Hay otra Ibiza posible. La que se disfruta durante todo el año, más allá de chiringuitos y fiestas veraniegas. Una Ibiza real y cercana, apasionante y bella a partes iguales. Esa es Ibiza fuera de temporada, un destino donde practicar la vida relajada y disfrutar de una naturaleza emocionante, atardeceres invernales y una oferta gastronómica tan atractiva, que la convierten en un destino deseado más allá del verano. Las bondades de visitar la Pitiusa en meses de invierno y primavera no son pocas. La menor afluencia de turistas, permite visitarla a un ritmo pausado y disfrutar de sus paisajes acompañado apenas de unos cuantos locales.
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EL PUEBLO MIRADOR Y EL REFUGIO DE ALBERTI
La isla puede presumir de tener fantásticas playas de aguas cristalinas que, en estos meses del año, conviene visitar para recargar vitaminas. Pero también cuenta con pequeños municipios que son toda una delicia para empaparse de la esencia ibicenca. Y lo mejor de todo, es que se disfrutan los 365 días del año.
Subir hasta lo alto de Puig de Missa, el pueblo mirador con su iglesia, en lo alto de Santa Eulária des Riu, pasear por Santa Gertrudis o conocer Sant Josep de sa Talaia son planes imprescindibles. Este último apuesta especialmente por la cultura y el turismo activo, uniendo ambos en una nueva ruta que une la figura de Alberti con la isla. ¿Sabías que fue en Ibiza donde el poeta gaditano y María Teresa León se refugiaron durante la Guerra Civil? Lo hicieron, concretamente, en una cueva cercana a la Torre de Sa sal Rossa, en playa d'En Bossa, en la que se hace un alto en el camino en esta ruta de senderismo.
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Hay más alicientes, porque durante estas semanas, en el Pla de Santa Agnès de Corona, una zona rural, es cuando tiene lugar uno de los espectáculos más bellos de la isla, la floración de los almendros. Con una extensión de más de 3 kilómetros, la llanura se llena de flores blancas y rosas creando un paisaje único que atrae a partes iguales a turistas e ibicencos.
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ATARDECERES MUY ESPECIALES
Vivir un atardecer en Ibiza durante el verano, es toda una experiencia. Música, cócteles, tambores... Pero los estímulos, dejan paso fuera de temporada, a la verdadera belleza de un espectáculo que, aunque se repite cada día, merece la pena ser recordado. Durante estos meses, la puesta de sol en las Salinas de Ibiza no puede ser más bucólica. Concretamente junto a la iglesia de Sant Francesc d'Estany, ubicada dentro del parque natural y con un particular invitado, la escultura de bronce de un salinero, como homenaje a los trabajadores que cargaban con la sal. El sol se refleja sobre los estanques a medida que se va poniendo, mientras decenas de flamencos se otean en el horizonte.
COCINA PARA TODOS LOS GUSTOS
El invierno y la primavera son el momento perfecto para «comerse» Ibiza, porque existen muchísimos restaurantes que abren durante todo el año. Uno de ellos es Sa Nansa (restaurantesanansa.com), el templo de Pedro Tur, muy cercano a Marina Botafoch. Especializado en cocina ibicenca de mar, es el lugar perfecto para tomar un bullit de peix con arroz o fideuà.
También es ahora cuando vuelve uno de los planes más divertidos de la isla, las calçotadas de Can Berri (barcanberri.com). En el pequeño pueblo de Sant Agustí, dos domingos al mes preparan cientos de calçots, carne a la barbacoa y café caleta como colofón. Todo ello en su terraza al aire libre, donde la primavera se antoja cada vez más cerca.
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¿Buscas algo más informal? Pon rumbo a Santa Gertrudis, concretamente al Bar Costa, en la plaza de la iglesia, donde preparan los bocadillos más ricos de la isla. Ahora en invierno encienden la chimenea y el mejor plan es apostarse en una de sus mesas junto al fuego, para degustar sus creaciones con pan payés y embutidos caseros como el salchichón de ciervo o la sobrasada ibicenca.
También puedes acercarte a Lydia's North (lydiassmokehouse.com) en Sant Joan de Labritja para comer unas de las mejores hamburguesas de España. El proyecto de César Galán y John Malek, abrió un concepto tipo asador americano, donde además de probar sus célebres smash burgers, tienen pulled pork, costillas de cerdo ahumadas o perritos calientes.
Los amantes de las nuevas corrientes del mundo del vino tienen una cita en Casa Lhasa, un bar de vinos especializado en vinos orgánicos, biodinámicos y naturales, que se acompañan de cocina de mercado en una agradable terraza en San Lorenzo de Balafia.
UN HOTEL PARA DISFRUTAR TODO EL AÑO
La oferta hotelera de la isla se reduce notablemente durante los meses fuera de temporada, pero hay algunos que apuestan por abrir durante todo el año. Uno de ellos es un establecimiento mítico en la isla, el Gran Hotel Montesol, a escasos metros del caso antiguo. Se trata del hotel más antiguo de la isla, ubicado en un edificio catalogado como Bien de Interés Cultural. Antaño fue lugar de reunión de la bohemia y durante los años 50, por su histórico café y habitaciones, pasaron personalidades de la talla de Carolina de Mónaco, Orson Welles o Pink Floyd. Ahora forma parte de Experimental Group, el prolífico grupo parisino que cuenta con establecimientos en París, Londres o Nueva York.
En estos meses, el hotel se someterá a una importante renovación para reabrir con el sello de su decoradora estrella, Dorothée Meilichzon. Los espacios que ya funcionan y lo harán durante todo el año, son el restaurante Sabbaba y un rooftop con una de las vistas más impresionantes de la isla hacia todo el conjunto amurallado de Dalt Vila.
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Por su parte, Sabbaba (es.sabbabamontesol.com) abrió el pasado agosto, como el hermano del parisino Balagan, todo un referente de la restauración francesa. El espacio destila Ibiza y Mediterráneo por los cuatro costados, con guiños además a Oriente Medio. La decoración trasciende a la propuesta gastronómica, que propone precisamente cocina israelí fusionada con la mediterránea, con una carta donde no faltan materias primas de temporada y recetas audaces, a la par que saludables y frescas. ¿Los hits de su carta de invierno? El brócoli con tomates, feta y aceite de za'atar, los langostinos con samneh y pesto de cilantro y el secreto ibérico con boniato asado, alcaparras y salsa mediterránea de hierbas.