Apesar de ser uno de los secretos peor guardados de la historia, la costa de Conil de la Frontera ha conseguido mantenerse casi intacta y con ese halo de paraíso codiciado por los viajeros. Sus 14 kilómetros de playas y calas, limitados por entornos turísticos tan afamados como Novo Sancti Petri y El Palmar, permanecen ajenos a la infraestructura hotelera en primera línea. Esta población de tradición pesquera y agrícola es uno de los reductos imprescindibles en la Cádiz para disfrutar de ambiente y buena gastronomía.
La franja costera de Conil discurre entre las torres de Castilnovo y El Puerco, con un abanico de calas y extensos arenales de lo más variado. Aunque los tres primeros kilómetros se pueden realizar caminando por la orilla, es más recomendable seguir el sendero de Castilnovo. Transcurre por un entorno de alto valor paisajístico, donde se observan numerosas aves, como el ibis eremita, en peligro de extinción. Entre aromas de romero, tomillo y manzanilla aparecen restos de abrevaderos, pozos, un búnker y terneras de raza retinta, tanto en vivo como en un magnífico grafiti del artista Adrián Torres.
Como testigo omnipresente, la torre Castilnovo recuerda a las antiguas atalayas que vigilaban la llegada de piratas, y también, las almadrabas, uno de los recursos que custodiaban con celo los duques de Medina Sidonia. Si optamos por pasear por la orilla, en lugar de seguir el sendero botánico, debemos evitar caminar por las dunas, ya que el chorlitejo patinegro deja sus huevos en la arena.
El puente de madera que cruza el río Salado es el punto de partida del tramo costero urbano de Conil. La playa de los Bateles, paralela al paseo marítimo, pasa por ser una de las ensenadas más accesibles y animadas. El ajetreo veraniego muda en otras estaciones en una agradable calma que permite palpar la vida local. Frente a este arenal, el pueblo se articula en forma de cascada. Primero, las calles suben hasta la torre de Guzmán el Bueno, del siglo xiii. Luego se desparraman por el barrio de Pescadores y terminan empinándose hasta alcanzar la parroquia de Santa Catalina.
Siguiendo la orilla desde los Bateles, la arena dorada se prolonga varios kilómetros más por las playas de la Fontanilla y del Roqueo. A pesar de ser una de las zonas con más infraestructura turística, no existe demasiado alboroto. Los hoteles se han edificado a una distancia prudente y pocos restaurantes permiten comer con los pies hundidos en la arena. El cartel de “precaución” entre las playas del Roqueo y Fuente del Gallo invita a caminar lejos de los erosionados acantilados que siluetean la preciosa ensenada. Este entorno se vuelve más salvaje según avanza la línea costera hasta llegar a la cala del Aceite, en la que se alquilan kayaks y en verano hay chiringuito.
La guinda de este tramo es la panorámica desde el mirador del puerto pesquero de Conil, donde admirar la costa recortada, los barcos y el faro. Por la mañana, además, también se puede acudir a la subasta de pescado.
Salvajes, desafiantes y con accesos empinados, las calas entre el faro de Conil y la urbanización de Roche son una visita ineludible para los amantes de la belleza más natural. Estas recoletas ensenadas con pocos servicios de playa resultan idóneas para refugiarse los días de levante. Podemos llegar por carretera, pero la mejor manera es a pie por el sendero de los Acantilados desde el faro. La cala del Tío Medina, la cala del Fraile, la cala Encendida, la cala del Pato..., y así hasta llegar a las playas de Roche y del Puerco, donde la arena coralina no escasea y los atardeceres sobre el mar se subliman cada día.
No dejes de...
Admirar el atardecer. Uno de los regalos de esta ruta por la costa de Conil es la posibilidad de disfrutar de mágicas puestas de sol desde algún punto cercano al Atlántico. Los bares, chiringuitos y chill outs envuelven el momento de música y lo acompañan de cócteles en temporada alta (Feduchy Playa, Mirador del Roqueo y El Kanguro, entre otros). Sin embargo, la belleza de los ocasos de este litoral está presente, sin artificios, durante todo el año.
Guía práctica
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