Algún abuelo de borobia todavía levanta la ceja si le dicen soriano. Gente peleona la de este pueblo, donde sigue muy arraigada la identidad rayana; es decir, la de la Raya, frontera secular entre los reinos de Aragón y Castilla. En él, mucho antes de la Revolución francesa, sus labriegos iniciaron una revuelta por el uso comunal de las tierras que duró nada menos que 500 años. Y muchísimo antes fue la celtibérica Virovias y la explotación donde los romanos sacaban el hierro de la mina Gandalia, hoy una preciosa laguna próxima a esta villa a los pies del Moncayo. Desde esta vieja cantera a cielo abierto se avistan las lomas de la sierra del Tablado, por las que pudo haber tenido lugar la batalla de Vulcanalia, la primera gran derrota romana contra los celtas. O, a dos pasos, la arboleda frente a la ermita de la Virgen de los Santos, que fue un bosque sagrado donde los celtas adoraban a la naturaleza.
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Más antiguas todavía son las oquedades que horadan las paredes calizas del cañón de las Cuevas, muchas habitadas en la Prehistoria y, más recientemente, refugios para los pastores de esta región tan ganadera. Desde Borobia hasta el vecino Ciria, las cuatro horas de caminata por este cañón a la vera del río Manubles resultan magníficas. Ya de entrada, encontrar un bosque de robles y sabinas centenarias es toda una rareza, doblemente espectacular en otoño, cuando los primeros tiñen de rojo una de sus márgenes, mientras la contraria permanece verde. Entre los hundimientos kársticos o dolinas junto al sendero, las paredes del desfiladero se estrechan más y más, obligando a caminar por el lecho del río. Ya bien encajonados, van asomando arces de Montpellier y unas sabinas de ramas pendulares más extrañas que las anteriores, mientras por las alturas se suceden una barbaridad de cuevas. La del Soldado es de las pocas que tiene nombre. Hay, sin embargo, muchas más, la mayoría sin excavar. Centenares de buitres leonados sobrevolando en círculos acompañan el camino hasta que se avistan, sobre un cerro, las ruinas del castillo medieval de Ciria.
Para evitar perderse, lo más acertado será hacerse con los mapas que proporcionan en el Observatorio Astronómico de Borobia. O, mejor aún, ir acompañados por Alberto Jiménez, el historiador al frente de esta instalación pionera, nacida, una vez más, gracias a la rebeldía de este pueblo oficialmente soriano, aunque durante siglos más volcado al valle del Ebro por las trashumancias de sus pastores hacia Aragón y Navarra. De allí y del País Vasco, sobre todo, venían los aficionados a la astronomía buscando los cielos del Moncayo. Dispuestos a batallar ahora contra una despoblación preocupante, los vecinos de Borobia no pararon hasta inaugurar, hace casi veinte años, el primer observatorio con fines didácticos de España. Aquí todo es manual y se explica en vivo y en directo.
A la hora acordada, los tres astrónomos hacen pasar a los visitantes a la sala donde se explican las nociones básicas del cielo profundo y los cuerpos celestes que, según la época del año, asoman por el firmamento esa noche. Se saldrá luego a admirarlo a la explanada del desaparecido castillo sobre el que se posa el observatorio. Aquí se aprende a localizar la estrella Polar y, de paso, apreciar cómo los dibujos del empedrado de la vieja fortaleza ya se diseñaron con una orientación astronómica. A través del visor de su telescopio Coyote, un Smith-Cassegrain de 420 milímetros de diámetro, se observan, con total nitidez, los anillos de Saturno, las vetas como de alabastro de Júpiter o, en ocasiones especiales, las conjunciones de planetas, los eclipses o una sobrecogedora luna de sangre.
No dejes de...
Descubrir los pueblos cercanos. A media hora de Borobia se encuentran varias localidades que merecen una visita. En Ágreda, el interés lo acapara el palacio renacentista de los Castejón y sus jardines; en Trévago, la iglesia gótica de Nuestra Señora de la Asunción; en Castilruiz, la de San Nicolás de Bari y sus cuatro ermitas, y en Vozmediano, su impresionante fortaleza con doble recinto amurallado levantada sobre altos peñascales (en la imagen).
Guía práctica
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