CAÑÓN RIO VERO (HUESCA)
Junto a la localidad medieval de Alquézar, en plena comarca del Somontano, el río Vero ha creado un formidable cañón por el que se puede caminar gracias a unas pasarelas. En verano, y con neopreno, es posible descender por los toboganes creados en la roca caliza y sumergirse en piscinas de agua esmeralda o practicar barranquismo y otros deportes de aventura con empresas como Avalancha (avalancha.org) o Buenaventura (alquezarbuenaventura.com). Si optamos por caminar, hay una ruta circular de 3 kilómetros que parte desde la población y recorre el desfiladero por pasarelas metálicas ancladas a las paredes, tan sencilla como espectacular (pasarelasdealquezar.com).
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DESFILADERO DE LA YECLA, BURGOS
El Cauce es un arroyo humilde, pero sus aguas son poderosas, porque han ido abriéndose paso por este espectacular desfiladero muy cerca de Santo Domingo de Silos en la provincia de Burgos. Eso sí, han tenido que pasar millones de años. Varios puentes y una pasarela colgante permiten recorrer a pie sus 600 metros de longitud entre el estrépito de las aguas y paredes que, en algunos tramos, apenas superan los 2 metros de ancho. Desde el monasterio queda a unos 3 kilómetros, tomando dirección Caleruega.
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CAÑÓN DE LOS ALMADENES
Antes de unirse al Segura, el río Mundo discurre por este asombroso desfiladero que las aguas han ido modelando a su antojo. Adentrarse en este paraje erosionado espectacular implica caminar por pasarelas ancladas a las propias paredes del cañón. Más allá y después de haber recorrido unos cuantos kilómetros en la provincia de Albacete, el río forma una de las cascadas más bellas de España.
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DESFILADERO DE LOS CAHORROS, GRANADA
Muy cerquita de la ciudad de Granada, en Monachil, el río del mismo nombre se abre paso por este desfiladero de roca caliza que hace las delicias de escaladores y senderistas. La ruta es circular y sencilla (9 kilómetros), ideal para hacer en familia descubriendo en el camino los puentes colgantes que lo atraviesan –uno de ellos de 63 metros de largo–, saltos de agua y hasta una cueva. Se puede iniciar en el mismo pueblo o desde la Era de los Portachuelos, por la carretera de El Purche.
FOCES DE LUMBIER Y ARBAYÚN, NAVARRA
En Navarra, a las gargantas excavadas por los ríos en las rocas se las llama foces y dos de las más espectaculares son las labradas por los ríos Irati y Salazar en las apretadas calizas de las estribaciones de la sierra de Leyre. Separadas entre sí por apenas una decena de kilómetros y repletas de belleza natural y biodiversidad, en sus cantiles han encontrado su lugar numerosas colonias de aves. La de Lumbier que sirve de paso a los peregrinos que atraviesan el Camino de Santiago Aragonés, sigue el antiguo trazado del ferrocarrol de Irati, entre Pamplona y Sangüesa. La de Arbayún (en la imagen) tiene 6 kilómetros de longitud y casi 400 metros de profundidad y tiene su mejor panorámica desde el mirador situado en el Alto de Iso.
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DESFILADERO DEL RÍO BOROSA, JAÉN
Las pequeñas cascadas por las que se despeñan las aguas del río Borosa son uno de los paisajes más bellos del Parque Natural de Cazorla. Para llegar hasta ellas hay que tomar como referencia la Torre del Vinagre, el principal centro de información de este espacio protegido. En la carretera que une el embalse de El Tranco con Arroyo Frío, un sendero de 4 kilómetros por pasarelas de madera ancladas a la roca que parte de la piscifactoría recorre la sinuosa garganta que ha tallado el río.
