Jaca siempre ha sido un lugar importante, pero en los últimos meses, está en boca de todos. ¿La razón? La serie documental que Georgina Rodríguez, pareja del futbolista Cristiano Ronaldo, ha rodado para Netflix en la localidad en la que vivió hasta los 17 años y que la ha colocado en el mapa internacional. Lo de que ya era importante, le vine de lejos, porque llegó a ser capital del Reino de Aragón, y además una de las grandes villas del Camino de Santiago. Por Jaca transitan los peregrinos buscando su catedral de San Pedro, una de las construcciones más antiguas y características del románico en España. Y también de las más influyentes, porque con ella surgió un estilo propio, el románico jaqués, y eso es toda una distinción.
En el templo hay numerosas obras de arte, empezando por el crismón de la puerta principal y siguiendo por sus capillas o el Cristo del que Georgina se confiesa devota desde niña, como compartió en su cuenta de Instagram. En torno al claustro se encuentran las salas del Museo Diocesano de Jaca, donde podemos ver una buena colección de pintura mural románica y gótica de las iglesias del entorno.
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Imitando a los jacetanos, el paseo nos llevará por el entorno del templo, desde la plaza de la Catedral a la de San Pedro y luego por las calles Echegaray y Mayor, donde hay comercios de siempre, como la centenaria Confitería Echeto (confiteriaecheto.es), que lleva desde 1890 endulzando los paladares de los más golosos. O la Pastelería La Suiza (pastelerialasuiza.com), también con larga historia y cuyos lacitos, su especialidad, dicen que son los mejores de la ciudad. Y bares de tapas como La Lola (Zocotín, 3), perfectos para tomar un vino o un estupendo vermú.
También podemos volver por aquí a la hora de comer para sentarnos a la mesa (o en la terraza) de La Cocina. Casa de Comidas (lacocinacasadecomidas.es), que mantiene el encanto de los antiguos bares de tapas y en cuya carta reinan los productos kilómetro 0 del Pirineo y esa combinación de tradición e innovación que triunfa gracias a especialidades como los torreznos, las croquetas de cocido o la olla jacetana.
UNA CIUDADELA MUY ANIMADA
Cerca de la catedral queda la Ciudadela, una fortaleza con forma pentagonal con mucho que ver, porque además de historia, la que cuenta que el rey Felipe II decidió construir en el siglo XVI para tratar de frenar el paso de los franceses a través del Pirineo, acoge también un divertido Museo de Miniaturas Militares y un montón de actividades. Hay visitas guiadas, a tu aire, pequevisitas, otras de educación ambiental para conocer los ciervos que viven en el foso del castillo, también teatralizadas y hasta un ¡escape room! para pasar unas horas de lo más entretenidos (ciudadeladejaca.es).
Entre la Ciudadela y la catedral caminaremos por las calles empedradas del casco antiguo, descubriendo aquí y allá otros monumentos interesantes. Nos llamará la atención la fachada plateresca del ayuntamiento, el palacio Episcopal, el barrio de la judería, la famosa torre gótica del Reloj, que en otro tiempo fue la cárcel de la ciudad, las iglesias del Carmen y de Santiago y el Real Monasterio de las Benedictinas, que todo el mundo conoce como Las Benitas.
CARNE A LA PIEDRA Y LONGANIZA DE GRAUS
En este entorno, otro lugar mítico para comer en Jaca, el restaurante Biarritz (restaurantebiarritz.com), al que volvió Georgina durante el rodaje del docureality para probar, de la mano de Francisco Martín y Ana Belén Riera, sus especialidades, como cuando la pareja del famoso futbolista portugués vivía en ella: las migas, la carne a la piedra o la longaniza de Graus. La misma que se acercó a comprar en persona a este pueblo próximo y que conoce bien, pues trabajó allí en un hotel.
LA ESTACIÓN DE CANFRANC
Quien alarga la escapada más de un día patina en la pista de hielo de Jaca, se acerca a los pueblos de Hecho y Ansó, hace algún deporte por la montaña y visita la estación de Canfranc, donde paraban los trenes que unían Francia y España desde 1928 hasta que quedó en desuso. Una preciosa obra modernista y de lujosos interiores en la que lucía el mármol de Carrara y la fina ebanistería y que cuando acabe su actual restauración, volverá a reabrir el tráfico ferroviario y acogerá un hotel.
A la espera de que abra sus puertas, podemos elegir entre reservar habitación en el Hotel & Spa Real Jaca o alojarnos en las cómodas habitaciones del Conde Aznar, con sus techos abuhardillados de madera, las más especiales identificadas con los nombres que resumen la historia de esta antigua casa familiar.
En la zona residencial, a unos minutos andando del centro, Pura Vida Pirineos es otro alojamiento con encanto, decorado con mimo y con algunas habitaciones comunicadas ideales para familias. Puedes reservarlo aquí.
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UN CLAUSTRO BAJO LA ROCA
A una veintena de kilómetros también está el monasterio de San Juan de la Peña, que fue el primer panteón de los reyes aragoneses y tiene un original claustro románico en la oquedad de la roca. Por este conjunto monacal románico discurría el Camino de Santiago y cuenta la leyenda que hasta por aquí pasó el Santo Grial.