Puede que el colmo de la felicidad esté en las playas infinitas de Punta Cana, a orillas de unas aguas turquesas que se cuentan entre las más hermosas del Caribe. Puede que no se quiera ir más allá, tan a gusto como se está balanceándose en una hamaca con una piña colada. En esta cadencia tropical, en este dolce far niente, muchos hallarán sentido a su viaje por República Dominicana. Para ello están los complejos de lujo de esta franja del extremo este del país con sus imbatibles paquetes de all inclusive. Estupendos hoteles en los que hallar todo cuanto se necesita.
LA ISLA MÁS SABROSONA Y ALEGRE
Sin embargo, para quienes gusten de más actividad, hay vida en este rincón más allá del tumbing paradisíaco. Mucha vida y una naturaleza prodigiosa como marco que hacen que esta isla bailonga y sabrosona registre, según un estudio, el más alto grado de alegría de toda América Latina.
RESERVA ECOLÓGICA OJOS INDÍGENAS
En Punta Cana se puede navegar en catamarán a lo largo de 50 kilómetros al paso de inmensos arenales ribeteados de cocoteros. Travesías que, muchas veces, incluyen barra libre a bordo y que, como mandan los cánones, suelen estar ambientadas por música caribeña.
A ritmo de bachata se llega a la Reserva Ecológica Ojos Indígenas, un parque protegido de 600 hectáreas con 12 lagunas cristalinas de las que toma su nombre; para los aborígenes, por su peculiar forma, se trataba de los ojos de la selva. Esta primera parada depara bosques, manantiales, manglares, plantas estrambóticas y especies nativas de fauna. Y todo atravesado por senderos señalizados para emprender caminatas, aventurarse en paseos a caballo o darse un chapuzón en agua dulce.
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PARQUE NACIONAL COTUBANAMÁ
De vuelta al barco, siguiendo el litoral hacia el sur se recala en el Parque Nacional Cotubanamá. Aquí todo está tapizado de selva tropical, tanto en el trozo de península que ocupa como en su gran joya, la Isla Saona, a la que se accede por el estrecho de Catuano. Es el arquetipo del edén. No hay mayor placer que bañarse en sus aguas de color esmeralda, que son el hogar de delfines, manatíes y tortugas marinas, para luego buscar la sombra entre las palmeras de sus playas vírgenes, donde la arena tiene la textura de la harina.
UNA CUEVA CON LEYENDA
En Isla Saona el barco atraca unas cuantas horas y se puede visitar la cueva de Cotubanamá, a unos 500 metros tierra adentro, donde cuenta la leyenda que se escondió el cacique taíno del mismo nombre. También puede uno atiborrarse a cócteles (o agua de coco, en su defecto), degustar fresquísimas langostas o soltar las caderas a golpe del merengue en los chiringuitos de la playa o en el catamarán.
ALTOS DEL CHAVÓN
Para quienes decidan alargar la navegación, aún queda otra visita: los Altos del Chavón, ya casi en La Romana. Una villa de inspiración mediterránea erigida toda ella en madera y piedra coralina y elevada sobre el río homónimo. En ella hay que pasear por sus calles empedradas, dejarse tentar en pintorescas tiendas o escudriñar sus galerías de arte. Un espacio pleno de vida, como dan cuenta su prestigiosa escuela de diseño, sus dos museos (del ámbar y arqueológico) y su soberbio anfiteatro de corte griego con capacidad para 5000 espectadores, inaugurado por Frank Sinatra y que ha visto desfilar a Sting, Elton John y Julio Iglesias, entre otras estrellas.
Un poco más allá está Casa de Campo, el centro turístico de La Romana donde impera el lujo por excelencia, con instalaciones del más alto nivel: villas exquisitas, campos de golf, canchas de tenis y polo y restaurantes de calidad. Todo ello en un entorno privilegiado con exuberantes playas, como la de Minitas. Y para acabar hay que darse un homenaje gastronómico en la encantadora Marina, inspirada en la costa mediterránea, donde se puede cenar bajo las estrellas frente a fabulosos yates.
MUY PRÁCTICO
CÓMO LLEGAR
Desde Madrid, hay vuelos directos con Edreams a Punta Cana desde 330 € (ida y vuelta), que está a dos horas en coche de Santo Domingo, también conectadas con compañías aéreas locales. Una vez en el destino, los hoteles ofrecen excursiones y actividades para descubrir el entorno, también alquiler de coches o motos para moverse por la zona. Otra alternativa muy divertida son los conchos o motoconchos, coches y motos que funcionan como taxis y cuyo precio puede regatearse.
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TODO INCLUIDO
En Punta Cana se han instalado las cadenas hoteleras más grandes del mundo. Por su ubicación, su variada oferta gastronómica, su servicio inmejorable y sus programas de animación, muy recomendables son los 7 establecimientos que Bahía Príncipe tiene en la zona, dos de ellos, Bahía Príncipe Luxury Ambar y Bahía Príncipe Grand Aquamarine, exclusivamente para adultos, y otros, como Bahía Príncipe Fantasía Punta Cana, más pensados para familias (bahia-principe.com).
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