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Lekeitio (Vizcaya): pesca de altura, playas y pintxos ‘gourmet’

Un faro donde podemos embarcar y navegar en plena tempestad, virtualmente. Una isla a la que se llega caminando. El palacio donde se alojó Isabel II días antes de abandonar el trono, hoy convertido en hotel. Estas son algunas de las sorpresas que nos depara esta villa antaño famosa por sus arpones y hoy por el tapeo en sus bares


27 de enero de 2022 - 18:04 CET

Zarpamos del puerto de  Lekeitio  hacia poniente. Oscurece, se desata una tempestad, perdemos el rumbo… Estamos a punto de zozobrar cuando avistamos un parpadeo luminoso en lontananza y, agitados, arribamos a Elantxobe cinco minutos después de haber partido. ¿Solo cinco minutos? Bueno, la verdad es que no hemos salido del interior del faro de Santa Catalina de Lekeitio, en cuya sala de proyecciones se recrea tan ajetreada singladura en un viaje virtual. Tras la visita, nos situamos en la terraza y contemplamos toda la bahía de Vizcaya, incluida la costa del País Vasco francés, a más de 60 kilómetros de distancia. Un rebaño de ovejas, de los pocos que hay por aquí, mordisquea minuciosamente la hierba de los prados al borde del acantilado. Y admiramos la altura del faro, que es mucha (46 metros sobre el mar), aunque no tanta como para que no lo alcancen los rociones de las olas con mal tiempo.

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© Gonzalo Azumendi

Lekeitio es un bonito pueblo pesquero para pasar unos días disfrutando del mar, por ejemplo, en su puerto de postal, con sus casitas de colores y el perfil de la basílica de la Asunción al fondo.

Volvemos a Lekeitio de verdad, sin navegaciones imaginarias ni atajos 4D, caminando por el paseo de Santa Catalina, y recorremos el rompeolas de la Tala y los espigones del puerto. Vemos la estela-monolito de Agustín Ibarrola (y, a través de su ojo, la isla de San Nicolás), los puestos de pescado, los pescadores de caña, los de  pintxos que abarrotan las terrazas de las tabernas y los arrantzales que trastean con sus redes y sus aparejos en los barcos.

En Lekeitio hubo un barco-museo, el Playa de Ondarzabal, que resistió 46 años de temporales en alta mar y no pudo con el 47, ni estando amarrado en el puerto. Acabó siendo desguazado en 2014 en la vecina Ondarroa. Las olas de ocho metros que rompen en la Tala de Lekeitio son caricias comparadas con los golpes que da el tiempo.

La nave que resiste desde hace seis siglos y que puede visitarse es la de la basílica de Santa María. Es una nave gótica inmensa, catedralicia. El retablo de estilo gótico flamenco, policromado y bañado en oro, es también enorme, el mayor de España después de los de las catedrales de Sevilla y Toledo. Para los poco más de 7000 habitantes que hay en Lekeitio, es una iglesia descomunal, digna de una reina. Como Isabel II, que vino un par de veranos a Lekeitio, al igual que solían venir la emperatriz austro-húngara Zita y otras figuras de la aristocracia centroeuropea. Estando aquí en 1868, ancló frente a Lekeitio la fragata Zaragoza, la misma que, semanas después, con el coronel Topete al frente, se rebeló y la derrocó.

© Gonzalo Azumendi

A ambos lados del río Lea se encuentran las dos playas de Lekeitio. Sobre estas líneas, la de Isuntza, con excelentes panorámicas de la isla de San Nicolás, a la que se puede llegar a pie en bajamar.

En Lekeitio hay dos buenas playas, la de Isuntza y la de Karraspio, asomadas a la desembocadura del Lea. Un delgado espigón une la primera con la isla de Garraitz o de San Nicolás, a la que solo se puede cruzar cuando baja la marea y el camino emerge lleno de algas. En la isla hubo una ermita y un convento de franciscanos que sirvió para confinar a los enfermos durante las epidemias de peste.

El Lea es uno de los ríos mejor conservados de Vizcaya  y puede bordearse siguiendo un sendero señalizado de 23 kilómetros, el gr-38.3. A un lado del Lea está la playa urbana de Lekeitio, la de Isuntza. Al otro, la de Karraspio, que es el doble de grande (500 metros) y de agreste. Más allá de Karraspio no hay playas: solo cortados y bosques fragantes de pinos y eucaliptos. Por ellos va culebreando durante 14 kilómetros la carretera que lleva a Ondarroa.

