MACHU PICCHU
La Ciudad Perdida de los Incas, a 130 kilómetros de Cuzco, se alza entre barrancos en un hermoso paraje de los Andes peruanos. Sus perfectas construcciones, el estado de conservación y el entorno hacen de este yacimiento uno de los tesoros arqueológicos más valiosos del mundo.
Entre templos, santuarios, plazas y espacios residenciales, el recinto suma unas 140 construcciones. Laberintos de escalinatas y canales de agua comunican todas ellas, que aparecen rodeadas, ladera abajo, por los cultivos escalonados en terrazas en los que crecía el maíz o la patata y que permitían a Machu Picchu ser autosuficiente; algo indispensable dado su aislamiento. Una de las mejores experiencias que puedes vivir allí es llegar a pie por el conocido como Camino Inca. Uno de los trekking más espectaculares del mundo que pasa por lugares y restos arqueológicos a los que no podría accederse de otro modo y acaba en la ciudad de Machu Picchu. Se suele tardar 4 días, aunque hay un tramo más corto que se hace en 2.
Puedes leer: Machu Picchu, todo lo que necesitas conocer en plan práctico
CUZCO
Cuando uno aterriza en la ciudad peruana de Cuzco siente la falta de aire. Situada a 3.000 metros de altura, el soroche (mal de altura) da la bienvenida al viajero. Lo mejor, tomárselo con calma, caminar despacio, respirar profundo y comer ligero. Los síntomas variarán dependiendo de las personas, pero en 24/48 horas lo normal es que haya pasado (eso si se ha tenido, siempre hay quien se aclimata mejor).
Comenzamos en la plaza de Armas, una enorme extensión que es el centro de la vida de la ciudad y el mejor lugar para comenzar a descubrirla. Los alrededores están llenos de tiendecitas, restaurantes y lugares para visitar, como la Catedral. También hay que visitar el Qorikancha, el edifico inca estrella de la ciudad. Un templo que fue su lugar de culto más importante, con muros recubiertos por láminas de oro. Y el convento de Santo Domingo (en la imagen), que se construyó encima de este templo. Para los que gustan de tomar el pulso diario a las ciudades el mercado de San Pedro es el lugar ideal. Un espacio colonial con puestos de frutas y carnes junto a artesanía o ropa típica. En el mercado se puede hacer un tour gastronómico.
AREQUIPA
Conocida como ‘la ciudad blanca’, Arequipa que duerme a la sombra del volcán Misti y es la segunda ciudad más grande de Perú. Los edificios de su centro histórico, Patrimonio de la Humanidad, están construidos con roca volcánica llamada sillar y tiene más de 500 casonas coloniales repartidas por él. Una ruta por el casco comienza en la enorme plaza de Armas con galerías de arcos a los lados y al fondo la Catedral. No hay que perderse el convento de Santa Catalina (en la imagen), tan grande que es un pequeño pueblo dentro de la propia ciudad, con muros como una ciudadela y calles decoradas con flores y viviendas donde residían las monjas. Aunque hoy sigue habitado por monjas de clausura es a la vez un complejo turístico que se puede visitar (santacatalina.org.pe).
VINICUNCA, LAS MONTAÑAS DE COLORES
Un capricho de la naturaleza, eso es Vinicunca. Una montaña perdida en un pliegue de los Andes, a más de 5000 metros de altura. Gracias a los minerales de su interior aparece pintada de colores rojo, dorado, turquesa… que han hecho que se la conozca como la montaña arcoíris.
Para contemplar este fenómeno de la naturaleza hay que madrugar. Se llega en una excursión que parte de Cuzco con ida y vuelta en el día. Son muchas las agencias de la ciudad que organizan la visita, el trayecto dura unas cuatro horas, con lo que hay que estar medianamente en forma y salvar el soroche, o mal de altura, para lo que los guías irán dando indicaciones. Teniendo en cuenta esto, su contemplación quita el aliento. Un milagro de la naturaleza.
