UNA SAUNA FLOTANTE ¡EN EL FIORDO!
Imitando la sana tradición de sus vecinos finlandeses, en Noruega se apuntan a los placeres de la sauna y las más originales de Oslo las encontramos en medio del fiordo. Justo al lado de la Ópera está la balsa-sauna de Sorenga, flotante y construida con materiales reciclados. Tiene capacidad para 12 personas y se puede combinar el calor de la sauna con un refrescante baño en agua fría. En Aker Brygge hay dos saunas en barcos eléctricos; Salt brinda la experiencia de refrescarse en toneles de madera llenos de agua o duchas frías al aire libre, y Kok es un barco-sauna donde relajarse mientras damos un paseo por el fiordo.
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EN BARCO POR EL FIORDO DE OSLO
La capital noruega tiene mil perspectivas, pero la más original se admira haciendo un crucero por el pintoresco fiordo de Oslo. A bordo del Legacy of The Fjords, un barco eléctrico que parte del muelle de Langkaia, se contemplan excelentes vistas de la arquitectura y los lugares históricos de la ciudad, como la Ópera, la fortaleza medieval de Akershus y el barrio Tjuvholmen. También pasa por la península de Bygdøy, donde está el llamativo Museo del Fram. El complemento en este paisaje de islotes y faros es la fortaleza Oscarsborg.
DESCUBRIR EL MUSEO MUNCH, EL NUEVO ICONO
Ubicado en el barrio de Bjorvika, es uno de los más grandes del mundo dedicados a un único artista, con más de 26.700 obras de Edvard Munch repartidas por sus 11 salas. Detrás de esta gran obra arquitectónica, la mano del estudio español Juan Herreros, que ha cambiado el perfil de la ciudad al fiordo con este altísimo edificio de 70 metros. En su interior podemos todo el legado que el pintor y grabador legó a su ciudad, entre ellos su icónico cuadro Autorretrato con cigarrillo y el más famoso aún: las tres versiones de El grito.
MATHALLEN, EL MERCADO GOURMET
Todo un referente gastronómico que hay que ver (y oler) en Oslo, al estilo del madrileño Mercado de San Miguel o La Boquería de Barcelona. Un lugar de culto para gastrolovers donde encontraremos todo tipo de delicias noruegas, desde quesos a cervezas locales, con especial atención a los pescados: salmón, atún, ballena, reno… La cesta de la compra, eso sí, a precios desorbitados.
PASEAR POR EL BARRIO DE FROGNER
Todos los barrios de Oslo tienen su propio encanto y el de Frogner, al oeste de la ciudad, se cuelga la etiqueta del barrio más fashion. Una zona residencial con calles arboladas y edificios del siglo XIX que se extienden desde el Palacio Real hasta Frognerparken. Cuenta con numerosos sitios nuevos para comer y beber, tiendas que mezclan arte, diseño y moda, mercados con encanto y algunos lugares de visita obligada, como el parque de esculturas Vigeland (en la imagen), el museo de la Ciudad o el Oslo Contemporany. Todo con mucho encanto y mucho estilo.
RESTAURANTES DE MODA
En Oslo sentarse a comer puede ser toda una experiencia, incluso es posible hacerlo sin arruinarse en las calles de Grønland, Grønlandsleiret y Torggata. Si en Bygdøy Allé (ba3.no) es fácil encontrarte con algún miembro de la familia real, en un barquito de madera se llega al restaurante Lille Herbern (lilleherbern.no) y no son pocos los que disfrutan sentados junto al muelle de Nesoddtangen degustando una ración de gambas. Famosos son los aperitivos de Skaal Matbar (skaalmatbar.no) y típicos de Noruega, los sandwiches de Bibliotekbaren, en el hotel Bristol (hotelbristol.no). Buena elección también Ostebutikken (ostebutikken.com), en Grünerløkka, una tienda de queso durante el día que por la noche se transforma en un agradable restaurante.
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ALQUILAR UNA BICI PARA RECORRER OSLO
La capital noruega está entre las ciudades más bike friendly de Europa, llana, con carriles específicos y entornos naturales sin salir de ella. Así que una buena idea es hacerse con una bicicleta y contemplar a un ritmo sosegado el paisaje urbano. Se puede empezar recorriendo el paseo marítimo que une la ciudad de este a oeste a lo largo de 9 kilómetros y pasa por lugares emblemáticos, como la Ópera o el proyecto Barcode del barrio Bjorvika. Otros recorridos llevan a la península de Bygdoy o a lo alrededores del lago Maridalsvannet.
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LA MEJOR PANORÁMICA DE LA CIUDAD
Para disfrutar de las mejores vistas de la capital noruega solo hay que alejarse un poco del centro, coger el metro o el tranvía hasta Storo y después el bus 56 a Akebakkeskogen. Desde allí, una empinada cuesta a través del bosque lleva hasta lo alto de Grefsenkollen, donde la vista deja sin palabras. Un panorama para saborear mientras se degusta una pizza y una cerveza en el restaurante de las alturas.
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GRÜNERLOKKA, EL BARRIO MÁS HIPSTER
Oslo es una ciudad moderna, pero en Grünerlokka, a solo 20 minutos del centro, llega a su máxima expresión. El que fuera un barrio de pasado industrial ha convertido sus antiguas fábricas y viviendas obreras en espacios para el arte urbano, tiendas de ropa de segunda mano o de diseño, cafés o locales alternativos. Aquí vivió gran parte de su vida Edvard Munch y una ruta descubre los lugares relacionados con el artista precursos del expresionismo.
¿ESQUÍ EN EL CENTRO DE OSLO?
Sí, porque a solo 30 minutos en metro está la estación Skimore Oslo, la más grande de la capital, con 14 pendientes, 6 remontes, halfpipe y uno de los mayores parques de Noruega. También se puede disfrutar de nieve en SNO, a las afueras de la capital, una de las únicas pistas de nieve del mundo en funcionamiento todo el año. Esquí de fondo, alpino, snowboard, esquí libre y escalada en hielo, todo bajo un mismo techo y a pocos minutos en tren del centro. Pero la gran atracción turística de la capital noruega es la pista de esquí de Holmenkollen (en la imagen), donde cada invierno tiene lugar la Copa Mundial Nórdica y en cuyas instalaciones se encuentra el Museo de Esquí y la Torre de Saltos.