El paisaje de la Toscana lo definen sus colinas de olivos y cipreses, sus pueblecitos y sus famosos vinos, y también sus artísticas ciudades, como Siena, Lucca o su capital, Florencia. Lo que no todo el mundo sabe es que esta deliciosa región italiana es una de las que más termas y balnearios posee del mundo. Al sur de la región se encuentran unas de las más atractivas, las de Saturnia, cuya belleza está en la espectacularidad de la disposición de sus piscinas naturales de piedra calcárea, escalonadas en medio de un bello enclave.
El origen de las termas es un riachuelo, el Gorello, que nace en el monte Amiata, un antiguo cono volcánico extinguido. Después de brotar, sus aguas atraviesan un bosque y al llegar a un viejo molino llenan estas pozas turquesas. Tras desbordarse en pequeñas cascadas y una mayor, de 4 metros de altura, continúan bañando el paisaje toscano.
Las aguas sulfurosas de Saturnia, que brotan de la tierra desde hace 3000 años, poseen propiedades medicinales, están a una temperatura constante de 37,5 ºC y aseguran un placentero y humeante baño. Es posible sumergirse en ellas todo el año, ya que se trata de una zona natural al aire libre en la que no hay que pagar entrada. Los que busquen más exclusividad, en este mismo entorno se encuentra el balneario que lleva el nombre de las termas, de cinco estrellas y dotado con un espectacular campo de golf.
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DÓNDE ESTÁN
Las termas de Saturnia están junto al pueblo de Grosseto, a unas 2 horas al sur de Siena.
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OTRAS TERMAS EN LA TOSCANA
Las de Bagni San Filippo y Bagno Vignoni, en el valle de Orcia, y las Termas de Montecantini, en la mayor ciudad balneario de Italia, entre Pistoia y Lucca.
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MONTEMERANO Y PITIGLIANO, DOS PUEBLOS MUY BONITOS
Los que acuden a visitar las termas de Saturnia se acercan también a conocer dos de los pueblos más bonitos de la Toscana: Montemerano y Pitigliano, que quedan a 15 y 30 minutos, respectivamente. El primero es medieval, se sitúa sobre una colina rodeada de olivos y conserva tramos de muralla y torres de la Edad Media y del Renacimiento, aunque su joya es la pintoresca piazza del Castello. Pitigliano, sobre una peña volcánica que domina la confluencia de dos ríos, es una antigua aldea etrusca de calles empedradas que aún conserva un barrio judío con su sinagoga y llegó a ser conocida como una pequeña Jerusalén.
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