teruel© Tim Moore/Alamy Stock Photo

Estrechos del río Ebrón (Teruel/Valencia): aventura por un cañón inolvidable

Al igual que hay una asociación de los pueblos más bellos de España, existe una red de los senderos más bonitos. Uno de ellos es el que enlaza El Cuervo y Tormón, surcando casi a ras de agua, mediante pasarelas, los espectaculares cañones del río Ebrón, en el sur de Teruel y en la linde con el enclave valenciano del Rincón de Ademuz. En verano es importante no olvidar el bañador


8 de febrero de 2022 - 19:28 CET

El cuervo y tormón son dos pueblos vecinos del extremo sur de Teruel, el solitario y montañoso rincón donde esta provincia se toca con Cuenca y Valencia. Vecinos que prácticamente no se ven, porque distan seis kilómetros en línea recta, pero más de 16 por carretera. En medio se encuentran los Estrechos del Ebrón, unos cañones tan abruptos que es casi imposible atravesar por ellos, como hacen el agua y el viento, la trucha y la lavandera cascadeña, ave que merodea por este entorno.

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© Tim Moore/Alamy Stock Photo

Las casas de Ademuz, la capital del entorno, se apiñan unas sobre otras en las empinadas laderas de los barrancos formando un pueblo-escalera.

Hay un sendero que sí lo cruza, un camino bien acondicionado con puentes, pasarelas, escaleras, quitamiedos y señales de todo tipo, que va de uno a otro pueblo por el cauce encañonado del río Ebrón, ofreciendo un paseo cómodo, seguro y superdivertido. ¡Y pensar que antes de que se instalaran los asideros que hay ahora, el mismo camino, o muy parecido, lo recorrían todos los días los campesinos que cultivaban en las terrazas vertiginosas que aún se aprecian en estos despeñaderos! También lo hacían los cabreros que guardaban su hato en los abrigos rocosos y el cartero que llevaba la correspondencia. Para pasar por ciertos lugares sin estas modernas ayudas habría que hacer muchos equilibrios, sin duda.

Siguiendo desde El Cuervo las señales que guían hacia los Estrechos del Ebrón, nos acercaremos (aún en coche) al merendero del Pozo de la Hoya, donde hay bancos y mesas a ambos lados del río para sentarnos a comer, aparcamiento y carteles del sendero que vamos a tomar a pie a partir de aquí. Aunque la idea es llegar a Tormón, si solo andamos una hora, la primera, veremos lo más espectacular: los llamados Estrechos del Cañamar. Aquí el Ebrón se remansa entre altísimas paredes anaranjadas de roca caliza, adquiriendo sus aguas verdores, como de mar tropical, que obligan a asirse firmemente del cable que ayuda a avanzar por la estrecha pasarela metálica, a pocos centímetros sobre el río. Tanta belleza hipnotiza. En los meses de verano no es mala idea dejarse caer al agua y disfrutar de esta piscina prehistórica.

© Andrés Campos

Las pasarelas por los cañones del Ebrón ofrecen un recorrido cómodo, seguro y divertido.

La segunda hora de marcha veremos cómo el desfiladero se abre y el sendero gana en altura por la margen occidental, entre antiguas terrazas de cultivo y cuevas donde se guardaba el ganado, hasta que desciende de nuevo y cruza el río por el puente de la Fonseca, que no es de metal o de madera, como otros que hemos encontrado antes por el camino, sino natural, de roca tobácea. Este monumental arco pétreo que atraviesa el Ebrón es lo segundo más espectacular del recorrido. Y lo tercero, la cascada de Calicanto, que nos aguarda muy cerca ya de Tormón, junto a las ruinas de un molino harinero y de unos chopos centenarios. Ver al Ebrón saltar desde 20 metros de altura y resbalar sobre una pared musgosa, a la vera de unas piedras muertas y unos árboles viejísimos, llena de asombro, pero también de melancolía.

Regresaremos por el mismo camino que vinimos, parando aquí y allá para zambullirnos en el río Ebrón, tomar un bocado y admirar las mismas bellezas que han ido saliendo al paso desde otros ángulos, antes de continuar en coche nuestro viaje río abajo.

© Andrés Campos/Ana del Castillo

Izquierda, paredes con eco, obra de la escultora británica Diane Gorwin, adaptada a la fachada de piedra de una de las casas de la aldea Arroyo Cerezo. A la derecha, rincón del pueblo de Ademuz.

