En la península del Morrazo, que separa la ría de Vigo de la de Pontevedra, hay otra ría más pequeña que mira al norte, la de Aldán, la cual es conocida, por los pocos que la conocen, como el Caribe gallego, porque está llena de playas de arena blanca y fina bañadas por un mar de color turquesa. Es verdad que el clima gallego es muy distinto al caribeño, pero la vegetación de la zona, que siempre es un buen termómetro, no puede ser más exuberante, una auténtica selva tropical. El Bosque Encantado o finca de O Frendoal es el mejor ejemplo.
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Llegando a Aldán por la carretera de Bueu a Cangas se alcanza esta singular espesura de robles, castaños, laureles, abedules y eucaliptos. No tiene pérdida. A un lado de la carretera, a mano derecha, está la Torre de Aldán, un hermoso pazo propiedad de los condes de Canalejas. Al otro, a la izquierda, el bosque donde estos iban a cazar y jugar con sus parientes y amigos y que, desde hace un tiempo, los vecinos usan como lugar de recreo.
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EL CASTILLO DE ALDÁN
El río Orxas, que atraviesa el bosque, sirve de guía a los paseantes y de foso a un castillo almenado, con un pequeño torreón, que aparece a los cinco minutos de ponerse a andar. Sobre la puerta se sitúa el escudo de los Canalejas, familia que usaba la explanada de delante para jugar al críquet. Todo aquí era un juego: hasta los bancos eran viejos sarcófagos.
Al lado mismo del castillo queda un espectacular acueducto de mampostería, el arco da Moura o da Condesa, que unos piensan que es de origen romano y otros, medieval. Lo que es seguro es que antiguamente llevaba agua a una fábrica de salazón que había donde se levanta el pazo y que luego se usó para regar los frutales y las hortalizas de los condes. Más adelante, se descubre un eucalipto colosal. Y, río arriba, los restos de media docena de molinos.
LAS PLAYAS DE LA RÍA
De vuelta en la Torre de Aldán, caminando ni cien metros por las rúas Bispo Cerviño y Camiño Vello, se ve al Orxas desaguar entre las playas dos Picos y de San Cibrán, que son las primeras de la margen derecha de ría de Aldán, aquí aún muy civilizada, con sus apartamentos en primera línea y su paseo marítimo. Nada que ver con las calas cada vez más salvajes que se encuentran avanzando en coche hacia el norte, hacia Bueu, y luego tomando carreterillas bien señalizadas: Areacova, Francón, Menduiña, Area de Bon, Lagos, Ancoradouro... Un último kilómetro, por carretera ya sin asfaltar, conduce al cabo Udra, la punta más norteña de la ría de Aldán. Al noroeste, ocho kilómetros mar adentro, se otea la isla de Ons. Y enfrente, al otro lado de la ría de Pontevedra, Sanxenxo.
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Las playas más bellas de la ría quedan en la margen izquierda: Arneles, Pinténs, San Xian, Pipín, Castiñeiras, A Meán, Areabrava, Castiñeira, Area Brava, Alada, Rabáns, Couso… Muchas de ellas, no todas, están señalizadas y tienen acceso en coche bajando por estrechas carreteras que culebrean entre huertos preñados de calabazas enormes. En verano, con bañistas, barcos y chiringuitos, gustan mucho. Fuera de temporada, desiertas, gustan aún más, aunque sea solo para pasear. El trío que forman San Xian, Pipín y Castiñeiras es perfecto para ello.
EL CRUCEIRO MÁS FAMOSO DE GALICIA
Está en Hío y se esculpió en 1872, prácticamente en una sola roca de granito. Se alza frente a la iglesia de San Andrés, que conserva de su primitiva fábrica románica la decoración de la fachada, los canecillos del tejado y la planta de cruz latina. En esta virguería queda retratada media Biblia, desde Eva comiendo la manzana hasta Jesús crucificado. Difícil saber cuántos personajes aparecen en ella.
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COCINA GALLEGA CON VISTAS
Chinchorro (tel. 618 14 90 50), en Aldán, es un pequeño restaurante en una casita de piedra que casi pasa inadvertida junto a la playa de San Cibrán, pero donde se elaboran platos de gran calidad, sin florituras, en los que manda el producto. En Hío, Doade (doade.es) está recomendado por su buena relación calidad-precio. También es hotel. Cocina tradicional gallega en Cabo Home (restaurantecabohome.com), en Donón.
PARA ALOJARTE
En A Casa de Aldán (acasadealdan.com), una antigua fábrica de salazón rehabilitada como hotel por el arquitecto Alfonso Penela que dispone también de apartamentos de líneas vanguardistas. Muy cerca de este alojamiento queda Cova da Balea (covadabalea.com), una casa rural de habitaciones cómodas y modernas junto al puerto y la playa de San Cibrán, con jardín de hierbas aromáticas y pequeño huerto.