Desde el mirador del nacimiento del Asón, un espacio ganado a la sinuosa carretera CA-265, se tiene la mejor fotografía de la joya del Parque Natural Collados del Asón, la cascada más alta de Cantabria, por la que el río se precipita con toda su fuerza. Cailagua, la llaman las gentes del lugar, y tiene su sentido. Dicen que aquí nace el arcoíris, porque al desplomarse de manera estrepitosa desde los farallones calizos forma una cola de caballo que le saca los colores. Con distancia se disfruta del espectáculo natural, pero para sentirlo hay que hacer la ruta senderista que llega a los pies de la cascada. De este y de otros recorridos por el parque natural informan en el centro de interpretación, como el que acerca al nacimiento del río Gándara, el principal afluente del Asón, que hace su aparición de un modo más humilde. Para ver las aguas en sus primeros pasos nos asomaremos al mirador de las cascadas, que, a 300 metros de altura, vuela sobre el espectacular paisaje de montañas y prados de un verde intenso del valle de Soba.
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Montañas como Peña de la Busta, Picón Blanco y, sobre todo, la gran pirámide del Pico San Vicente escoltan por la izquierda la carretera que lleva a la cueva de Covalanas, Patrimonio de la Unesco, un valioso conjunto rupestre que se remonta 20.000-25.000 años atrás.
En Cantabria hay más de 6.000 cavidades y la que queda más próxima es la de Cullalvera, en pleno casco urbano de Ramales, que sorprende por su imponente boca. Si desde aquí tomamos la ca-261 que sale a la izquierda, alcanzaremos los pueblos de Valle y Riva y después a Arredondo. Todos ellos con gran número de palacios, casonas y casas de indianos.
Regresamos a Ramales para continuar hacia Rasines y caminar por el bonito sendero del Parque Paleolítico de la Cueva del Valle. Entre sus rocas calizas manan las aguas del río Silencio y descubrimos un mamut, en realidad la reproducción de uno de estos animales prehistóricos que merodeaban hace miles de años por esta cueva habitada hace al menos 15 milenios.
Siguiendo el discurrir del río llegamos a Ampuero para visitar el santuario de la Bien Aparecida, patrona de Cantabria, y, de paso, deleitarnos con la panorámica del valle.
El Asón se aproxima al mar y antes de desembocar se convierte en una ría, la de Limpias, en cuya orilla descansa la villa marinera que le da nombre. A su larga historia marítima, gracias al puerto del Ribero, y a la milagrosa imagen del Santo Cristo de la Agonía, que encontramos en la iglesia de San Pedro, se suma el bello paisaje de marisma en el que está enclavada. Un buen observatorio para contemplar a las aves que merodean por este espacio que forma parte de la Reserva Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel. La ría de Treto toma el testigo y lleva las aguas del Asón hasta la bahía de Santoña, dejando a un lado la playa de La Salvé de Laredo y, enfrente, el monte Buciero. Dos buenas pistas para alargar la escapada más allá.
No dejes de...
Descender en canoa por el río Asón. Una actividad divertida y emocionante para disfrutar del agua y del entorno natural del valle desde otra perspectiva. Hay tramos adaptados a todos los niveles, unos más tranquilos y otros con rápidos y saltos para momentos de adrenalina. Empresas de turismo activo ofrecen estos descensos (a partir de 25 €) desde Udalla, Ampuero o Cubillas, como Canoasón (canoason.es), Alto Asón (altoasonaventura.com) o Nor3 (nor3.com). También esta y otras actividades, como espeleología o escalada, con Alto Miera (centroactividadesaltomiera.com).
Guía práctica
Guía práctica