PITIGLIANO
No puede tener mejor emplazamiento este pequeño pueblo de la Toscana que domina desde una peña volcánica la confluencia de dos ríos, el Lente y el Meleta. Tras la primera sorpresa, aguardan muchas otras en esta antigua aldea etrusca de calles empedradas que aún conserva un barrio judío con su sinagoga y que llegó a ser conocida como una pequeña Jerusalén.
PIENZA
Cerca de Siena y dominando una colina del valle d’Orcia, Pienza alardea de ser el primer modelo de ciudad renacentista, y por ello, Patrimonio Mundial de la Unesco. La ciudad de Pío, dedicada al Papa Pío II, gira en torno a una piazza enmarcada por palacios del siglo XVI –el de Piccolomini, el palacio Borgia...–, la concatedral de Santa María Assunta y el Corso, la calle principal del casco antiguo (en la imagen).
SAN GIMIGNANO
En la época medieval, las familias adineradas competían por levantar las torres más altas en los pueblos amurallados de la Toscana, era un símbolo de poder y riqueza. Salpicado de ellas está San Gimignano, torres que se alzan sobre las murallas que encierran este turístico pueblecito a 30 kilómetros de Siena declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Cruzar la puerta amurallada de San Giovanni, pasar por sus cuatro plazas (en la imagen la piazza della Cisterna), visitar sus numerosas iglesias y subir a alguna de sus torres para disfrutar de las maravillosas vistas del pueblo y el campo son sus imprescindibles.
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RUTA DEL CHIANTI
Entre ondulantes colinas tapizadas de cereal, olivos y viñas que se extienden hasta donde alcanza la vista, pueblos medievales cargados de historia, abadías y castillos discurre la carretera que recorre los paisajes donde se elabora el vino más célebre de Italia, que tiene más de 300 años. Rodeado de hectáreas de viñedos espera el Castello di Brolio, donde a finales del siglo XIX el barón Ricasoli dio con la fórmula que hizo del Chianti, uno de los vinos más famosos del mundo.
TERMAS DE SATURNIA
Bueno saber que la Toscana es una de las que más termas y balnearios posee del mundo. La belleza de las de Saturnia radica en la espectacularidad de sus piscinas naturales de piedra calcárea, escalonadas en medio de un bello enclave y cuyas aguas humeantes que son una fuente de bienestar desde hace 3000 años. El origen de las termas es un riachuelo, el Gorello, que, tras recorrer un bosque, dejar a su paso varias pozas y alcanzar un viejo molino derrama después sus aguas por una cascada.
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LA CAMPIÑA TOSCANA
Casitas rurales en lo alto de las colinas, campos de cereal y girasoles, cadenas de cipreses, grandes extensiones de viñedos cultivados desde hace siglos y pequeños pueblos salpican este ondulante paisaje de colinas que no puede ser más bucólico. En el valle de Orcia, una comarca protegida por la Unesco, a apenas media hora al sur de Siena, se concentran la mayoría de los pueblos más bonitos de la Toscana donde, además, disfrutar de una gastronomía deliciosa, con algunas de las mejores denominaciones de vinos de Italia: Castiglione d’Orcia, Monticchiello, Montalcino, Radicofani...
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ABADÍA DE SAN GALGANO
De todas las abadías que salpican el paisaje de la Toscana, la de San Galgano, a pocos kilómetros de Siena, es un lugar verdaderamente especial, con las bellísimas ruinas del que llegó a ser uno de los monasterios más importantes de la región y el eremitorio de Montesiepi. Si el primero es prestigioso ejemplo de la mejor arquitectura cisterciense gótica italiana, el segundo guarda la legendaria espada de Excalibur, la misma que el noble caballero Galgano Guidotti, que llegaría a ser santo, clavó en una roca cuando decidió dejar atrás su vida pasada y convertirse en ermitaño.
FLORENCIA
Pisa, Siena, Lucca..., la Toscana engloba importantes ciudades artísticas y todas bellísimas, pero de capital hace Florencia, la imprescindible italiana, que rezuma arte e historia por los cuatro costados y también espectaculares panorámicas, muchas de ellas con Santa María de las Flores, la insigne catedral, como protagonista. Cuna del Renacimiento, se adorna hasta lo indecible de obras maestras brotadas de las manos de Leonardo, Donatello o Miguel Ángel, de señoriales edificios erigidos por los Medici y de un elegantísimo entramado urbano por el que encontraron inspiración desde Dante a Maquiavelo.
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