HONFLEUR
Mucho encanto tiene esta ciudad portuaria cuyo puerto viejo nos traslada a la Normandía marinera de siglos pasados. Muchos pintores, siguiendo la estela de Eugéne Bodin, que nació en Honfleur, plasman en sus cuadros las vistas del muelle y de sus hermosas casas de color reflejadas en el agua cuando el sol ilumina sus fachadas. Dos son las visitas más recomendables de la villa: el Museo de la Marina, una antigua prisión que exhibe recuerdos del pasado naval de la ciudad, y la iglesia de Santa Catalina, un hermoso templo de madera levantado en el siglo XVI por los trabajadores de los astilleros.
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BLOIS
En una ruta por los castillos del Loira no puede faltar el de esta pequeña ciudad con un casco antiguo de animadas y estrechas callejuelas, plazas adoquinadas y mucho arte, que tiene como centro la catedral de Saint-Louis y la iglesia de San Nicolás. Su impresionante fortaleza, situada en un promontorio rocoso desde el que se domina el discurrir del río, fue nada menos que residencia de los reyes de Francia y de la Corte en el siglo XVI.
ALBI
A la capital del departamento de Tarn, a orillas del río del mismo nombre, se la conoce como la Ciudad Rosada por su arquitectura de ladrillo rojo. Patrimonio de la Humanidad, su historia está vinculada a los templarios y a Toulouse-Lautrec, pues fue en esta ciudad donde nació el famoso pintor, cuyo museo se encuentra ubicado en uno de los dos monumentos más importantes de la ciudad episcopal, el palacio de la Berbie. Junto a este poderoso castillo, el otro imprescindible es la catedral-fortaleza de Sainte-Cécile, obra maestra del gótico.
ANNECY
En los Alpes franceses, muy cerca de la frontera con Suiza e Italia y a orillas del lago del mismo nombre queda otra de las ciudades más bonitas de Francia, la llaman la Venecia de Saboya, por los canales que surcan su casco histórico. Aunque es de las que no suenan tanto entre los viajeros españoles, sorprenden de ella sus calles medievales, pasadizos y pasajes, el Palacio de la Isla, que fue prisión y regala su foto más típica, el castillo sobre el monte Semnoz, la catedral de San Pedro y el paseo junto al lago, custodiados por las montañas alpinas que se reflejan en sus aguas invitan a disfrutar de la naturaleza en este coquete burgo.
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NANCY
El estilo Art Noveau, que imita la naturaleza, se ha apoderado de esta bonita ciudad del este de Francia rica en patrimonio arquitectónico e histórico, y tiene uno de sus testimonios en la plaza Stanislas, una de las más bellas de Europa. El triángulo que forma junto a las de la Carrière y la de Alliance ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad. Monumentales son el edificio del ayuntamiento, la Ópera o el Museo de Bellas Artes y un paseo merecen las calles St. Jean y St. Georges y las casas modernistas de Le Parc de Saurupt que nos recuerdan a Gaudí.
PROVINS
A 90 kilómetros al norte de París, en la región de Isla de Francia, descubrimos esta otra preciosa ciudad medieval que fue la capital del condado de Champagne. Una maravilla arquitectónica cuyo corazón histórico está rodeado de murallas y decorada con bonitas mansiones, plazas como la del Châtel o bellos monumentos como la torre César. La Unesco la ha incluido en su lista del Patrimonio Mundial.
ANGERS
Solo por ver el Tapiz del Apocalipsis en su castillo ya merecería la pena una parada en la antigua capital del Anjou, pero esta ciudad Patrimonio de la Humanidad es un museo al aire libre lleno de vida. Como ciudad real guarda una impresionante fortaleza asomada al Maine, el río que, unos kilómetros más abajo, une sus aguas a las del Loira. Al otro lado del puente levadizo arranca un paseo por su encantador casco antiguo que va descubriendo entre animadas plazas como la del Ralliement, calles peatonales, casas con entramado de madera, tiendas y anticuarios, la extraordinaria catedral de Saint-Maurice, el museo de tapices Jean Lurçat, el de Bellas Artes, un gran parque y hasta un lago.
TROYES
La razón de que esta bonita ciudad de Champagne a orillas del río Sena, en el departamento de Aube, con casas con entramado de madera, tejados de castaño y curiosos aleros sea conocida como la villa de los mil colores se lo debe a la belleza de las vidrieras de una decena de iglesias que han sido declaradas monumento histórico. Sus plazas, la catedral, sus palacios convertidos en museos –como el de arte moderno, que ocupa el palacio episcopal– o sus antiguas fábricas de ladrillo rojo embellecen aún más Troyes.
DIJON
Si por algo es conocida Borgoña es por sus vinos de renombre mundial, pero su pasado histórico le ha hecho merecedora también de un excelente patrimonio artístico y una rica gastronomía y eso se palpa (y se disfruta) en la capital de la región. No hay que perderse el palacio de los Duques, la torre de Felipe el Bueno, sus casas con entramado de madera, sus iglesias, que dibujan el paisaje urbano de Dijon y le han hecho ser apodada como «la ciudad de los cien campanarios» y, por supuesto, el fruto de sus viñedos.
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LE PUY EN VELAY
A esta ciudad de la región de Auvernia-Ródano-Alpes y capital del Alto Loira, levantada a los pies del imponente pico volcánico de Corneille, se la conoce desde la Edad Media por ser el punto de partida de la famosa Vía Podiensis, uno de los caminos que llevan hasta Santiago, de la que dista 1500 kilómetros. Como importante lugar de peregrinación, su catedral de Notre Dame y su hospital están inscritos en la lista de la Unesco. La iglesia de Saint Michel D’Aiguilhe, un insólito templo en lo alto de una colina que nos recuerda al famoso Mont Saint-Michel, y el arte del encaje son otros de sus tesoros artísticos.
LILLE
Próxima a la frontera con Bélgica, Lille es una ciudad multicultural y ecléctica que dejó atrás una reconversión industrial y ahora vive nuevos tiempos. Su centro histórico combina la majestuosidad del urbanismo francés con la arquitectura flamenca, la de Brujas o Gante, y tiene como centro la Grand Place, al estilo de la de Bruselas, y la vecina y afrancesada del Teatro. A partir de ellas se va descubriendo el viejo Lille, un conjunto de callejuelas empedradas, elegantes casas de ladrillo y pequeñas tiendas. Su monumental ciudadela con forma de estrella acoge la casa natal del militar De Gaulle, que nació en esta urbe, y la sorprendente catedral de Notre-Dame de la Treille.