Empezamos en Hondarribia, la única localidad de Gipuzkoa que conserva sus murallas renacentistas. Intramuros, el casco antiguo esconde preciosos edificios y palacios, como la Casa Ladrón de Guevara, reconocible por su ladrillo vidriado de color azul; la casa Iriarte o el Palacio de Eguiluz donde, según la leyenda, se alojaron Juana la Loca y Felipe el Hermoso.
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En San Sebastián, el Palacio de Miramar, que en su día era la residencia veraniega de la familia Real, es un bello edificio de tono rojo construido en 1888 que sorprende por su arquitectura inglesa con elementos decorativos del neogótico. Desde Miramar, el paseo de la playa de la Concha nos lleva hasta el Museo de San Telmo (santelmomuseoa.eus), ubicado en un antiguo convento dominico del siglo XVI, que guarda obras del Greco, Tintoretto, Rubens o Sorolla, entre otros.
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POR LA RIOJA ALAVESA
Abandonamos por un momento los verdes y azules paisajes de la costa para adentrarnos en el corazón de la Rioja Alavesa y visitar en Elciego la espectacular Ciudad del Vino, bodega y hotel cinco estrellas de Marqués de Riscal, una de las bodegas de Rioja más antiguas, pues data de 1858. El edificio original convive con uno nuevo, diseñado por Frank O. Gehry, envuelto por una cubierta curvilínea de titanio teñida de rosa, oro y plata. En el interior, las increíbles vistas sobre los viñedos del entorno acompañan la cata de los mejores caldos con denominaciones de origen Rioja y Rueda.
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No podemos despedirnos de Euskadi sin visitar otra de las obras más emblemáticas salidas de la imaginación de Frank O. Gehry, el Museo Guggenheim (guggenheim-bilbao.eus), convertido en icono de Bilbao y referente de la arquitectura contemporánea mundial. Tan importante es el contenido como el continente en este edificio de curvas contrastadas a orillas del río Nervión, recubierto por 33 mil placas de titanio y coronado por un gran lucernario en forma de flor metálica. A su alrededor vemos la gran araña de Louise Bourgeois o el fotogénico Puppy, la famosa escultura floral de Jeff Koons que representa un cachorro de white terrier.
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DE COMILLAS A SANTANDER
Al escuchar la palabra Altamira nuestra mente nos lleva al perfil de los bisontes más conocidos del mundo, los de la Cueva de Altamira, en Cantabria, declarada Patrimonio de la Humanidad. No está abierta al público de forma habitual, pero merece la pena hacer una visita a la Neocueva y su fiel reproducción de la sala de los polícromos, eje central del museo del mismo nombre, ubicado a escasos metros de la cavidad original (culturaydeporte.gob.es/mnaltamira). El conjunto se halla en Santillana del Mar, una villa medieval salpicada de múltiples casonas y palacios.
A Comillas le sobran motivos para ser uno de los destinos preferidos del norte de España. Si bien El Capricho de Gaudí, el Palacio de Sobrellano o la Universidad Pontificia, son sus edificios más conocidos, esta villa declarada conjunto histórico también posee magníficos ejemplos de arquitectura popular, casonas solariegas, calles empedradas y plazuelas.
CATAS EN BODEGAS
En Santander, el Palacio de la Magdalena cuenta con una ubicación privilegiada en la península del mismo nombre. La que fuera residencia de verano del Rey Alfonso XIII y su familia es parada obligatoria en esta ruta por palacios. El descanso lo podemos hacer mientras probamos algunos de los vinos de la costa cántabra en bodegas como Vidular (bodegasvidular.es), en Noja, o Miradorio (miradoiro.com), en Ruiloba, que ofrecen visitas y degustaciones.
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CASONAS INDIANAS Y JARDINES VERSALLESCOS
A finales del siglo XIX y principios del XX, miles de jóvenes asturianos cruzaron el Atlántico con destino a México o Cuba, empujados por el sueño de buscar fortuna. Muchos de ellos, nostálgicos de su tierrinaconsiguieron el sueño de regresar y construir en ella una buena residencia. Así surgió la llamada arquitectura de indianos, que podemos admirar en Colombres, donde existe una ruta por sus coloristas y exóticas quintas. Entre las construcciones más bellas, la Quinta Guadalupe, que acoge el Archivo de Indianos y Museo de la Emigración.
Como complemento perfecto a este recorrido por los palacios asturianos, qué mejor que los templos de Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo, situados en la falda sur del monte Naranco de Oviedo, emblemas del prerrománico asturiano y declarados Patrimonio de la Humanidad.
También, en la pedanía de El Pito, en el concejo de Cudillero, sorprende descubrir el palacio de Selgas, un esplendoroso complejo palaciego de finales del siglo XIX formado por varios edificios y jardines históricos de corte francés, inglés e italiano, cuyo conjunto está envuelto por una estética muy versallesca. La joya del lugar es su importante colección de arte, donde se exponen obras de Goya, Tiziano, el Greco o Brueghel, entre otros (selgas-fagalde.com).
LLAGARES ASTURIANOS
Aunque Asturias también es tierra de viñedos y bodegas, más que la uva, en estas tierras se rinde culto a la manzana. En la comarca de la Sidra un excelente plan es visitar llagares, pumaradas, disfrutar del zumo de manzana fermentado y de la cultura que rodea esta tradicional bebida asturiana (lacomarcadelasidra.com).
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DEL OBRADOIRO A LA RIBEIRA SACRA
Nos situamos en Santiago de Compostela, meta del Camino de Santiago y Patrimonio de la Humanidad, porque en la misma plaza del Obradoiro, presidida por la fachada de su majestuosa catedral (catedraldesantiago.es) encontramos algunos de los palacios más bellos de la capital y de Galicia: el Palacio de Rajoy, sede del Ayuntamiento; el Hostal de los Reyes Católicos, actual Parador; o el Colegio de San Jerónimo, que hoy sirve de sede del Rectorado de la Universidad.
Ponemos rumbo a las Rías Baixas siguiendo la carretera costera para encontrarnos, a las afueras de Vilagarcía de Arousa, el pazo de Rubianes y sus viñedos (pazoderubianes.com). Su visita descubre la importancia de la viticultura en esta zona y los detalles de elaboración de uno de los vinos más reputados de la D.O. Rías Baixas. Pero además sus jardines se han ganado el calificativo de «espectaculares» gracias a su premiada colección de camelias.
En Cambados, villa tan señorial como marinera, el Pazo de Fefiñáns (fefinanes.com) alberga dos de las bodegas de mayor solera de la zona. El edificio forma parte de un conjunto declarado bien de interés cultural, levantado alrededor de la plaza del mismo nombre. Y para acabar, imprescindible también para los amantes de los buenos caldos una visita a la Ribeira Sacra, a sus viñedos y bodegas, después de probar antes los famosos orujos y conocer su forma de elaboración.
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Mas información: España Verde, ingreenspain.es