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Las grandes ciudades balneario de Europa que son Patrimonio de la Humanidad

La Unesco ha designado estas 11 ciudades europeas por ser una excelente muestra de la arquitectura y la cultura termal.


Actualizado 1 de abril de 2022 - 14:03 CEST
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KARLOVY VARY, REPÚBLICA CHECA 

El agua mana a borbotones en Karlovy Vary, la más famosa de la ruta que enlaza las 3 ciudades balneario de Bohemia, de la que también forman parte Františkovy Lázně y Mariánské Lázne. Precursora de los tratamientos curativos a través de las aguas termales, la tradición balnearia de esta ciudad se remonta a la Edad Media. Su balneario es el más grande y conocido de todo el país y en las 12 fuentes termales de sus calles brotan 6 millones de litros de agua al día, a una temperatura de entre 32 y 76 ºC. Además de los tratamiento, en esta ciudad también se disfruta de distendidos paseos por el casco histórico que bordea el río Teplá, a la sombra de las elegantes columnatas que protegen los manantiales de aguas, sin olvidar pasar frente al edificio del teatro, los Baños Imperiales o de la iglesia de Santa María Magdalena. 

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MARIANSKÉ LÁZNE (REPÚBLICA CHECA)

Paseando por los Baños de María (el nombre de esta ciudad en checo) uno tiene la sensación de trasladarse por arte de magia doscientos años atrás, cuando personajes tan ilustres como Chopin, Wagner, Kafka, Freud, Mark Twain, Strauss o Goethe descansaban en su lujoso balneario rodeados de jardines y bebiendo de sus manantiales. Junto con Karlovy Vary, que queda próxima, esta es una de las ciudades balneario más bonitas de Europa, cuya singularidad también reside en su columnata de Máximo Gorki, sus fachadas amarillas alrededor del jardín Václava Skalníka o las cabinas de baño del rey Enrique VII que conserva el lujoso Hotel Nové Lázně. 

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MONTECANTINI TERME, ITALIA 

El centro termal por excelencia de la Toscana lo encontramos en la provincia de Pistoia, próximo a la ciudad de Lucca. Un oasis rodeado de naturaleza donde la nobleza europea encontraba el bienestar gracias a sus aguas ricas en minerales que surgen de la tierra. Las más famosas de aquellas termas históricas se reúnen en el Parque delle Terme – Tettuccio, Excelsior, Leopoldine, La Salute…–, enmarcadas en bellas arquitecturas.  

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SPA, BÉLGICA 

El zar Pedro I de Rusia estuvo en esta ciudad de la provincia de Lieja, en la región de Valonia, y su fuente mineral ferruginosa más conocida está dedicada a él. Otra de ellas, a la reina María Enriqueta, que aquí se refugió y acabó sus días. Colinas boscosas y numerosos ríos y manantiales rodean este fastuoso balneario que conserva su encanto de finales del siglo XIX y cuyo nombre está vinculado a los reyes que realizaban en Spa sus tratamientos termales. Les Thermes (8600 m2 de piscinas termales), la columnata de Leopoldo II, el Casino más antiguo del mundo y el circuito de F1 son algunos de sus atractivos. 

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BAD EMS, ALEMANIA 

El Parque Natural de Nassau envuelve esta ciudad de Renania-Palatinado donde las aguas bicarbonatadas de sus 15 manantiales son famosas desde la antigüedad, pues curan distintas enfermedades, incluso la esterilidad. Aunque no sería hasta el siglo XIX, cuando se convirtió en residencia de verano de reyes europeos, zares de Rusia y artistas, cuando alcanzaría su fama. Junto al río Lahn está su balneario –Emser Therme, uno de los spas más modernos de Alemania–, los grandes hoteles y las villas más encantadoras. 

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BADEN BEI WIEN, AUSTRIA 

Por el poder curativo de sus aguas termales ricas en azufre y su clima templado, esta elegante ciudad muy cerca de Viena rodeada de bosques y de viñedos ha sido un destino popular desde la época de los romanos. La familia real de Austria fijó luego en ella su residencia estival y hoy son sus balnearios, los más antiguos del país, los que atraen a los que llegan buscando salud y bienestar. Más de 4 millones de litros de agua termal sulfurosa a entre 32 y 36 ºC brotan diariamente de sus 14 fuentes termales. El agua «amarilla-dorada» forma la base para los relajantes placeres del baño y una amplia gama de tratamientos de spa y terapia. Para disfrutar también, el Rosarium, con 30.000 tipos de rosas, la casa y el templo de Beethoven o el parque Spa Kurpark, de los mayores de Europa. 

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BATH, INGLATERRA 

Los romanos ya dieron buena cuenta de las aguas termales de esta ciudad de Somerset, a una hora y media de Londres, que surgían a 46º de temperatura, así que decidieron construir allá por el año 70 las termas de Aquae Sulis, unas de las más grandes del imperio. Recuperadas en la Edad Media por el obispo John de Vilulla, hoy, en pleno corazón urbano, son una de las visitas imprescindibles de esta elegante, señorial y exquisita ciudad balneario, de halo romántico y la primera del conjunto en ser declarada Patrimonio de la Humanidad. A ellas se suma su arquitectura georgiana y victoriana (The Royal Crescent, The Circus), su abadía o su fotogénico puente sobre el río Avon. 

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BADEN-BADEN, ALEMANIA 

A los pies de la Selva Negra, Baden-Baden es uno de los lugares más afamados de Alemania para la práctica del turismo wellness. Las aguas medicinales de Baden-Baden brotan a 2000 metros de profundidad y de ellas ya se beneficiaron los romanos. Luego, durante la Belle Époque, se convirtió en capital estival de Europa y ahora es su moderna Terma Caracalla, el histórico baño romano irlandés Friedchsbad y sus exclusivos hoteles con spa los que atraen a este lugar para disfrutar de la relajación y el bienestar al más alto nivel. 

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BAD KISSINGEN, ALEMANIA 

En el estado de Baviera, la tercera gran ciudad-balneario de Alemania le debe buena parte de su riqueza a sus 7 manantiales minerales, de los que hay constancia desde el año 823. En el siglo XVI se convirtió en centro termal, pero no se pondría de moda hasta el XIX, cuando empezaron a pasar por aquí y disfrutar de sus aguas y lodos personalidades como la emperatriz Isabel de Austria, el rey Luis II, Tolstoi o el príncipe Otto von Bismarck. 

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FRANTISKOVY LÁZNE, REPÚBLICA CHECA

El «paraíso terrenal» llamó Goethe a la más pequeña, y también la más tranquila, de las ciudades-balneario de la República Checa. Está próxima a la frontera con Alemania y debe su nombre al emperador austriaco Francisco I, aunque los efectos saludables de sus 20 manantiales se conocen desde hace 5 siglos. Elegantes paseos con arcadas clasicistas, parques y un ambiente de sosiego reinan en la ciudad que contó con el primer balneario de turba en el mundo. Beethoven, Strauss o Beethoven dieron cuenta de él. 

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VICHY, FRANCIA 

La «reina de las ciudades balneario» la encontramos a orillas del río Allier, principal afluente del Loira, en el centro de Francia. Un elegante lugar conocido ya desde época romana que conserva de su pasado esplendor un refinado repertorio arquitectónico, desde la galería cubierta del parque de las Fuentes al centro termal de Les Dômes, el pabellón de Les Célestins o sus elegantes palacetes de estilo Bélle Époque.  

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