La isla del fuego y el viento está arropada por aguas de azules infinitos que son la atracción de los aficionados al kitesurf y al windsurf, especialmente en el sur, donde la playa de Sotavento cambia por completo durante la luna llena o nueva, modelándose en ella una enorme laguna idónea para iniciarse en estos deportes. Pasear por la fotogénica lengua de arena que se forma entre esta y el mar es otra manera de disfrutar de este efímero espectáculo de la naturaleza.
Antes de dejarnos arrastrar por la adrenalina de las olas, recorremos los paisajes desnudos de la península de Jandía, donde se encuentran los mayores espacios vírgenes de Fuerteventura, conservados como tal gracias a su aislamiento. Un territorio solitario que hace 16 millones de años se fundió con el resto de la isla por medio del istmo arenoso de La Pared, tras la erupción de un volcán. Sobre los seis kilómetros de barrera natural se levantó otra artificial que delimitó los dos reinos (Maxorata y Jandía) que gobernaron los antiguos reyes aborígenes Guise y Ayose, hasta la llegada de Juan de Béthencourt en 1402. En el yacimiento arqueológico de La Pared, situado junto al municipio del mismo nombre, pueden verse hoy los restos de la frontera pétrea.
Muy cerca, la playa de Jandía regala algunos de los mejores atardeceres majoreros ante un mar impetuoso. En este punto se despliegan las más de 14.000 hectáreas del Parque Natural de Jandía, que protegen casi toda la superficie de la península. Cruzando el istmo de Jandía por la fv-605 llegaremos a la playa de Costa Calma, popular entre turistas internacionales. A esta la siguen las de Sotavento, meca mundial del windsurf, y arenales tan fabulosos como el del Matorral, vigilado por el faro de Morro Jable.
A escasos metros encontraremos uno de los pocos humedales de Canarias, el Saladar de Jandía, hábitat de diversas especies de aves. Recorrer por una pista pedregosa los 22 kilómetros que separan la zona turística de Morro Jable del caserío de Puertito de la Cruz nos sumergirá en el verdadero encanto insular. A dos minutos en coche, el faro de punta de Jandía marca el final de Fuerteventura.
La pista de tierra que conduce a la playa de Cofete ofrece la cara más abrupta y aislada de Fuerteventura. Sorteando las curvas del macizo de Jandía, en el que sobresale el pico de la Zarza, la mayor altura insular, se admiran panorámicas espectaculares del arenal más paradisíaco y salvaje de las Canarias. Aunque la mejor recompensa al vertiginoso camino son sus casi 14 kilómetros de playa. Si este arenal es uno de los pocos lugares de Europa elegido por las tortugas laúd para nidificar, numerosos son los cetáceos como cachalotes, delfines mulares o calderones los que surcan sus impetuosas aguas.
Las montañas que respaldan la idílica playa envuelven lugares tan fascinantes como Villa Winter, un caserón que esconde todo tipo de leyendas ligadas a la Segunda Guerra Mundial. Junto al aparcamiento de la playa, el poblado de Cofete, fundado en el año 1800 por pescadores, permanece ajeno al paso del tiempo, contagiándonos del imperturbable ritmo que impera en la península de Jandía.
No dejes de...
Subirte a una tabla para cabalgar sobre las olas. Surf, windsurf o kitesurf son los deportes acuáticos más populares de la isla. En la península de Jandía encontraremos algunos de los mejores puntos para practicarlos. La laguna de Sotavento, donde se ubica René Egli (rene-egli.com), o Punta del Tigre, en el extremo suroeste de la isla, son algunos de ellos. En la playa Risco del Paso está la escuela Ion Club Fuerteventura (ion-club.net), y en la del Matorral, The Light House (thelighthousesurfschool.com). En Piedras Caídas tiene su base Surfers Island (surfers-island.es).