Casi toda la franja costera del concejo de Llanes está incluida dentro de los límites del Paisaje Protegido de la Costa Oriental de Asturias. Por suerte, para su mejor conservación, a la mayoría de los enclaves solo se puede llegar a pie. Y eso es lo que descubre esta ruta que arranca en Llanes y sigue la señalizada Senda Costera. De origen medieval, la amurallada villa se desarrolló en torno a un próspero puerto pesquero y comercial. Merece la pena recorrer los muelles y tomar alguna de las empinadas calles que ascienden hasta el barrio de Cimadevilla, donde se alzan los principales monumentos. Entre los más señalados sobresalen dos notables edificios de estilo gótico: la basílica de Nuestra Señora del Concejo y el palacio de Gastañaga.
Un suave descenso desde el casco histórico nos acerca hasta la playa del Sablón y el paseo de San Pedro, al que se asciende por un tramo de escaleras. Construido en el siglo xix, es el mejor mirador para disfrutar de una extensa panorámica de la costa oriental asturiana y de Los Cubos de la Memoria, la intervención artística de Agustín Ibarrola en la escollera del puerto.
Al final del paseo, tras un kilómetro por una cuidada alfombra de hierba, las señales de la Senda Costera conducen a la vereda que discurre por las praderías al borde de los acantilados. Es difícil fijar la vista sobre un punto concreto, ya que en este primer tramo vamos a caminar rodeados de paisajes muy bellos. Si miramos hacia el mar nos sorprenderán los abruptos islotes o castros azotados por las olas y sobrevolados por centenares de aves marinas. Tierra adentro nos escolta la cercana sierra de Cuera, y por encima, si el día está claro, el inconfundible telón de los Picos de Europa.
Enseguida se alcanza la ría de Poo, un estrecho estuario enmarcado por una serie de acantilados calizos cubiertos por por bosques de roble y encina que llegan hasta la misma orilla del mar. Si la marea está baja, podremos descender a la playa y vadear el arroyo que la cruza. En caso contrario, hay que entrar en Poo y seguir las indicaciones del sendero, que coincide con el Camino de Santiago por la costa.
La senda, que a veces se convierte en cómoda pista de tierra, deja atrás el islote y la playa de Almenada y discurre por encima de las playas del Portillu y San Martín . Casi al final de esta última y sobre un promontorio, se descubren las ruinas de la ermita de San Martín, con unas magníficas vistas de los arenales y del cercano castro del mismo nombre.
Ya solo queda seguir la pista que desciende hacia Celorio y su amplia ensenada cerrada por la punta del Picu. En la bajada hacia el mar se pasa por la puerta del principal monumento de la localidad: el monasterio de San Salvador. En recuerdo de los monjes que desde el siglo xii habitaron el lugar, la playa más cercana se llama de los Frailes. La otra playa de Celorio –con la bajamar se convierten en una sola- es la de la Palombina, punto y final de la ruta. Para regresar tenemos dos opciones, bien volver por el mismo camino, o tomar uno de los trenes de cercanías que todos los días comunican Celorio con Llanes.
No dejes de...
Ir a la playa. Con más de 30 arenales como posee a lo largo de su litoral, en el concejo de Llanes hay playas para todos los gustos, desde las más aisladas, a las que solo se puede llegar caminando, hasta las de muy fácil acceso y carácter urbano, como las del Sablón y Toró, en la villa de Llanes. Entre las primeras, más naturales, se han hecho muy famosas las de Gulpiyuri y Cobijeru, ambas de origen kárstico y separadas del mar por sendos acantilados. Y si lo que prefieres son los extensos arenales, tienes que acudir a las playas de San Antolín, Torimbia, Andrín y San Martín (en la imagen).
Guía práctica
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