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Las sendas costeras más bellas para disfrutar de la esencia del Cantábrico


Actualizado 11 de mayo de 2022 - 15:17 CEST
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DESDE LIENCRES POR LA COSTA QUEBRADA 

El tramo litoral en las inmediaciones de Liencres es conocido como Costa Quebrada. Solo con esta denominación es fácil imaginar un lugar repleto de rotundos e inverosímiles acantilados, enormes rocas, llamativos islotes, pequeñas penínsulas, recogidas calas y una sucesión de aisladas playas que se abren al bravo mar Cantábrico. Pero, esta vez, la realidad supera con creces lo imaginado y la mejor manera de comprobarlo es descubrir caminando este bello y sobrecogedor paisaje geológico.

La ruta a pie comienza en el Parque Natural de las Dunas de Liencres, junto a la desembocadura del río Pas. El señalizado sendero permite detenerse en los mejores miradores y disfrutar de un rico sustrato que facilita la reconstrucción de una historia geológica de más de 100 millones de años de antigüedad. También se puede acceder a playas tan bellas como las de Somocuevas, Arnía (en la imagen) y Covachos. Precisamente, al llegar a esta última es conveniente emprender el regreso hasta el punto de partida y completar los 10 kilómetros de recorrido. 

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UNA CATEDRAL EN LA PLAYA 

Todo el mundo quiere ir a ver la playa de las Catedrales, en la Mariña Lucense y muy cerca de Ribadeo. Un monumento natural esculpido durante millones de años por el mar Cantábrico al golpear con fuerza las cuarcitas y pizarras de la rasa costera. El resultado salta a la vista cuando baja la marea: largos pasadizos, caprichosos islotes, grutas y grandes arcos de cerca de 30 metros de altura que sobresalen en el arenal. Un paisaje que cambia radicalmente al ritmo de las mareas y que hipnotiza a cualquier observador.

Una buena manera de visitar el lugar es, antes de descender hasta la playa (en verano hay que reservar por Internet), recorrer caminando el tramo del señalizado Camino Natural Ruta del Cantábrico, entre las playas de Cadramón y de Aguasantas. En total, son 4 kilómetros entre ida y vuelta que permiten descubrir el enclave desde arriba. Después ya solo queda disfrutar, siempre durante la bajamar, de un lugar único e inolvidable.  

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POR LA RESERVA DE LA BIOSFERA DE URDAIBAI 

El estuario de Urdaibai es un área natural formada en la desembocadura del río Oka cuya riqueza ecológica es tal que ha merecido la protección de la Unesco. Es el humedal más importante del País Vasco, y una relevante zona de reposo e invernada para las aves migratorias.

Los gestores del espacio recomiendan el sendero circular de Atxarre (PR-BI 161) como primera toma de contacto. Son 8 kilómetros señalizados que parten de Kanala, a un paso de la espectacular playa de Laida, y que ascienden, sombreados por un valioso encinar cantábrico, hasta la ermita de San Pedro de Atxarre. Desde este elevado lugar se disfruta de las mejores panorámicas de Urdaibai: la ría, las marismas de Gernika, la costa de Mundaka, el cabo Ogaño y la isla de Ízaro. Para completar el recorrido ya solo queda descender por Akorda y Gametxo hasta las dunas y arenales de Laida.

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BUFONES DE PRÍA, CUANDO EL MAR RESOPLA 

La costa del concejo asturiano de Llanes es la más larga del mar Cantábrico y atesora algunos de sus enclaves más señalados. Es el caso de los famosos bufones de Pría, un lugar que hay que visitar al menos una vez en la vida. Un bufón es una formación geológica de origen kárstico, una especie de chimenea abierta en los acantilados calizos, por los que el mar penetra a presión. Cuando se dan las circunstancias más favorables, pleamar y fuertes marejadas, el agua salada brota rugiente al exterior creando espectaculares surtidores de cerca de 20 metros de altura.

El recorrido hasta los bufones se inicia desde la aldea de Llames de Pría por una pista rural que enseguida alcanza la playa de Guadamía. Tras admirar esta estrecha y alargada entrada de mar, se debe seguir caminando otro medio kilómetro para alcanzar el acantilado donde se abren los bufones. Hay que tener mucha precaución debido a la fuerza de los chorros de agua a presión.

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ENTRE ZARAUTZ Y GETARIA, LA SENDA DE KARLOS ARGIÑANO 

Es uno de los tramos más bellos e interesantes de toda la costa vasca. Además, las dos villas guipuzcoanas están comunicadas entre sí por una calzada empedrada de época medieval que coincide con el trazado del Camino de Santiago del Norte.

La ruta senderista señalizada parte del final de la playa de Zarautz, junto al ascensor público de Vista Alegre, y permite disfrutar de unas impagables vistas de las playas, montañas y enclaves geológicos de este sector de la costa cantábrica. En el cómodo paseo disfrutaremos, además, con las atalayas balleneras y los pintorescos viñedos de donde se obtiene el apreciado txakoli de la comarca. Tras el descenso hasta Getaria para conocer el pasado marinero de esta localidad gastronómica, lo mejor es emprender el regreso por el paseo peatonal que discurre paralelo a la costa, muy frecuentado por el televisivo cocinero vasco. En total son unos 8 kilómetros de marcha. 

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ESTACA DE BARES, EL NORTE DEL NORTE 

El cabo coruñés de Estaca de Bares es el punto más septentrional de la península ibérica y  los geógrafos lo señalan como el límite occidental del mar Cantábrico en su confluencia con el océano Atlántico. Aunque solo por lo anterior merece una visita, el lugar reúne otra serie de alicientes que lo hacen único.

Lo mejor es partir del pequeño y encantador Porto de Bares por la pista asfaltada que se dirige hasta el aparcamiento de Estaca de Bares. Allí nace el sendero que, tras pasar por un mítico faro, enfila hacia los vertiginosos acantilados sobre los que se alza la punta del cabo. Las vistas son increíbles ya que se domina la amplia ría de Ortigueira y el cercano cabo de Ortegal. No muy lejos queda una estación ornitológica que está considerada por los expertos como uno de los mejores observatorios para contemplar el paso de aves migratorias marinas

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