Es la puerta de entrada a la sierra y aunque muchos piensen que Alcaraz es un pueblo, es una ciudad, y nada menos que ¡desde el siglo XV! Situada a una hora de la capital provincial, posee uno de los conjuntos monumentales más soberbios de Albacete, cuyo legado artístico empezó a ponerse en pie un siglo después, justo el mismo en el que nació aquí Andrés de Vandelvira, el gran arquitecto del Renacimiento andaluz. De hecho, Alcaraz está repleta de perfiles renacentistas y clasicistas.
Lo primero que llama la atención en la localidad son sus torres gemelas, que en realidad no lo son, pero sí son su emblema. La del Tardón y de la Trinidad se levantan en la plaza Mayor y parecen competir por demostrar cuál de las dos es más bella. La segunda es robusta y sólida, más baja que su gemela y remata una iglesia de hechuras góticas; la del Tardón, con cinco cuerpos, es algo posterior y se erigió como atalaya para albergar el reloj y la campana, adosándose a la lonja de Santo Domingo, que daba resguardo a tratantes y mercaderes.
Esta no es la única lonja que adorna la plaza Mayor. Otro de los costados está ocupado por la de la Regatería o del pósito, donde se aloja el Casino, que marca el pulso de la vida local, y un tercer flanco lo cierra la lonja del Ahorí o de la Aduana, sede del Ayuntamiento.
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Saliendo de la plaza, toda la villa está salpicada de arcos, portadas y balcones de palacios señoriales y casonas blasonadas con escudos de caballeros hidalgos: la casa de los Galiano, el monasterio de Santa María Magdalena, la Torre de Gorgojí, el convento de San Francisco… Y más allá del pueblo, el castillo de Alcaraz, casi en ruinas, que fue un lugar estratégico tiempo atrás. Es el contrapunto monumental a una ruta por la sierra plagada de sorpresas naturales que empieza aquí mismo y donde el agua es el auténtico protagonista.
El sur de Albacete es montañoso y abrupto y en medio de sus duros escarpes se esconden fuentes, manantiales y un puñado de evocadores pueblos: Ayna, Bogarra, Paterna del Madera, Riópar, Molinicos, Vianos... Un territorio desconocido y montaraz, dominado por espesos mantos de pinares, encinas y alcornoques. Los mapas lo citan como la serranía de Alcaraz y Segura, pero los lugareños lo han bautizado con un nombre más dulce y evocador: la Sierra del Agua.
EL NACIMIENTO DEL MUNDO, LA EXCURSIÓN QUE NADIE SE PIERDE
En estos meses invernales, entre la sierra de Alcaraz y la del Segura se produce un fenómeno natural espectacular que se repite varias veces al año. Es la brusca explosión del río Mundo al nacer en una cueva, cuyas aguas caen en forma de cascada desde un cortado de 300 metros de altura. Se le conoce como el reventón y forma numerosos chorros, colas de caballo y pozas que no pueden ser más vistosas.
Apúntate a una ruta de senderismo por los Chorros del río Mundo
Para visitar este lugar enclavado en el Parque Natural de los Calares del río Mundo y de la Sima, lo más cómodo es subir en coche desde el pueblo de Riópar hasta un aparcamiento que hay a menos de un kilómetro del nacedero y luego caminar 15 minutos por un sendero escalonado. Quien quiera andar más, otro sendero de 2 horas de duración (solo ida) arranca en el puerto del Arenal y lleva en 5 kilómetros al nacimiento. Tras contemplar la cascada, el evocador paisaje kárstico del parque natural ofrece muchas otras posibilidades para el senderismo.
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PARA DISFRUTAR A LA MESA
Ajo mataero, ajo pringue, migas ruleras, gachas, pisto manchego… estas y muchas otras especialidades manchegas se pueden degustar a la mesa del restaurante del Hotel Asador Alfonso VIII (asadoralfonsoviii.com), en el mismo centro de Alcaraz. Más próximos al Chorro de río Mundo, en el Mesón La Cuesta (lacuestariopar.com) y en el Asador Emilio (tel. 967 43 53 52), ambos en Riópar, que sirven buenas carnes a la brasa.