La famosa Strada Statale 163, una estrecha carretera excavada en roca viva que enlaza Positano y la localidad de Vietri Sul Mare, zigzaguea entre los precipicios en picado hacia el Tirreno, de un lado, y las empalizadas de hasta mil metros de los montes Lattari, del otro, por los que se desparraman villas y huertos de limones. Por ella se recorre la Costiera, como le dicen sus vecinos a la Costa Amalfitana.
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DEL SUR EN DIRECCIÓN NORTE
Comenzamos el recorrido desde Vietri Sul Mare hacia el norte, podría hacerse a la inversa, pero siempre es mejor ir de menos a más, con el plus aquí de que, avanzando de sur a norte, se conduce pegado a la roca, evitando el vértigo de unas curvas al filo de los barrancos.
Muy cerca de Vietri sul Mare, famoso por sus cerámicas, aguarda el pueblito pesquero de Cetara, que lo es por el atún y las anchoas. Como este, también ha sabido quedarse algo al margen de la parte más turística de este tramo costero el siguiente en asomar, Erchie, célebre por el limoncello y las olivas de los campos de alrededor, y por una coqueta playa tirando a pequeña, aunque menos que la mayoría en este litoral de puro acantilado. Tras el espectacular saliente rocoso de Capo d’Orso, por los hermanos Maiori y Minori sí aparece alguna playa que merece tal nombre, aunque los escuetos arenales de la Costa Amalfitana, flanqueados por hileras de sombrillas, no son el mejor lugar para venir a tomar el sol.
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DE UNA VILLA ARISTOCRÁTICA AL PUEBLO MÁS PEQUEÑO DE ITALIA
A esta altura habrá de buscarse el desvío a Ravello y comenzar a subir. Tremendamente aristocrático, este nido de águilas, con las callejas, las piazzas y villas floridas de su delicioso casco viejo, sería perfecto para instalarse un par de días a disfrutar la esencia de este entorno con más calma.
De vuelta a la costa, Atrani presume de ser el pueblo más pequeño de Italia. Y tanto es así, que, al menor despiste, uno se adentra en Amalfi, otro de los «pesos pesados» de estos territorios. Por las empinadas hechuras de esta antigua república marinera, rival en la Edad Media de las de Génova o Venecia, se descuelga todo un muestrario de palazzos e iglesias presididas por su fenomenal Duomo renacentista.
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UN FIORDO EN EL MEDITERRÁNEO
Cerca van aflorando nuevas maravillas, como la Gruta Esmeralda, entre la cala del fiordo di Furore (sí, un firodo en el Mediterráneo) y la estampa de postal de Conca dei Marini; el Sendero de los Dioses, que desafía a los más en forma entre las terrazas de Praiano… Y, sí, Positano, cuyas casitas incrustadas a distintas alturas en la roca se reconocen perfectamente en las fotos de aquellos locos y añorados años de la dolce vita.
¿CUÁNDO IR Y CÓMO ES EL TIEMPO?
En primavera y otoño sin duda habrá menos turistas. El verano es la temporada más solicitada cuando el tiempo es bueno, gracias a su clima mediterráneo que permite aprovecharse de las playas, aunque no sean las mejores de Italia completar el viaje con un baño siempre es buena idea. En invierno, aunque también puede ser muy agradable, habrá muchos sitios cerrados.
¿CÓMO LLEGAR A COSTA AMALFITANA?
Hay vuelos directos a Nápoles –en ocasiones a muy buenos precios, siempre fuera de temporada alta– con diferentes compañías y desde distintos aeropuertos españoles.
¿CÓMO ES LA GASTRONOMÍA?
Inolvidables las mozzarellas y burratas o sus sencillos productos de la tierra, como los tomates con sabor a tomate o las aceitunas bien aliñadas que dan sus olivos, acompañando un limoncello de los buenos en cualquier terraza frente al mar. Pescados y mariscos fresquísimos, a ser posible en platos de pasta.
Será un lujo sentarse a la mesa de restaurantes del renombre como el del hotel Palazzo Avino (palazzoavino.it), o la terraza del Belvedere del Caruso (belmond.com), ambos en Ravello.
Sin tanta etiqueta, maravilloso también el popular Da Adolfo (daadolfo.com), directamente sobre la playa, al que se llega en barquita desde el puerto de Positano.
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DÓNDE DORMIR
Hay muchísima oferta, el Santa Caterina (hotelsantacaterina.it), una villa estilo liberty a las afueras de Amalfi con ya más de un siglo de historia; o, en Positano, Il San Pietro (ilsanpietro.com) y Le Sirenuse (sirenuse.it) con una ubicación única.
EXPLORAR LOS ALREDEDORES
Para los que han planificado más días y quieren ir más allá de esta costa a tiro de piedra quedan algunos de los imprescinidbles del sur de Italia: Nápoles, a la que hay que dedicar al menos dos días para visitar sus iglesias, palacios y sobre todo para deambular por sus barrios más canallas. Para los que hayan finalizado la ruta por la costa en Positano, esta ciudad queda a poco más de 50 km. Antes de llegar a esta ciudad hay que hacer un alto en Pompeya, y después en la cercana Herculano, también camino de Nápoles. Y si tenemos la suerte de ir sobrados de tiempo otros imprescindibles de la zona son Capri, meca de las celebridades de ayer y de hoy, o las islitas de Ischia y Procida, el gran destino de 2022, no tan conocidas pero igualmente arrebatadoras.