Betanzos es la capital de la tortilla. Elaborada con patata gallega, jugosa, sin cebolla, cuajada por fuera y líquida por dentro. De este, más o menos, sencillo plato ha hecho su reclamo gastronómico y deliciosa excusa para coger el coche y poner dirección a este pueblo de las Rías Altas gallegas. Además, es un precioso conjunto monumental que llegó incluso a ser capital de la provincia coruñesa.
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Antes de empezar la ruta de la tortilla por Betanzos, se debe comenzar por descubrir su casco antiguo, que conserva 3 de las 5 puertas que daban acceso a su recinto amurallado. Cruzando la principal, la porta do Ponte Nova, enseguida se alcanza la bonita plaza de Fernán Pérez de Andrade, de época medieval. Aquí mismo quedan sus dos edificios religiosos más importantes: las iglesias góticas de Santa María del Azogue y San Francisco. En la primera nos fijaremos en su rosetón, en el retablo del altar y en el capitel con el único calendario agrícola de Galicia; en la segunda, en el sepulcro de Fernán Pérez de Andrade.
La rúa Ferreiros desciende hasta la porta da Ponte Vella, la mejor conservada de la muralla, desde donde asomarse a la orilla del río Mandeo. El centro de Betanzos es la plaza de la Constitución, rodeada de importantes edificios históricos: el ayuntamiento, el pazo de Bendaña, la iglesia de Santiago, y, adosada a esta, la torre del Reloj. Y otra plaza de interés es la de los hermanos García Naveira. Pero paseando por sus calles empedradas también se ven bonitas fachadas con galerías de madera, la iglesia de Santo Domingo, el Museo de las Mariñas y la concha en el suelo que marca el paso de los peregrinos que siguen el Camino Inglés a Santiago.
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Nos habrá entrado hambre y como de nuestro pensamiento no se aleja la tortilla de Betanzos será momento de ir en busca de los templos donde mejor la elaboran. Ardua tarea y difícil decisión. En la Travesía do Progreso están tres imprescindibles: el clásico Mesón O Pote (mesonopote.com), Casa Miranda y Mesón O Progreso. Cerca del río, en la rúa da Cañota, también gusta la de O Candil, y luego está La Casilla, origen de la receta de la tortilla betanceira, que abrió sus puertas allá por 1910.
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Para bajar la comida hay que darse un paseo por los espacios verde y la naturaleza que rodea Betanzos. Podemos empezar por el Parque del Pasatiempo, con grutas y pasadizos subterráneos y otras curiosidades, y luego ir en busca de los molinos del río Pelamios o seguir la senda fluvial de los Caneiros, que transcurre por la orilla del Mandeo. Y muy próximo queda el Pazo de Mariñán, una preciosa finca del siglo XVIII que es conjunto histórico junto con su jardín de estilo francés y que acoge un museo en su interior.
¿DÓNDE DORMIR?
Sin movernos del casco antiguo, en un edificio histórico, pero de interior moderno, está el hotel Villa de Betanzos. En la misma línea, el Hostal Pórtico. Amplio, cómodo y minimalista, para los que viajan en familia, puedes optar por el apartamento Mirador de la Muralla.