Siguiendo al Ebrón, nos adentraremos, nada más dejar atrás El Cuervo, en el Rincón de Ademuz, un trocito de Valencia que los avatares de la historia dejaron aislado entre las provincias de Cuenca y Teruel. Lo de aislado no es un decir, pues no tuvo comunicación directa por carretera con la capital de la región hasta los años 60 del pasado siglo. Un enclave solitario, áspero y alto (aquí está el techo de la región, el pico Calderón, de 1838 metros de altura) donde, en lugar de naranjos, hay manzanos por doquier; en vez de suaves inviernos, nevadas de un metro; y en lugar de apartamentos en primera línea de playa, casitas que se apiñan unas sobre otras en las empinadas laderas de los barrancos formando pueblos-escalera como Castielfabib o como la capital del entorno, Ademuz.

© Andrés Campos

A lo largo de la ruta destacan tres enclaves: los Estrechos del Cañamar, al principio; el puente natural de la Fonseca, a mitad de camino; y la cascada de Calicanto (en la imagen), al final, junto a las ruinas de un molino harinero y de unos chopos centenarios.

En Torrebaja, el Ebrón desemboca en el Turia. Poco más abajo, en Ademuz, lo hace el Bohílgues, río que dibuja con los dos anteriores un verde tridente en estos pálidos y resecos páramos de roca caliza. Otro sendero bellísimo, casi tanto como el de los Estrechos del Ebrón, es el que recorre durante cinco kilómetros (una hora y media, solo ida) la hoz del Bohílgues, un cañón rebosante de chopos, alisos, fresnos, plantas trepadoras y cascadas, que no recuerda ni a Valencia, ni a Teruel, ni a Cuenca, sino a algún acuático paraje norteño habitado por mouras, xanas, anjanas o fadas.

© Ana del Castillo

No dejes de...

Visitar Castielfabib. Es el pueblo con más encanto de la zona, en buena parte por su ubicación, pues se sitúa sobre un peñasco, junto a las hoces que excava el río Ebrón al poco de entrar en el Rincón de Ademuz. Para verlos mejor a ambos, existe un mirador junto a la carretera CV-479, a un kilómetro de la población, valle abajo.

Guía práctica

Guía práctica

© Ana del Castillo

Cuándo ir

En verano es el mejor momento. Se disfruta paseando junto al río, a la sombra de álamos, nogales, pinos laricios y sabinas. Y hay remansos para bañarse.

Cómo llegar

Desde El Cuervo hay que seguir las indicaciones viales hacia los Estrechos del Río Ebrón, en principio por carreteras asfaltadas. Luego por un camino de tierra, vadear el río (en verano sin ninguna dificultad) y continuar tres kilómetros para estacionar y empezar a andar en el merendero del Prado de la Hoya.

Qué ver

ESTRECHOS DEL RÍO EBRÓN. Tres horas de ida lleva hacer entero el sendero que recorre estos cañones, entre El Cuervo y Tormón. Con andar solo una hora, ya es un recorrido magnífico. Está perfectamente acondicionado, de modo que se puede hacer con niños (lossenderosmasbonitosdeespaña.es). Existe un panel con código QR en el merendero del Pozo de la Hoya, al inicio del mismo. Hay que llevar bañador y chanclas, además de calzado adecuado para hacer senderismo, gorro, comida y bebida. RINCÓN DE ADEMUZ. Distribuidas por los pueblecitos del enclave se encuentran 70 obras seleccionadas en dos bienales internacionales de escultura entre los años 2001 y 2005. En Arroyo Cerezo están dos de las mejores: Horse, del británico Philip Bews, un caballo de3,5 metros de altura hecho con ramas de encina; y Echoing Walls (Paredes con eco), de Diane Gorwin, una obra con caras de bronce incrustadasen las paredes (rincondeademuz.net).

Dónde dormir

LA CASA GRAN (Castielfabib, lacasagran.es). Apartamentos rurales en una casa rehabilitada de 1890 que conserva el encanto de la arquitectura popular. Senderismo, rutas, horticultura ecológica... CASA GARRIDO (Ademuz, casaruralgarrido.com). Vivienda rehabilitada en el centro del pueblo. Organizan actividades. RINCÓN DE ALOBRAS (Alobras, rincondealobras.com). Apartamentos a medio camino entre El Cuervo y Tormón. Cuenta con bar-restaurante de cocina casera.

Dónde comer

LOS CHORROS (El Cuervo, tel. 695 80 67 65). Chiringuito junto al río, ideal para comer y relajarse después de la excursión. CASA DOMINGO (Ademuz, tel. 978 78 20 30). Cocina típica: gachas, migas, puchero de pueblo... LOS CENTENARES (Castielfabib, tel. 978 78 35 04). Cocina casera con productos ecológicos propios. También alojamiento y piscina.

Más información

TURISMO de TERUEL, turismocomarcateruel.com; TURISMO de ARAGÓN, turismodearagon.com