Sumergirse en el incomunicado valle por el que discurre el río Águeda. Penetrar en la oscuridad refrescante de la tierra a través de un sinfín de túneles que, en otra época, permitieron el paso de máquinas y vagones y que hoy albergan colonias de murciélagos. Estremecerse calculando el alarde de tecnología y esfuerzo que requirió el trazado de uno de los trayectos ferroviarios más arriesgados y complicados de la península. Son solo un puñado de razones para dejarnos guiar por el espectacular Camino de Hierro, que separa la antigua estación de La Fregeneda y el puente internacional que comunica España con Portugal. En el sector meridional de los Arribes del Duero, este trayecto, cerrado al tráfico ferroviario regular en 1985, después de 98 años de funcionamiento, ha vuelto a renacer para el turismo activo. Para quien se sienta con ganas de realizar la inolvidable excursión recorriéndolo, traviesa a traviesa, este sin par trazado atesora un buen número de alicientes.
La histórica vía que unía una de las zonas más deprimidas y aisladas de la meseta occidental con las tierras de Portugal fue inaugurada en 1887. Antes fue necesario construir y diseñar los diez puentes y viaductos y los 20 túneles que se suceden a lo largo de los 17 kilómetros de este último tramo que ahora se recorre a pie. Entre las dificultades técnicas del proyecto, una de las que causa más asombro hoy es la sucesión de puentes metálicos, algunos de ellos de la escuela de Eiffel, cuyas piezas fueron diseñadas y montadas en Francia y Bélgica antes de ser trasladas y ensambladas sobre el terreno. Todo un alarde de ingeniería para la época, imprescindible para domesticar una orografía endiablada en la que los sucesivos barrancos y laderas no dejaban otras opciones para el trazado de un tren. La aventura arranca en mitad de los andenes de la vieja estación de La Fregeneda, ubicada en el paraje de Valdenoguera, a cuatro kilómetros de la localidad.
Un viejo vagón restaurado hace las veces de taquilla, donde se dan las instrucciones oportunas. Entre ellas, que en los túneles lo mejor es caminar por el centro, mientras que en los puentes se recomienda hacerlo por los laterales. Y también se recuerda lo importante que es recorrer en silencio el tercer túnel, habitado por una de las colonias de murciélagos más importantes de España, con cerca de 12.000 ejemplares. A partir de aquí, la organización ha previsto entre seis y siete horas para realizar el trayecto completo. Un tiempo que, aunque pueda no parecerlo a primera vista, no deja mucho margen para largas paradas. El Camino de Hierro no es una propuesta para todos los públicos, pero sí para un número de senderistas muy amplio. Eso basta para convertir el recorrido en una experiencia única, en la que no faltará la emoción de asomarse a un territorio solitario y espectacular. O la de viajar a un tiempo pasado en el que los trenes eran esos seres mitológicos capaces de circular por el interior de la tierra o volar sobre los barrancos para llevarte, sano y salvo, hasta la frontera.
No dejes de...
Visitar San Felices de los Gallegos. A 25 kilómetros de La Fregeneda, es uno de los conjuntos históricos más bellos de la provincia de Salamanca. Con un importante papel en las guerras fronterizas medievales, mantiene intactos una parte de las murallas y el castillo, en cuya torre se ubica un centro de interpretación (sanfelicesdelosgallegos.es). Interesantes son también el museo del aceite El Lagar del Mudo (ellagardelmudo.com) y el Museo de la Cantería.
Guía práctica
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