DESFILADERO DE LOS GAITANES, MÁLAGA
Entre Álora, Antequera y Ardales, las aguas del río Guadalhorce han ido excavando este angosto cañón que salva el Caminito del Rey. El histórico camino, trazado a principios del siglo XX para llegar a una de las principales centrales hidroeléctricas del país, discurre hoy por pasarelas colgantes a 100 metros de altura y, en ciertos tramos, con no más de un metro de ancho. La caminata de 7,7 kilómetros, una experiencia única en estos impresionantes paisajes, tiene como punto de partida la localidad de Ardales y se hace con reserva (caminitodelrey.info).
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CAÑÓN DEL RÍO LOBOS, SORIA
Muy cerquita de El Burgo de Osma, el río Lobos ha ido tallando con paciencia infinita un paisaje espectacular entre la localidad de Hontoria del Pinar y su desembocadura en el río Ucero. Entre ambos puntos median casi 25 kilómetros de riscos rojizos, cantiles que en algunos lugares superan los 100 metros de altura, infinidad de covachas y todo un repertorio de caprichosas formas con las que la naturaleza acostumbra a decorar sus rincones de piedra caliza. La visita a este entorno comienza en Ucero, donde se encuentra el centro de interpretación, después, un camino sencillo lleva desde el aparcamiento de Valdecea hasta el rincón más bonito del cañón, donde se abre la boca de la Cueva Grande y los templarios levantaron en el siglo XII una ermita románica dedicada a san Bartolomé.
DESFILADERO DE MONT-REBEI, LLEIDA
Lleida y Huesca están separadas por un emocionante desfiladero a las puertas del Pirineo, el que las aguas del Noguera Ribagorzana han ido labrando a 500 metros de profundidad desde hace millones de años. Estamos en el macizo del Montsec y adentrarse en este congost obliga a caminar por una estrecha senda de herradura excavada en la roca entre paredes que apenas distan 20 metros en algunos puntos. El camino es sencillo, comienza en el área de La Masieta, a 7 kilómetros del pueblo de Puente de Montañana, y tras bordear el embalse de Canelles y atravesar un puente colgante metálico, recorre en poco más de una hora (ida) la parte más escarpada del cañón. Si se quieren más retos, un par de kilómetros más allá están las escalofriantes pasarelas de Montfalcó.
DESFILADERO DEL CARES, ASTURIAS
En el corazón de los Picos de Europa y en lo más profundo del valle de Valdeón, la estrecha y abrupta garganta por la que discurren las aguas del río Cares, separa dos de sus impresionantes macizos. Son 12 kilómetros de desfiladero que discurren entre la localidad de Poncebos, en el lado asturiano, y la minúscula de Caín, en el leonés, y por los que se puede caminar mientras se disfruta de unas vistas de vértigo, cornisas talladas en la roca y puentes tendidos entre sus paredes. Con estos ingredientes se entiende que sea una de las excursiones más atractivas de la parte leonesa del parque nacional.
DESFILADERO DE LA HERMIDA
Solo el río Deva y la sinuosa carretera N-621 se cuelan por esta garganta de paredes apretadas que se extiende a lo largo de 20 kilómetros y enlaza la costa de Cantabria, a la altura de Unquera, con Lebeña y Potes, capital del valle de Liébana y puerta de entrada a los Picos de Europa. A lo largo de este escarpado desfiladero, flanqueado por rocas que llegan a alcanzar los 600 metros de altura, se puede disfrutar de varios miradores situados a ambos lados del camino, entre ellos el más espectacular de todos, el de Santa Catalina. Para los más atrevidos hay una vía ferrata trazada por él; y para todos, imprescindible la visita a la iglesia prerrománica de Santa María de Lebeña.
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DESFILADERO DE LAS XANAS, ASTURIAS
El «mini Cares» llaman a este paseo de 5 kilómetros que nació para comunicar pueblos de los municipios de Santo Adriano, Quirós y Proaza, pero que quedó en vía muerta. Hoy es un delicioso sendero para pasear por el espectacular cañón que el arroyo de Viescas o de Las Xanas, su nombre más mitológico, ha abierto entre las moles calizas. A lo largo del recorrido se disfruta de túneles esculpidos en las rocas, grandes pendientes, pero además manantiales naturales y espectaculares bosques. Y lo mejor: es apto para todos los públicos.