La historia nunca trató como se merecía a este rey erudito, tan apasionado por la astronomía como por las letras, las leyes y cualquier otro saber que, a su entender, necesitaba dominar un buen regente. Si en vida se ganó la enemistad de los nobles y el clero por haberles menguado privilegios, hoy vuelven a criticarle quienes se empeñan en juzgar su legado centralizador con los ojos del siglo XXI y no con los del XIII. El Centenario, además de reconocer la figura de Alfonso X el Sabio, promete convertirse en el gran evento cultural de 2022.
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Cuesta imaginar que en las universidades de su época no se estudiara la filosofía de Aristóteles o Averroes, la astronomía de Ptolomeo y el andalusí Azarquiel, la medicina de Hipócrates, Avicena o Galeno, las matemáticas de Euclides… Todo este conocimiento aterrizó en el batiburrillo de reinos de la España de la Reconquista a través de las bibliotecas de Al Ándalus. Herederas de las de Alejandría, Bagdad o Damasco, ellas sí habían traducido esta sabiduría al árabe, y del árabe se fueron volcando al latín y luego al castellano gracias al impulso de este monarca a la célebre Escuela de Traductores de Toledo.
Hasta noviembre, su ciudad natal será el epicentro del año en su honor, con rutas alrededor de su figura y el Toledo de las Tres Culturas (transitotoledo.com), cine y música medieval, jornadas gastronómicas y una agenda de actividades que podemos ir consultando en la web toledo.es/centenario-alfonso-x.
Si en febrero el Museo del Ejército acogerá un ciclo de conferencias sobre la dimensión del monarca como político, legislador y militar, el 10 de marzo se inaugura la principal exposición de la efeméride: Alfonso X: el legado de un rey precursor. Podrá verse, hasta junio, en el Museo de Santa Cruz, con cerca de 200 piezas de arte procedentes de Patrimonio Nacional, La Alhambra, la catedral de Santiago, el Museo del Prado o las bibliotecas nacionales de España, Gran Bretaña y Francia.
También Madrid, Sevilla, Murcia, Jerez y otro medio centenar de ciudades y pueblos «alfonsíes» han programado homenajes a este poeta, astrónomo, historiador y jurista que, además, impulsó el desarrollo económico con la creación de la Mesta, la regulación de las cañadas reales o la unificación de pesos y medidas en sus dominios, e ideó un cuerpo de leyes –sus famosas Siete Partidas– que llegó a inspirar algunas de las constituciones de esas colonias americanas que todavía ni se imaginaban.
En Madrid, la Biblioteca Nacional (bne.es) acoge la muestra Los libros del rey Sabio, expuesta hasta el 12 de febrero. Además de brindar la ocasión de admirar los originales de sus códices alfonsíes, se estructura alrededor de los saberes que el monarca más promovió: el derecho como la ordenación del presente, la historia como la enseñanza del pasado, la ciencia para el conocimiento del futuro y el culto a la Virgen como el respaldo de la divinidad.
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Mientras en Murcia (alfonsoxcentenario.com) acaba de estrenarse el documental Alfonso X El Sabio: El Rey que imaginó Murcia, y su Museo de la Ciudad está realizando visitas guiadas en torno al monarca que incorporó la región a la Corona de Castilla, en Sevilla no se quedan atrás (cabildo-alfonso-x-el-sabio-sevilla.com). A la espera del guiño a su figura durante las Noches en los Jardines del Alcázar y la exposición, también en verano, en conmemoración a los 800 años de su nacimiento, en febrero y marzo hay previsto un ciclo de conferencias sobre su vida y su obra, y entre marzo y abril el Festival de Música Antigua de Sevilla se rendirá a este adelantado a su tiempo que, sin reino y casi sin amigos, acabó sus días en la capital del Guadalquivir.