Puedes leer: De trekking por la increíble montaña de los 7 colores de Perú
LIMA
La capital gastronómica de Perú, y de toda Sudamérica, es el lugar perfecto para conocer su afamada cocina. Ceviches, tiraditos, tequeños, arroces con mariscos, causa rellena de atún… son algunas de las delicias que se encuentran en las cartas de sus restaurantes. Buenas propuestas son el restaurante Astrid & Gastón (astridygaston.com), en el barrio de San isidro, todo un referente en la ciudad. O la gran joya, Central (centralrestaurante.com.pe) reconocido como mejor restaurante de toda Latinoamérica –y sexto puesto en la lista de los mejores del mundo– que funciona bajo la batuta del chef Virgilio Martínez. Aquí, la comida peruana, se eleva a otro nivel (en la imagen).
También imprescindibles un paseo por la plaza de Armas, en el casco histórico, el parque del Amor en el barrio de Miraflores, uno de los más bonitos de la ciudad, la Catedral o la zona arqueológica de Huaca Pucllana (huacapucllanamiraflores.pe). No hay que perderse el Circuito Mágico del Agua, con sus fuentes ornamentales y chorros.
Puedes leer: Lima, un delicioso placer para comerse poco a poco
VALLE DEL COLCA
La región volcánica del Cañón del Colca es uno de los precipicios más hondos de la Tierra y el barranco más profundo del planeta. El valle queda adornado en sus laderas por caminos en zigzag y salpicado de iglesias coloniales que franciscanos y dominicos erigieron aquí tras la llegada de los españoles. Aquí los dueños y señores son los cóndores, que llegan a pesar hasta una docena de kilos y superar los tres metros de envergadura. Se sirven de las corrientes térmicas que emanan de esta tremenda quebrada para elevarse en perfecto planeo por encima de las paredes verticales y rojizas del cañón, de más de 3.000 metros, en las que tienen sus nidos. El mirador de la Cruz del Condor es el lugar donde se apostan los visitantes a contemplar el espectáculo.
IQUITOS Y EL AMAZONAS PERUANO
Dar un paseo por la selva, pescar pirañas, descubrir que los delfines también pueden ser rosas, intuir la presencia del jaguar o navegar por el río Amazonas son experiencias que solo podrán vivir quienes se acerquen a la capital amazónica peruana, Iquitos. Una ciudad rodeada de bosques y ríos como el Amazonas, que atrapa a quienes lo contemplan por primera vez. Un gigante que atraviesa, da nombre, agua y forma al pulmón más verde del planeta.
En Iquitos hay que acercarse al barrio de Belén, el más famoso de la ciudad (también el más pobre). Lo llaman la Venecia Amazónica con palafitos y casas flotantes sobre el río Itaya. Su mercado, con cientos de puestos, llena la ciudad de vida, aroma y color.
LÍNEAS DE NAZCA
En la región de Ica, al sur de Lima, se encuentran estas líneas geométricas que se realizaron junto a las ciudades de Nazca y Palma. Líneas geométricas y dibujos, que para poder apreciarlos bien hay que hacerlo desde el aire (se alquilan avionetas en la zona con pilotos experimentados), que aún hoy en día son un auténtico misterio. No sabemos ni quiénes, ni cómo, ni por qué los hicieron. Estos trazados, que son Patrimonio de la Humanidad, hacen de esta zona uno de los lugares más visitados del país. Para contemplarlos desde lo alto hay que subir a las montañas del entorno o a alguna de las 12 torres de observación que existen o bien el alquiler de una avioneta para quienes quieran además disfrutar de la experiencia. Los arqueólogos creen que fueron creados entre el 500 a. C. y el 500 d. C.
LAGO TITICACA
El lago navegable más alto del mundo lo comparten Perú y Bolivia. Casi cuatro mil metros de altura donde se descubren poblados flotantes de junco, islas donde se esconden ruinas incas y un buen puñado de tradiciones, música y danzas regionales de sus habitantes que se mantienen intactas desde hace siglos.
Navegar por sus gélidas aguas (la temperatura media es menor a 15º) es una experiencia única. La ciudad de Puno es un buen punto de partida desde donde contratar estas excursiones que normalmente suelen incluir la experiencia de vivir, al menos por una noche, con las comunidades locales.