© GettyImages

En el centro de interpretación del faro de Santa Catalina podemos vivir, gracias a medios tecnológicos, la sensación de los marineros al ver la luz que los conectaba con tierra firme.

En las aguas del río Artibai, límite de Vizcaya con Guipúzcoa, se mira esta ajetreada villa, cuyo puerto es uno de los más importantes de Europa en pesca de altura. Aunque las modernas construcciones dominan la población, se conserva bien el casco antiguo, muy marinero y con calles tan empinadas que se ha acabado por instalar un ascensor para salvar los desniveles y facilitar la vida a sus vecinos. En una de ellas se encuentra la torre Likona, donde nació la madre de Ignacio de Loyola. La iglesia gótica de Andra Mari está asentada en la roca sobre grandes arcadas, a las que se amarraban los barcos hasta comienzos del siglo xx.

Como Lekeitio, Ondarroa tiene una ballena en el escudo y dos playas, la urbana de Arrigorri y la salvaje de Saturraran. Además, tiene tres puentes muy llamativos: el Viejo, que sustituyó en 1795 a uno medieval de madera; el de la Playa, que antiguamente era de peaje y, por eso mismo, se le conocía como el del Perrotxiko; y el Itsas Aurre, obra muy moderna e inconfundible de Santiago Calatrava, que recuerda el esqueleto de una ballena.

© Andrés Campos

No dejes de...

Ver en acción el molino de mareas de Marierrota. Data de 1555 y sus ruedas son movidas por el agua que se embalsa durante la pleamar. Se halla en la desembocadura del río Lea, junto al puente, y alberga el Centro de Interpretación de la Biodiversidad. Abre fines de semana y el acceso es gratuito (faro-lekeitio.com).

Guía práctica

Guía práctica

© Gonzalo Azumendi

Cuándo ir

A finales de junio, cuando Lekeitio celebra las fiestas de San Pedro, en honor al patrón de los pescadores. El día grande es el 29. Además, el tiempo invita a disfrutar de las playas.

Cómo llegar

Lekeitio se halla en el extremo oriental de la costa vizcaína, a 58 kilómetros de Bilbao (una hora en coche). De camino se pasa por Gernika y la Reserva de la Biosfera de Urdaibai.

Qué ver

Faro de Santa Catalina. Primer faro visitable del País Vasco, a 20 minutos de paseo de Lekeitio por la carretera litoral. Alberga un moderno centro de interpretación que permite conocer los fundamentos de la navegación desde la Antigüedad y ponerlos en práctica mediante un viaje virtual en barco desde Lekeitio hasta Elantxobe (faro-lekeitio.com). Basílica de Santa María. Construida en el siglo XV sobre un templo románico del XIII, es uno de los más bellos ejemplos del gótico tardío vasco. El edificio, de tres naves, está rematado por una girola, llamando poderosamente la atención el juego de arbotantes y contrafuertes, estos últimos rematados con pináculos bellamente decorados. En el interior destaca el retablo gótico-flamenco (basilicadelekeitio.com). Isla de San Nicolás. Un bonito camino de casi 500 metros, que aparece y desaparece con las mareas, permite cruzar andando desde la playa de Isuntza a la isla de Garraitz o de San Nicolás.

Dónde dormir

Palacia Uribarren (Lekeitio, hoteles-silken.com). Aquí durmieron Isabel II y Alfonso XII y vivió durante su exilio la emperatriz austrohúngara Zita de Borbón-Parma. Recién reformado, con vistas a la playa de Isuntza. Zubieta (Lekeitio, hotelzubieta.com). Antiguas caballerizas de un palacio barroco, con decoración muy cuidada. Bar-bistró con terraza. Hotel bikefriendly. Villa Itsaso (Mendexa, hotelvillaitsaso.com). Villa del siglo XIX sobre la playa de Karraspio, con vistas a la isla de San Nicolás.

Dónde comer

Mesón Arropain (Lekeitio, tel. 946 24 31 83). Mariscos y pescados fresquísimos en un pequeño comedor que hace imprescindible la reserva. De pintxos. En Lekeitio el bar Erkiaga (barrestauranteerkiaga.com) es famoso por sus txipis (chipirones). También son buenos lugares para tapear Lumentza (tel. 946 84 15 01) y cualquiera de las terrazas del muelle Txatxo, en el puerto.

Más información

Turismo de Lekeitio, lekeitioturismo.eus. Turismo de Vizcaya, visitbiscay.eus