Cada ciudad tiene su calle empedrada de emociones. La de Logroño se llama Portales y aún conserva el encanto relajado que, arriba y abajo, tanto disfrutaron nuestros padres y abuelos cuando paseaban de la mano, degustaban las delicias gastronómicas de la época o se acercaban a entregar un paquete en el imponente edificio del antiguo Correos, reconvertido ahora en un hotel exquisito. Este lujo cinco estrellas recién estrenado no es la única excusa para perderse por sus soportales de piedra. En esta céntrica arteria, y sus inmediaciones, se puede disfrutar de una cata de perfumes exclusivos, de unas croquetas con alma de madre y dos estrellas Michelin, y de un helado de vaina de guisante lágrima con limón verde. ¡No se puede ser más chic en tan breve paseo!
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CATA DE PERFUMES SOBRE UN DIVÁN
En Logroño no solo se catan los renombrados vinos amparados por la primera denominación de España, la D.O.Ca. Rioja. Cuando se descubre el elegante escaparate blanco de Marblés (marblesperfumeria.com), en el número 36 de Portales, donde los aromas más sofisticados del mundo se concentran en unas piezas dignas de coleccionista, nos sumergiremos en el arte de la alta perfumería, cuyo proceso tiene muchas similitudes con el vino.
La pasión que José Martínez Quiroga destila en este particular mundo de las esencias hará que, en menos de un minuto, deseemos sentarnos cómodamente en su diván para experimentar una cata de aromas florales, cítricos y amaderados, o descubramos que es un pecado ponernos el perfume en la ropa. Entre campanas de cristal, y una conversación muy agradable, será más fácil descubrir a qué huele el mundo en clave exquisita y qué perfume es el más afín a tu personalidad y a la huella que quieras dejar. Entre estos caprichos hay quien se ha emocionado al recordar el aroma de una persona querida.
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SABOR RIOJANO CON ESTRELLAS MICHELIN
Empezar la mañana con un buen desayuno es una costumbre excelente. En La Matea, entre plantas naturales y flores secas se saborean unos desayunos hechos con mucho mimo. Café, zumo de naranja y tostas de autor, como la de aguacate y salmón ahumado, dan paso, a la hora del vermut, a sus famosos calamares.
Si seguimos en clave salada, a tan solo 100 metros, en el número 1 de la calle Hermanos Moroy, el descubrimiento gastronómico se llama Ajonegro (restauranteajonegro.com), una simbiosis moderna y riquísima. Gracias a Mariana Sánchez, mexicana de Cuernavaca, y al logroñés Gonzalo Baquedano, esta propuesta es un ejemplo de cómo bordar una fusión México-España tanto para el paladar como para la vista.
Un poco más arriba, frente al entrañable Espolón, se encuentra Tondeluna (tondeluna.com), donde Francis Paniego, dos estrellas Michelin, ha dado forma a su «sueño largamente meditado». En la carta encontramos el sabor de la tierra en platos como las pochas y los macarrones a la riojana (rellenados uno a uno), la famosa ensaladilla rusa, que el chef presenta con mahonesa aireada, o el carpaccio de gamba sobre tartar de tomate y ajo blanco. Las imprescindibles croquetas, para algunos las mejores del mundo, son una receta heredada de su madre Marisa, en su día Premio Nacional de Gastronomía. El diseño del local, totalmente sostenible, fue reconocido con el premio FAD a la Mejor Arquitectura Interior.
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UN MAESTRO DEL HIELO ENTRE MILHOJAS (CASI) CENTENARIOS
Aún conserva las mismas letras doradas que se colgaron en su inauguración en 1930 y el encanto del pasado. Entrar en La Mariposa de Oro (Portales, 26) es cruzar el umbral de los recuerdos en torno a los milhojas y canutillos legendarios de Logroño, los que han acompañado desde siempre las celebraciones familiares. Un siglo después, la tercera generación continúa el legado del abuelo Pedro en torno a un arte que se deshace en la boca. Es difícil resistirse a su hojaldre quebradizo, a la textura de su crema pastelera, a la cremosidad del merengue y al azúcar glass. Esta tradición no se expone en las vitrinas, se sigue sirviendo por encargo.
