Valença es un pueblo muy bonito en una de las tierras más fértiles de esta región del norte de Portugal. Muchos llegan hasta aquí buscando sus tiendas donde comprar ropa de cama a buen precio y luego pasan un día entero disfrutando de sus excelentes vistas sobre el Miño, de un buen bacalao acompañado de un vino verde de la tierra y sorprendidos por lo que encierra en su recinto fortificado (visitvalenca.com). Lo primero que llama la atención es, precisamente, esta impresionante obra de arquitectura militar gótica y barroca, la más importante del país, solo comparable a las de Almeida y Elvas. Tiene forma de estrella, una doble muralla de 5 kilómetros que se conserva prácticamente intacta, baluartes, torres y cuatro puertas que ahora se cruzan como un pasatiempo: Coroada, Gaviarra, Fonte da Vila y Sol.
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Dos recintos forman la fortaleza, uno al norte que data de los siglos XVII y XVIII, levantado por el Señor de Bauvan sobre los muros del siglo XII que rodeaban la ciudad; y otro al sur, la llamada Coroada. Cada uno de ellos es un barrio, con pintorescas callejas estrechas de cantos rodados, iglesias, tiendas y casonas. Entre calle y calle y compra y compra, siempre se puede tomar aire fresco en el perímetro para recorrer el adarve y saludar a los vecinos de Tui o acercarse al flanco norte para ver antiguos cañones que, aún en posición, fueron testigos de un pasado bélico de cuidado.
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ENTRE CAPILLAS Y PLAZAS
Valença do Minho, aunque no lo parezca a primera vista, también tiene sus monumentos. En la Coroada encontramos la estatua São Teotónio –primer santo portugués– y luego en cada esquina, numerosas capillas e iglesias, desde la del Bom Jesús a la del Señor del Encuentro. En la plaza de la República vemos el curioso reloj con dos caras del ayuntamiento, varias casas con azulejos y balconadas en su fachada.
Continuando por la calle Mousinho de Albuquerque encontramos, además de tiendas, varias casas señoriales y hasta un banco con blasón. Y en una calle paralela, un vestigio romano, el Marco Miliário, un monolito cilíndrico con inscripciones que marca las 42 millas de distancia entre Braga y Tui y fue mandado construir en lo alto del Bom Jesús por el emperador Claudio. Junto a él descansa la iglesia románica de Santo Estevão.
UN POCO MÁS ALLÁ
Los más inquietos, pueden acercarse hasta la también amurallada Monçao, haciendo un alto en el convento de Ganfei, dar un paseo vespertino por el casco viejo de la española Tui, ver su catedral-fortaleza o incluso otear el horizonte desde el monte do Faro. Y, como regalo, porque Valença es un primor arquitectónico, no hay que perderse la panorámica desde el lienzo norte de las murallas que miran al valle del Miño y a los montes de Galicia. Es, quizás, en este punto donde se comprende que el verdadero tesoro de Valença se esconde más allá incluso de sus propios muros.
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PARA DESCANSAR
La fortaleza de São Teotónio acoge la Pousada Valença, el mejor alojamiento de la localidad, con un buen comedor donde degustar platos tradicionales portugueses, entre los que no falta el bacalhu (bacalao). Y buena elección también, en la Av. de España, Fronteira Gastrobar. Al otro lado del río, en el lado español, el Parador de Tui, con habitaciones confortables, buenas vistas y restaurante de cocina gallega.