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Regreso a Las Hurdes, de pueblo en pueblo por el norte de Cáceres

Siguiendo a los Reyes, un viaje a esta región cuajada de montañas, bancales y meandros nos lleva a pasear por hermosos pueblos de arquitectura popular, degustar una exquisita gastronomía y, además, descubrir algunos de los miradores más bellos de Extremadura.


Actualizado 13 de mayo de 2022 - 12:46 CEST

El 17 de mayo de 1902 el rey Alfonso XIII, acompañado de Gregorio Marañón, emprendía un viaje por esta comarca, alentado por la súplica del poeta Gabriel y Galán: «Señor: en tierras hermanas de estas tierras castellanas/ no viven vida de humanos nuestros míseros hermanos». Una realidad que también había denunciado Unamuno en sus Andanzas y visiones españolas: de sus caminatas a pie por trochas de ganado y caminos polvorientos le nació una mirada compasiva: «Si en todas las partes del mundo el hombre es hijo de la tierra, en Las Hurdes la tierra es hija de los hombres». Hoy, en el centenario de esta visita real los reyes Felipe y Letizia se han desplazado hasta Las Hurdes para revivir aquel momento histórico y nosotros trazamos una ruta por ella en la que descubrir lo mucho que ofrece. 

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Puente medieval en Casarrubia, en Las Hurdes.

Encajada en el extremo norte de la provincia, en el límite ya con Salamanca, mucho le ha costado a esta región sacudirse el polvo de la historia. Hoy todo aquel que la visita comprueba que nada queda de la tragedia del terruño hurdano. 100 años después en Las Hurdes no solo hay pan sino también una rica miel que es la preferida del Vaticano, aceite de oliva de primer orden y una gastronomía contundente que tiene en la caldereta de cabrito, las migas y las patatas meneás la expresión de los sabores de siempre.  

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Arquitectura típica de Las Hurdes, con tejados de lajas de pizarra y paredes de mampostería.

Con algunos de los rincones naturales más bellos de la geografía extremeña, Las Hurdes es una comarca trazada de piedra y agua. De pueblos que mantienen la arquitectura típica, con tejados de lajas de pizarra y paredes de mampostería. Pero también de chorros frescos que van jalonando la sierra, y de meandros, el más característico rasgo de su paisaje, ese sinfín de vueltas y revueltas que conforman sus cinco ríos al abrigo de una vegetación espesa. 

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Las Hurdes es una comarca de bellos rincones naturales donde el agua es protagonista, con algunos de los saltos más altos de Extremadura.

DE PUEBLO EN PUEBLO 

Riomalo de Abajo, la primera población que recibe al viajero que llega desde el norte, atesora tal vez el meandro más espectacular: el del Melero, que dibuja el curso del río Alagón y que es visible en todo su esplendor desde el mirador de la Antigua.  

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El meandro más espectacular de la provincia se llama meandro Melero, visible en todo su esplendor desde el mirador de La Antigua.

No te lo pierdas: Meandro de Melero, la gran sorpresa (no la única) de Las Hurdes

Cerca, Las Mestas, con su simbólico enebro de más de 300 años, servirá para iniciar el camino hacia Riomalo de Arriba, la aldea con las mejores muestras de arquitectura popular. Aquí se encuentra el mirador de las Carrascas, el más alto, que vierte sus vistas sobre la sierra de Corredera.  

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Puente en la localidad de Casar de Palomero.

En El Gasco es donde el agua alcanza su protagonismo. Partiendo de Nuñomoral y atravesando el frondoso valle de los Tejos al paso de Cerezal y Fragosa, se llega a esta localidad donde desciende atronador el chorro de la Miacera, que surge de las entrañas de un supuesto volcán apagado. Este y el de los Ángeles, en el extremo sur de Ovejuela, constituyen las cascadas más altas de la comunidad extremeña.  

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El atronador chorro de la Miacera, o de la Meancera, surge de las entrañas de un volcán apagado cuyas aguas se precipitan a unos 100 metros de altura.

De Las Hurdes nadie puede marcharse sin visitar Casar de Palomero, que en su día tuvo un barrio cristiano, musulmán y judío; y la cercana Rivera Oveja, con hermosas piscinas naturales. Tampoco los petroglifos que salpican el territorio, grabados en la roca que abarcan desde la Edad de Hierro hasta la romanización. El del Huerto del Cura, a unos cien metros desde la carretera que va de Nuñomoral a Aceitunilla, es el más recomendable.  

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Puente romano y piscina natural en Las Mestas.

Después están los puntos más poblados, Caminomorisco y Pinofranqueado, el pueblo al que se han desplazado los reyes Felipe y Letizia. Más que por su entramado urbano, estas localidades destacan por sus alrededores, enmarcados por bancales o terrazas, que son la esencia de esta comarca, y abrazados por campos de brezo, la flor por excelencia de Las Hurdes que, al estallar la primavera, tiñe los montes de malva. 

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Pinofranqueado, el pueblo al que se han desplazado hoy los reyes Felipe y Letizia.

MUY PRÁCTICO 

Las Hurdes se hallan en el norte de Cáceres, a unos 160 kilómetros de la capital de la provincia. El acceso por el norte debe hacerse desde Salamanca por la Sierra de Francia, a través de La Alberca y el Valle de las Batuecas. Por el sur se llega desde Plasencia o Coria por carreteras autonómicas dirección Pinofranqueado. 

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Espadaña en el pueblo de Casares

DÓNDE DORMIR 

Hospedería Hurdes Reales (hospederiasdeextremadura.es), en Las Mestas, un hotel con encanto de 4 estrellas ubicado sobre la antigua Factoría de Alfonso XIII, creada en 1922 a raíz de la visita del monarca a la comarca de Las Hurdes. Con un hall con chimenea, piscina y un inmenso jardín. O en Casar de Palomero, en La Posada del Casar (laposadadelcasar.es), un romántico y acogedor hotel rural con spa. Dispone de habitaciones decoradas con estilo moderno y algún guiño a la tradición. Su restaurante recoge la gastronomía hurdana con toques de vanguardia. 

BUENA MESA 

Restaurante Alfonso XIII, en Las Mestas, se trata del restaurante de la Hospedería Hurdes Reales, que destaca por su elaborada cocina de autor, que combina tradición e innovación. 

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