La periodista, presentadora, aventurera televisiva y ahora ¡hasta cantante! no escatima en halagos a su tierra, «estoy loca por ella». Aprovecha cualquier ocasión para escaparse a Gijón, la ciudad en la que nació, pero también a otros muchos rincones de Asturias de los que deja constancia en sus redes sociales. Te descubrimos de su mano todos esos sitios por los que se pasea y en los que se siente en el paraíso.
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Como una gijonesa más, es fácil encontrarse con Lara Álvarez por Gijón cuando uno menos se lo espera, ya sea cruzando por la porticada plaza Mayor, en el Muro de San Lorenzo, el entorno de Campo Valdés o el barrio de Cimadevilla, los lugares por donde pasa la vida de esta ciudad, o en sus sidrerías, tiendas o restaurantes habituales cuando visita su casa.
POR LA PLAYA DE SAN LORENZO
Hasta que falleció su perro Chocolate, hace apenas unos meses, uno de los «placeres de la vida» de Lara Álvarez era pasear con su «señor inglés» y fiel compañero por la playa de San Lorenzo. Casi dos kilómetros de paseo marítimo, entre la iglesia de San Pedro y la desembocadura del río Piles, que se extiende más allá por la senda costera de El Cervigón y lleva a otros arenales como las del Rinconín, Serín o Peñarrubia. La gran playa de Gijón es ideal para bañarse, tomar el sol, pasear o hacer surf, porque la vida de la ciudad discurre en torno a ella.
UNA FOTO EN EL MUELLE DEL PUERTO
Ni Lara Álvarez se resiste a fotografiarse en el puerto de Gijón, como lo hacen todos los turistas. Unos con el anagrama con letras rojas que forman el nombre de la ciudad y otros junto al Árbol de la sidra, formado por 3200 botellas de vidrio verde. Una vez hecha la foto, toca disfrutar del trajín de sus barcos entrando y saliendo a la mar del puerto, que queda en pleno centro de la ciudad y al lado del histórico barrio de Cimadevilla.
RUTA DE LA ÑORA
Si hay una máxima de Lara cuando viaja a su tierra «son los pasos con mi perra por la mañana para conectar con la naturaleza». Entre el núcleo urbano de Gijón y la zona plenamente rural existe una red de sendas que transportan a un entorno natural deslumbrante donde no faltan playas y acantilados, prados y vacas, bosques y ríos.
La que tiene como meta la playa de la Nora es un fácil y ameno paseo por la ribera del arroyo del mismo nombre, de 4,5 kilómetros, que se inicia en el campo de golf de La Llorea –donde también juega al golf con sus amigos–, discurre entre una frondosa vegetación, antiguos molinos, playas y acantilados y es ideal para ir con niños.
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PLAYA DE LA GRIEGA
En este arenal triangular de Lastres, a unos kilómetros del bonito caserío colgado en la ladera de la montaña, desemboca, formando un meandro, el río Libardón. Lara Álvarez la conoce y deja constancia de ello en su cuenta de Instagram.
A este arenal se va a darse un baño, pero, sobre todo, a contemplar, en el camino señalizado que la bordea, uno de los yacimientos paleontológicos de mayor interés, pues las icnitas de pesados saurópodos que se ven figuran entre las mayores del mundo. Junto a la playa se puede probar la fabada del restaurante Vista Alegre (hotelrestaurantevistaalegre) reconocida varios años entre las mejores del mundo.
PLAYA DE LA ISLA
Lara Álvarez es de playa, lo confirma una y otra vez en sus publicaciones. Cerca de Colunga nos ha descubierto la de La Isla, un arenal dorado de 800 metros, ventoso y de fuerte oleaje al que da nombre el islote que queda en su margen izquierda, unido en bajamar a través de un tómbolo. También se accede con marea baja a la que queda al este, El Barrigón. En este mismo entorno, hay un tramo de acantilados de hasta 75 metros de altura de gran valor natural y cultural en cuyas inmediaciones se han encontrado restos castreños y romanos.
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CABO VIDIO
Muy cerca de Cudillero, a la altura de Oviñana, la proa rocosa del cabo Vidio se adentra en el Cantábrico, un lugar perfecto para contemplar los acantilados e islotes del Paisaje Protegido de la Costa Occidental. Desde lo alto llega a divisarse, los días claros, hasta la punta coruñesa de Estaca de Bares. Si se puede hacer coincidir la visita con la puesta de sol, mucho mejor. Detrás del faro hay una caída vertical de 70 metros. A los pies del cabo, el oleaje ha tallado la gruta de la Iglesiona, que solo se ve cuando baja la marea.
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ERMITA DE LA REGALINA, CADAVEDO
Cadavedo es uno de los pueblos más bonitos de Asturias, lleno de hórreos, casinas con jardines primorosos y villas indianas. Pero además tiene una iglesia en un lugar excepcional, rodeada de bravíos acantilados. Un lugar de vértigo y devoción donde hay una ermita blanca y azul al borde del precipicio, dos hórreos y una vista que corta el aliento sobre la vecina playa de la Ribeirona y el resto del quebrado litoral.
PLAYA DEL SILENCIO
La luminosa playa del Silencio de Cudillero envuelve por su singular magnetismo. Su concha es cerrada, sin peligro, y las aguas son las más tranquilas de la zona, pero hay algo que la hace salvaje, rebelde. Quizá sea su localización dentro del paisaje protegido de la costa occidental, 35 kilómetros de acantilados agrestes donde se aprecia con claridad el origen silíceo del litoral. En un entorno rural, envuelta en una densa vegetación atlántica y presidiendo un paraje escarpado salpicado de islotes, el Silencio es, sin duda, una playa de exposición, más para ver que para bañarse en ella.
RODILES
La desembocadura del río Valdediós en el Cantábrico, a su paso por Villaviciosa, conforma un ancho estuario convertido en reserva natural. En un lado de este privilegiado espacio está la pequeña playa de El Puntal, en la que se ha fotografiado la periodista asturiana; enfrente, la de Rodiles, escoltada por una extensa zona arbolada de pinos y eucaliptos. Con más de un kilómetro de largo, 300 metros de ancho y su fuerte oleaje, es un paraíso de los surfistas.
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OLLA DE SAN VICENTE
El Dobra es un río corto, de unos 23 kilómetros, que nace en la vertiente leonesa de los Picos de Europa y desemboca en el río Sella. Por sus orillas discurre una de las excursiones más habituales de los asturianos, por su escasa dificultad y porque lleva a un lugar de impresionante belleza, una gran poza natural de color verde espectacular y hasta 5 metros de profundidad que ya sabemos que Lara Álvarez ha visitado.