foto más conocida de Castro Urdiales es la que conforman la dársena del puerto, la iglesia gótica de Santa María, el faro, que guía a los marineros desde 1853, y el castillo. Después de recorrer las callejas del casco antiguo, merece la pena darse un pequeño homenaje y disfrutar de su exquisita gastronomía en restaurantes como La Arboleda o el asador El Pueto (asadorelpuerto.com).