Si el día amanece soleado podemos empezar la ruta en alguna playa de Oleiros. Bastiagueiro es perfecta para el paseo; Mera, el arenal preferido de muchos coruñeses, y también su vecina, la pequeña de Espiñeiro, con su chiringuito casi en la arena y sus tranquilas, aunque gélidas, aguas cristalinas. Todas recomendables por su ubicación en la misma ría de A Coruña.
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Siguiendo por la costa se alcanza Sada, localidad que en verano se llena de vida, en parte por el puerto deportivo en el que atracan los barcos que navegan por las apacibles rías de Betanzos y de Ares, y también porque a seis kilómetros hacia el interior se encuentra el Pazo de Meirás, que mandó construir la escritora Emilia Pardo Bazán y es símbolo de la memoria histórica de Galicia .
Más allá está la playa de Gandarío y, en la otra orilla, la de O Miño, a la que se llega cruzando El Pedrido, el lugar donde desembocan las aguas del Mandeo. Este río que serpentea por toda la reserva, como también el Mero, son los responsables de tanta riqueza y biodiversidad como atesora este espacio protegido. En medio de ambos ríos, el embalse de Abegondo-Cecebre es todo un paraíso ornitológico, con varios observatorios de aves y el Aula de la Naturaleza de Crendes. Como curiosidad, de él se surte de agua la cerveza gallega más famosa.
El Mandeo sigue su curso hacia el interior. Parte del río es navegable y se recorre en catamarán eléctrico o en kayak. Remando por él se llega a Betanzos, villa amurallada y medieval que llegó a ser una de las siete capitales del antiguo reino de Galicia. Resulta un placer pasear por su casco antiguo y, cuando termine su restauración, también por el parque del Pasatiempo, para luego hacer parada en alguno de sus bares o restaurantes y degustar la que, dicen, es la mejor tortilla del mundo, y la prueba es su larga lista de premios que ha conseguido.
Para acompañar la tortilla no deben faltar en la mesa el pan de Carral y el vino de la Terra de Betanzos –hay seis bodegas productoras–, y para rematar, un té de Orbello, cuya plantación de Paderne ostenta la primera certificación ecológica de Europa.
En busca de la Galicia más salvaje ponemos rumbo a Arteixo, que, además de ser el municipio donde se encuentra la sede central del gigante textil Inditex, posee un buen conjunto de playas a mar abierto, ventosas y de fuerte oleaje, y, por ello, más vírgenes y solitarias. Barrañán conquista a quienes quieran tomar el sol entre dunas, y Sabón es la favorita de los aficionados al surf. La Senda Azul, de 6,4 kilómetros, une siete de los nueve arenales de este ayuntamiento coruñés.
Una vez inspeccionada la costa, será momento de descubrir el interior de la reserva de la biosfera, donde late la cara más rural, legendaria y religiosa de Galicia y la menos turística. Por este territorio protegido por su interés natural discurren dos itinerarios jacobeos . El Camino Inglés es el que seguían los británicos que llegaban a estas tierras en barco y, tras atracar en los puertos de A Coruña o Ferrol, partían hacia la tumba del apóstol. El Camino del Norte pasa por Sobrado, donde los peregrinos que entran desde Asturias hacen parada en uno de los monasterios más monumentales de la provincia: Santa María de Sobrado.
No solo peregrinos recorren estos caminos. Cuentan que también meigas, demonios, duendes y brujas atemorizaban antaño a los viajeros. De aquellas historias quedan sus leyendas y alguna señal ancestral, como los cruceiros, que protegían a los caminantes de los peligros que les acechaban. Al pasear por estos lugares se entiende por qué el escritor Wenceslao Fernández Flórez ambientó aquí su novela El bosque animado, una crónica apasionante sobre la magia y la vida de la Galicia profunda.
La singularidad del entorno también ha inspirado a numerosos artistas, como el impresionista Francisco Llorens, discípulo de Sorolla, apodado “el pintor das Mariñas”. Sus pinceles retrataron muchos rincones y hoy una ruta recorre sus paisajes favoritos, sin duda inspiradores, como toda esta tierra donde late la verdadera esencia gallega .
No dejes de...
Ver el atardecer desde el faro de Mera. La bocana de la ría de A Coruña está flanqueada por varias puntas y cabos y vigilada por faros. En la orilla oeste, la torre de Hércules presume de ser la más antigua del mundo en funcionamiento. Frente a este faro, en Oleiros, los dos de Mera, distantes algo menos de 300 metros y, entre ambos, la antigua vivienda del farero, el Aula do Mar. Hasta ellos se puede llegar en coche o caminando desde la playa de Mera, desde Santa Cruz de Oleiros o, incluso, desde Santa Cristina.
Guía práctica
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