EL PALAZZO QUE COMPITE CON VERSALLES
Las mejores recepciones que se llevan a cabo actualmente en Roma se celebran en los salones del palazzo Colonna (galleriacolonna.it/es), uno de los más majestuosos del mundo. Paseando por ellos y por sus jardines uno siente el placer de formar parte de la realeza. Ostenta el nombre de la familia que lo mandó construir y lo decoró a lo largo de los siglos, desde el siglo XIV hasta el XVIII y ha sido su residencia desde siempre. En sus muros, los frescos de Pinturicchio, entre otros de los grandes, las decoraciones barrocas y las obras de arte. Cuando entres en el apartamento de la Princesa Isabelle, que permanece tal y como era cuando ella vivía, desearás no perderte ni un solo detalle, desde el extraño sofá doble que los expertos denominan «confianza» a las fotos de familia o el detalle del reloj nocturno pintado.
Es inmenso, todo impresiona por su grandiosidad y buen gusto, en la galería principal, que es grandiosa, no se sabe hacia dónde mirar. La referencia española tampoco falta, es el Pabellón Pío y está dedicado a la princesa Sveva Colonna, que estuvo casada con el príncipe Alfonso Pío Falcó de España (1903-1967). Seguro que te sonará su cara porque Zuloaga le hizo un retrato con su perro Whisky. El busto del Rey Felipe IV de España también resulta familiar.
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UNA BASÍLICA 12 METROS BAJO EL SUELO DE ROMA
Sal del Coliseo, dirígete a la via Labicana, camina unos metros hasta llegar al número 72, gira por la via di S. Giovanni in Laterano y encontrarás una escalera (escondida). Prepárate, vas a entrar en la basílica de San Clemente (basilicasanclemente.com). En sus estructuras subterráneas de finales de siglo I d. C. verás la antigua ciudad. Un pasillo estrecho la separa de otro edificio del siglo I, allí mismo encontramos una serie de habitaciones que se remontan a la época del reino de Vespasiano, del 67 al 79 d. C., y también mosaicos, frescos... Una verdadera joya desconocida para muchos.
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DOMUS AUREA, LA CASA DE NERÓN
Pocos le creyeron cuando dijo que quería tener una casa «normal». La tiranía, la extravagancia y sus ambiciones de grandeza le definen. Prueba de esta última es la Domus Aurea (parcocolosseo.it/es/area/domus-aurea), la que fue su casa frente del Coliseo, aunque fue construida antes. Con ella, quiso expresar de alguna manera, la idea que tenía de un palacio imperial basándose en las construcciones helenísticas, constituidas por pabellones, palacios entre jardines, ninfas, fuentes y bosques en medio de la naturaleza. Más que un palacio era una ciudad dentro de Roma y solo para él. Hay un momento que se siente hasta el calor del fuego de las fogatas antiguas porque la realidad virtual nos hace viajar en el tiempo.
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LA TUMBA DE SAN PEDRO
Cuando se visita la Basílica de San Pedro a la altura del altar mayor, hay que fijarse en el suelo, porque justo allí debajo, está la tumba del santo. Para situarse junto a ella hay que hacer la visita a los Scavi Vaticani (scavi.va/content/scavi/it.html), un lugar fascinante en la necrópolis más importante de la cristiandad, donde se localizan las tumbas y capillas de reyes y papas. A 11 metros de profundidad, en el punto P, una inscripción del año 160 dice: «Petro Eni (Pedro está aquí)».
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LA GALERÍA DORIA PAMPHILJ Y VELÁZQUEZ
Los príncipes Pamphilj viven aún en su palacio de Roma y tienen una de las colecciones de arte más grandes y variadas que se pueda uno imaginar. Está ubicado en el corazón de Roma, en la misma via del Corso, cerca de la piazza Venecia, uno de los paseos más típicos cuando se visita la capital italiana, y visitarlo es un privilegio. Además de espectacular, la colección es muy diferente, pues durante el recorrido van apareciendo obras de los artistas más importantes de todos los tiempos sin un orden cronológico intencionado. Si la visita a la galería ya impresiona, más aún descubrir el apartamento privado de la familia Pamphilj. Al lado de la Galería de los Espejos se encuentra una de las obras de Velázquez más famosas, el retrato del Papa Inocencio X, el que más le gustaba al autor. La realizó en 1650 durante su segundo viaje a Roma y quedó en un lugar digno de semejante obra (doriapamphilj.it).
EL BALCÓN FLOTANTE DE LA MADRE DE NAPOLEÓN
Letizia Bonaparte, Maria Leticia Ramolino, compró con 27.000 monedas de oro un palacio que se convirtió en su residencia en Roma y también en su escondite cuando ya no quiso salir a la calle para no ser vista nunca más por los romanos. Cada salón de la que fue la casa de la madre de Napoléon es una joya, como su minúscula capilla. Las vistas a la piazza Venezia desde el palazzo Bonaparte son únicas. Este espacio tan privilegiado se ha convertido en uno de los lugares predilectos para aquellos que disfrutan visitando casas históricas romanas plagadas de arte y buen gusto. Hay que entrar en el pequeño balcón flotante de Letizia Bonaparte para entender desde aquí todo lo que ocurría en Roma en aquella época, un lugar privilegiado para no perder detalle de los carnavales y de todas la fiestas que se celebraban en la ciudad (palazzobonaparte.it).
EL PALACIO DE LA PRINCESA CORNELIA
La Princesa Cornelia Constanza Barberini fue concedida en matrimonio cuando tenía solo 12 años (1728), su marido fue Giulio Cesare Colonna di Sciarra. Al ser la última heredera directa tuvo un deseo, tener su propio apartamento en el segundo piso del Palacio Barberini, pero decorado en estilo rococó, muy diferente a lo que se llevaba en ese momento, el barroco. Era su forma de mandar un mensaje «a la galería» de abundancia, bienestar y poder. En Roma es raro encontrar espacios de este estilo nacido en Francia, un arte que no se relaciona con ninguna religión y trata temas de la vida diaria. El palacio es una joya única en la capital italiana y se puede visitar (barberinicorsini.org).