En la heladería DellaSera (obradorgrate.com), las plantas aromáticas, las lías que deshereda un bodeguero o el olor a tierra mojada durante un paseo bajo la lluvia inspiran la creatividad del chef Fernando Sáenz, Premio Memorial Nacional de Gastronomía al Mejor Repostero de España. Los helados de este mago del hielo son pura cremosidad y sabor. Por cierto, acaba de estrenar su carta de primavera. Es difícil resistirse a un cucurucho con una bola de vaina de guisante lágrima con limón verde, mazapán riojanito o café de origen Colombia Caturra.
DELICATESSEN DE LA LUCI
Un olor, un sabor, un sonido..., los sentidos nos devuelven, con naturalidad, recuerdos de nuestros antepasados. Las delicias de La Luci Delicatessen Gourmet, el ultramarinos más coqueto de Portales, recuerdan a la abuela de Javier Tuesta Quemada. Él ha heredado su simpatía, la pasión por la calidad y el reconocimiento a los productores y fabricantes que hacen de cada sabor un momento único. En su local situado al final de la antigua rúa de las Tiendas ya no encontramos aquellos pollos o conejos que La Luci vendía en el Mercado de Abastos, sino productos delicatessen, la mitad de ellos riojanos.
Además de una bodega selecta cercana a las 150 referencias enológicas, entre su surtido destacan los patés de Ortigosa, las alubias y las mermeladas de Anguiano, los embutidos de Baños de Río Tobía o los fardelejos de Arnedo. Tampoco falta el sabor gourmet del queso Los Cameros, entre los que destaca la gama D.O.P Queso Camerano, su colección de quesos añejos (incluido el de vaca, una rareza espectacular única en España), o el de oveja, recién galardonado en el Concurso de Wisconsin como el mejor del mundo en su categoría. Querrás llevarte todo lo que ofrece este lugar con encanto frente a la concatedral de Santa María de la Redonda. Aquí se habla mucho inglés, se necesita para asesorar a los peregrinos americanos y japoneses que recalan en esta parada del Camino de Santiago.
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EL SUEÑO DE UN HOTEL DE LUJO DE POSTAL
Los encantos de La Rioja han sido protagonistas de los sellos. La nuez de Pedroso, la fachada principal de la catedral de Santo Domingo de la Calzada o el Museo Vivanco de la Cultura del Vino en Briones, el mejor del mundo en su categoría, han volado hacia destinos desconocidos pegados en una carta.
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Desde 1932, el edificio neobarroco de Correos fue la casa de las emociones. Hasta allí llegaban los paquetes embalados con cuerda y papel marrón, las cartas de amor, las esperanzas manuscritas al otro lado del océano o los disgustos de Hacienda. Desde finales de diciembre, aquellos leones dorados donde se depositaban las postales custodian la entrada de un exclusivo hotel boutique de autor. Áurea Palacio de Correos (eurostarshotels.com) es una joya acorde al encanto de este edificio de la calle San Agustín, que ha conservado la esencia del edificio original.
Antes de acceder a sus 41 habitaciones, decoradas con composiciones creadas a partir de sellos de diversas épocas, este palacio cinco estrellas rinde tributo a su pasado con una colección expuesta muy entrañable: las tarjetas con las que los carteros felicitaban antaño las fiestas. Un paseo curioso por la memoria que culmina en su restaurante Matasellos, guiño gourmet al universo de Correos.
Los huéspedes que busquen aderezar su escapada con un merecido descanso, encontrarán su momento de relajación entre la variedad de duchas dinámicas y de contraste con aromaterapia de extracto de pino, las saunas y las camas de burbujas del spa. Su carta de masajes, con nombres tan apropiados como Destino Portugal o Destino Tíbet nos hace viajar. ¡Hasta los logroñeses quieren dormir aquí! Es tan chic.