PARQUE NATURAL ARRIBES DEL DUERO
Desde el balcón del Fraile se admira uno de los paisajes más sobrecogedores de la península, Las Arribes, una inmensa grieta en la tierra cuyas paredes encañonan al Duero en la frontera con Portugal. Para disfrutar de los cortados y farallones de granito que el río ha ido tallando durante siglos hay una docena de miradores que se disputan la mejor panorámica, numerosos senderos y los cruceros fluviales que parten de la playa del Rostro, a 5 kilómetros de Corporario, y navegan por el embalse de Aldeadávila.
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POZO DE LOS HUMOS
Esta impresionante cascada que salta por un cortado rocoso de más de 50 metros no solo es una maravilla de la naturaleza, es también una de las grandes atracciones del Parque Natural de Arribes del Duero. Para observarla hay que asomarse a los miradores de Pereña y Masueco, quien quiera ver cómo de despeñan las aguas se puede acercar a través de dos rutas de senderismo cortas y sencillas: desde el pueblo de Masueco (3 kilómetros ida y vuelta) o desde Pereña de la Ribera (4 kilómetros), que permite una visión más completa del salto.
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CAMINO DE HIERRO
El último tramo de la histórica Línea del Duero, una de las obras de ingeniería más representativas del siglo XIX, cerrada al tráfico ferroviario en 1985 después de casi cien años en funcionamiento, es ahora una agradable ruta de senderismo que nos permite adentrarnos por el agreste valle del río Águeda. Son 17 kilómetros que discurren entre la antigua estación de La Fregeneda y el puente internacional que comunica España con Portugal llenos de alicientes, desde una sucesión de puentes metálicos, algunos de ellos de la escuela de Eiffel, hasta una de las colonias más importantes de España de muerciélagos o la aventura de transitar por un territorio solitario y espectacular. Existe la posibilidad de realizar un recorrido más corto, de 8 kilómetros ida y vuelta. (caminodehierro.es)
VALLE DE LAS BATUECAS
Muy cerca de La Alberca, el alto del Portillo da paso a este espacio natural con frondosos bosques de robles y castaños que acoge entre su espesa vegetación el convento carmelita de San José, fundado a finales del siglo XVI. No se puede visitar, pero sí seguir la preciosa ruta que lo rodea y que lleva hasta la cascada donde las aguas del arroyo del Chorro, afluente del río Batuecas, caen desde 10 metros de altura sobre una poza. Es uno de los enclaves más deliciosos de la sierra, y en el camino se pueden contemplar también pinturas rupestres. De este paisaje dijo Lope de Vega que era un «perpetuo lugar de felicidad» y no le faltaba razón.
LAS QUILAMAS
Al sur de la provincia, este espacio natural de relieve accidentado entre la llanura del Campo Charro y las montañas de las Sierras de Francia por el que descienden arroyos como el Quilamas o la Palla es ideal para el senderismo. Los paseos atraviesan bosques de roble melojo, castaños y acebales, descubren flora y fauna autóctona, incluso dice la tradición que es posible oír los susurros de la reina Quilama, que vaga por estos parajes custodiando un tesoro escondido en lo más profundo de su cueva, frente al pico del Castillo. La Bastida, San Miguel de Valero o San Esteban de la Sierra son algunos de los pueblos que forman parte de este espacio protegido.
PEÑA DE FRANCIA
En una pelada cresta de cuarcita, a 1727 metros de altitud, se levanta el santuario mariano de la Peña de Francia, que tiene el honor de ser uno de los más altos del mundo. A esta cima se asciende por una carretera revirada que salva 700 metros de desnivel y deja atrás la dehesa de encinas y luego bosques de robles y pinos. En la gruta donde la tradición dice que se encontró en 1432 la imagen de Nuestra Señora está el santuario dominico y múltiples miradores desde los que se divisan, a sus pies, los bonitos pueblos de esta sierra, todo un muestrario de arquitectura popular: La Alberca, San Martín del Castañar, Miranda del Castañar, Mogarraz, Sequeros… y un montón de senderos para perderse.
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ISLA DEL SOTO
En Santa Marta de Tormes descubrimos este paraje fluvial situado en el cauce del río Tormes. Un gran pulmón verde de 14 hectáreas idóneo para pasear, montar en bicicleta, hacer deporte, observar la fauna y flora y disfrutar al aire libre, además de practicar la pesca, en puestos habilitados para ello.
DEHESAS DEL CAMPO CHARRO
El Campo Charro es un territorio de límites imprecisos cuyos principales signos de identidad son las dehesas y la cría del toro bravo en un ambiente de semilibertad. Para descubrirlo, hay que pasar por el Centro de Interpretación de la dehesa salmantina, emplazado en Aldeahuela de la Bóveda, y luego visitar una de las ganaderías que ofrecen un amplio abanico de experiencias.
EL REBOLLAR
Al sur de Ciudad Rodrigo, se oculta este privilegiado espacio natural, con una extensión que supera las 50.000 hectáreas, donde se asientan los bosques de roble rebollo más extensos de toda la península, el hábitat habitual del lince ibérico. Junto a los afluentes del río Águeda se ven bosques de ribera y galería. En este territorio que comprende tierras de las comarcas de El Rebollar, Campo de Agadones y Presierra de Gata, sus gentes han sabido perpetuar toda una cultura tradicional: El Bodón, Fuenteguinaldo, Casillas de Flores, Navasfrías, El Bardal…
MEANDRO DE MELERO
En el límite provincial entre Salamanca y Cáceres, el río Alagón dibuja un meandro espectacular, que en época de abundantes lluvias llega a convertirse en un islote. Su mejor balcón es el mirador La Antigua, que queda en la comarca extremeña de Las Hurdes y se alcanza desde la localidad de Riomalo de Abajo caminando 2 kilómetros. La belleza de este enclave es inigualable, con el río retorciéndose, los pinos en el recodo del Alagón y como telón de fondo los bosques de la sierra de Béjar. El meandro se puede recorrer a bordo de una canoa.