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EUROPA

Las ciudades más bonitas a orillas del Danubio


22 de febrero de 2022 - 7:34 CET
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BELGRADO (SERBIA)

Desde la fortaleza de Kalamegdan (en la imagen), la antigua ciudadela en lo alto de una colina donde hace tiempo se libraban batallas, hoy un gran pulmón verde de la ciudad, se admira la mejor vista de la capital serbia y el confluir de las aguas del Danubio con las del Sava, dos de los ríos más largos de Europa. Sus riberas son también el mejor lugar para acabar el día en alguno de sus restaurantes o locales de ocio nocturno flotantes ¡hay 2000! o subirse a un barco y emprender alguna ruta fluvial, como la que va en busca de la fortaleza de cuento de Golubac

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DÜRNSTEIN (AUSTRIA)

La Ruta Romántica austriaca pasa por este pueblo en el valle del Wachau bañado por el Danubio que parece sacado de un cuento, con sus casitas de colores pastel, sus calles adoquinadas y las ruinas de su castillo vigilando el río desde las alturas. Es el mismo en el que estuvo encarcelado el rey inglés Ricardo Corazón de León a su regreso de las Cruzadas, hasta que fue descubierto por su fiel juglar, que recorrió media Europa buscando a su señor, y en el que degustar los excelentes vinos que se producen con las vides plantadas a orillas del famoso río.

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BUDAPEST (HUNGRÍA)

El Danubio es la razón de ser de la capital húngara y fluye por su corazón separando sus dos distritos: el montañoso de Buda, en una orilla, y el bullicioso Pest, en la otra. El paseo marítimo que discurre junto a él es uno de los tesoros del Patrimonio Mundial de la Unesco de esta ciudad que tiene como grandes símbolos arquitectónicos el castillo de Buda, el puente de las Cadenas Szechenyi o el Parlamento húngaro, asomado a sus aguas. Un imprescindible en Budapest es hacer una excursión en barco con almuerzo o cena a la luz de las velas y original  (y divertida) la experiencia de subirse al autobús anfibio que se zambulle en las aguas del río tras recorrer el asfalto para seguir su recorrido turístico desde otra perspectiva.

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PASSAU (ALEMANIA)

Tres ríos confluyen en esta ciudad de la Baja Baviera alemana, en la frontera con Austria, uno es el Danubio, los otros, el Eno y el Ilz. Tres cauces que dibujan su perfil, como también la catedral barroca de San Esteban, que tiene el órgano más grande de Europa, o el castillo Veste Oberhaus. Los maestros italianos embellecieron su casco antiguo, con pintorescos callejones, hermosas plazas, bonitas casas antiguas y numerosos estudios y galerías de arte. Y para disfrutar de naturaleza, está la ruta cicloturista del Danubio, que comienza en Donaueschingen, donde están las fuentes en las que nace el río. 

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LINZ  (AUSTRIA)

Hay una Linz alemana a orillas del Rin y una Linz austriaca bañada por el Danubio que está fuera de las rutas más turísticas, pero que merece la pena descubrir empezando por las orillas del río. Durante el día, sus zonas verdes y restaurantes invitan a desconectar; por la noche, deslumbran las fachadas futuristas e iluminadas de sus museos. La ciudad presume, además, de tener la iglesia más antigua de Austria y la más grande de los Alpes, una moderna arquitectura, el teatro de ópera más moderno, una animada vida cultural, arte urbano en el puerto y hasta de una tarta con nombre propio, que compite con la famosa Sacher vienesa. 

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MELK (AUSTRIA)

Una de las excursiones imprescindibles desde Viena lleva hasta esta localidad en pleno valle del Wachau y a su abadía que domina el Danubio desde lo alto de una colina. Es uno de los monasterios cristianos más famosos del mundo, que la Unesco ha incluido en su lista del Patrimonio Mundial. Solo por ver su biblioteca barroca, con una sobresaliente colección de manuscritos, ya merecería una visita, pero es que también asombran los coloridos frescos de su iglesia, el espléndido patio y sus dependencias, transformadas en museo.  

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ULM (ALEMANIA)

La ciudad natal de Einstein, en el estado alemán de Baden-Wurtemberg, queda a orillas del Danubio y la divide en dos. La vieja Ulm, a un lado, la nueva, enfrente, ya en el estado de Baviera. El paseo por la muralla acompaña el discurrir de las aguas, pero a Ulm se va a contemplar, sobre todo, la catedral más alta del mundo, y luego uno se entretiene admirando cada detalle de la fachada de su ayuntamiento o perdiéndose por su encantador barrio de pescadores

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ESZTERGOM (HUNGRÍA)

El Danubio baña esta ciudad húngara y marca la frontera con Eslovaquia. Basta cruzar el puente de María Valeria para pisar Stúrovo, ya en el país vecino. Esztergom es la capital religiosa de Hungría y, como tal, su catedral de San Adalberto, además de ser el símbolo de la ciudad, es el templo más grande del país y una de las mayores de Europa. Del conjunto forma parte su castillo, en el que residieron los reyes húngaros, y muy cerca de la plaza del Ayuntamiento discurre el Pequeño Danubio, el canal que bordea el casco antiguo, lleno de mansiones. 

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BRATISLAVA (ESLOVAQUIA)

Con un pie a cada lado del mítico Danubio, la capital de Eslovaquia es una de las capitales más jóvenes del mundo y por ello vibrante, dinámica y creativa. El río la une con Praga, Viena y Budapest, pero esta tiene el encanto de las ciudades discretas, aunque puede alardear de un conjunto monumental que domina desde las alturas su castillo. Por la Ciudad Vieja irán asomando palacios barrocos, su imponente catedral gótica o el Teatro Nacional, epicentro de una intensa vida cultural que viene de lejos.  

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VIENA  (AUSTRIA)

En la capital austriaca el Danubio está siempre presente, en las márgenes fluviales los vieneses hacen deporte, pasean, montan en bicicleta o se sientan en sus bares y restaurantes con vistas al río y, con buen tiempo, se bañan además de sus 2 kilómetros de playa. Mientras que por el centro histórico fluye el Pequeño Danubio, un canal para explorar a bordo de una embarcación. Es la cara más verde de la ciudad. La monumental es la de sus palacios –el Imperial de Hofburg, el de Schönbrunn, conocido como el Versalles vienés, el del Belvedere…–, su catedral, sus museos y sus templos de la música clásica. 

¿Te gustaría hacer un crucero por el Danubio?